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Santos atrevidos

Gonzalo Osés
Gonzalo Oséshttp://www.gonzalooses.es
Soy abre puertas, se me da bien conectar necesidades con soluciones. Me rijo por tres frases: la de mi madre “la vergüenza pasa y el provecho queda en casa”; la de mi padre, “la persona más feliz es la que menos necesidades tiene”; y la mía, “para crear valor hay que tener valor”. En plan profesional, soy FEO (Facilito Estrategias Operativas), cofundador de Xaudable, conecto innovación con el mercado, mentor y docente en @eoi y @SEK_lab. Emprendedor con mi startup de comida rápida saludable. Autor libro “abre puertas, cómo vender a empresas”. Miembro de @Covidwarriors. En otras décadas organicé en IFEMA la feria Casa Pasarela y fui gerente de un concesionario oficial en Madrid de motos Honda. Licenciado en Dirección y Administración de empresas por CEU San Pablo, diplomado en diseño industrial por IED (Instituto Europeo Di Design), master de comunicación aplicada en Instituto HUNE.
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análisis

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El lunes me despertaba con decenas de felicitaciones por mi cumpleaños en el Facebook, se me había olvidado que hace un año cambié mi fecha de cumple real al 28 de diciembre, día que se conmemora la matanza de niños menores de dos años que supuestamente ordenó Herodes para encontrar al Mesías al darse cuenta de que había sido engañado por los sabios. Tela con las celebraciones cristianas.

Hace un año, en un post de mi blog, escribía sobre confiar en aquello que hagas. Jamás pensé que íbamos a hacer algo semánticamente muy semejante, ¡confinarnos! Los momentos tienen el valor que les atribuimos, ni más ni menos; cada persona decide cómo le afectan las cosas que ocurren a su alrededor, ya sea en forma de alegría o de tristeza. La clave es elegir aquella con la que estés en paz contigo mismo.

Por ejemplo, yo, estas navidades, estoy viviendo lo que significa estar alejado de mis padres e intento consolarme viéndoles a diario por una videollamada, pero aún me siento afortunado porque tengo amigos que, desde hace unos meses, ya no pueden hablar con sus padres ni con sus madres (os mando un abrazo desde aquí).

Algunos de esos amigos estaban entre las 150 personas a las que les pedí que me ayudaran a escribir mi anterior columna con un calificativo de su elección. Cada uno de ellos cuenta, no hay mejores ni peores, ni los que más se repiten tienen que ser los más valorados o valiosos. No, los dos siglos de la acumulación, de más en vez de menos, están llegando a su fin. ¿De qué nos ha servido duplicar bienes materiales que no podemos disfrutar en tanto que no podemos desdoblarnos (al menos de momento)?

A demasiada gente le sirve acumular riqueza sin importar lo demás. Me bastó con leer en este diario la noticia de que las farmacéuticas han invertido dos mil millones de dólares en comisiones destinadas a los médicos de Estados Unidos para comprender por qué ningún responsable de la sanidad pública se ha atrevido a analizar unas cápsulas que no solo han salvado vidas, sino que a mí personalmente me han quitado las secuelas de la covid19.

¿Qué problema tienen estas cápsulas? Pues que no provienen de una farmacéutica, sino de una ​startup​ de un padre empresario y el genio de su hijo, biólogo, que han estado desarrollando durante cinco años el estudio científico de una planta natural cuya efectividad está ya demostrada para otra enfermedad, el cáncer. En dos años, llevan 81 tumores eliminados.

Resulta curioso que la comisaria europea de la competencia, Margrethe Vestarger, tenga en el punto de mira a los GAFAN (Google, Apple, Facebook, Amazon y Netflix), pero no al monopolio de las farmacéuticas. ¿A quién le va la vida en ello?

Hablando de Europa, El Confidencial publicaba el mismo lunes, una excelente entrevista a Clement Beaune, el ministro francés de Asuntos Europeos, donde declaraba que se niega a vivir en una Europa de museo y se mojaba al hablar de la rica relación fraco-alemana desde las diferencias. La cual es un buen ejemplo para que este 2021 utilicemos nuestras diferencias, tanto en lo personal, como lo profesional y lo político, como palanca para crear esa Europa que somos.

En 2020 hemos sido inocentes y cada día pareció una inocentada de mal gusto, parecida a la salvajada que en teoría perpetró Herodes. En nuestra mano está ahora atrevernos a ser, a plasmar nuestras intuiciones, eso que los coach llaman convertir sueños en realidades, en startups​, es decir, en grupos de personas que proponen una metodología que soluciona algo mientras encuentran su modelo de negocio.

Empiezo el 2021 siendo optimista, con una ​startup​ de comida para eventos y oficinas en una coyuntura en la que no hay eventos ni casi empleados en las oficinas, pero donde, curiosamente, sí que nos estamos encontrando con clientes que nos eligen cuando mi socio y yo nunca nos planteamos que podían ser nuestro target.

¿Y por qué no? Todo es posible, así que, una sugerencia: salte del mantra de “si no lo hacen los demás, no me lo planteo”. Porque ese fue uno de los orígenes de los GAFAN. ¿Vas a luchar para que añadamos tu inicial a este acrónimo de aquí a 2023?

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