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Santander perdió casi un 70% de su valor mientras se gastó 255 millones en el avión de Ana Patricia Botín

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Los resultados de la gestión de Ana Patricia Botín desde que accedió a la presidencia del Santander son absolutamente nefastos, sobre todo en España. Cuando se produjo la sucesión tras la inesperada muerte de Emilio Botín, el Financial Times criticó duramente el nombramiento de la señora Botín como presidenta porque las dinastías en la banca eran cosa del pasado.

Hay datos que son escalofriantes y que tienen muy preocupados a los accionistas minoritarios, aquellos que tienen sus títulos como un sistema de ahorro y no para especular.

Desde que Ana Patricia Botín es presidenta del Santander el banco ha perdido un 72,06% de su valor en bolsa. El día 10 de septiembre de 2014, fecha oficial del repentino fallecimiento de Emilio Botín, la entidad cotizaba en Madrid a 7,225 euros por acción. Ayer cerró en 2,18. Hay que recordar lo que un accionista minoritario le dijo en la última Junta a la presidenta: «Ana, si el banco va tan bien, ¿por qué está tan baja la acción?».

Desde el punto de vista de los beneficios que está dando el banco, sorprende cómo el peso de los mismos se está trasladando a las filiales en América, principalmente en Brasil, disminuyendo los mismos en Europa, sobre todo en España y Reino Unido. José Antonio Álvarez, consejero delegado, ya afirmó en 2018 en el Congreso de los Diputados que el Santander llevaba 4 años sin ganar dinero en España, es decir, justo cuando llegó a la presidencia Ana Patricia Botín. Por otro lado, hay que recordar que el FMI calificó al Santander como de «peligro sistémico» por su alta exposición en países fuera de su entorno de influencia natural.

Estos datos contrastan con el gasto que el Santander está haciendo con el avión de Ana Patricia Botín, una aeronave que también es utilizada por los altos directivos de la entidad. Según ha publicado Merca2, el coste es de 255 millones de euros desde que la actual presidenta ocupa el cargo. En concreto, en 2019 el Santander se gastó 60 millones de euros, una cantidad que aparece reflejada en las cuentas del banco.

El modelo que utiliza Ana Patricia Botín es un Bombardier Global 6.000, tiene un coste por hora de vuelo de 1.900 euros, a lo que hay que sumar los costes de estacionamiento del mismo. Con esas cifras, un viaje de Ana Patricia Botín a Nueva York le cuesta al banco 24.700 euros, sólo en horas de vuelo. A eso hay que sumarle otros costes como el aparcamiento del avión, las distintas tasas (aeroportuarias, tráfico aéreo), los costes de la tripulación o las tasas de seguridad del pasajero, entre otras.

El hecho de que el Santander se gaste 255 millones de euros en el avión de la presidenta contrasta con el hecho de que desde que Ana Patricia Botín preside el banco se ha despedido, por ejemplo, a 5.610 trabajadores, con las irregularidades éticas y la crueldad con la que se han efectuado dichos despidos.

Hay que recordar cómo, en muchos casos, la voluntariedad no ha sido tal, sino que, como confirmaron los propios trabajadores a Diario16, personas que el banco quería que salieran fueron empujadas a firmar dicha adhesión «voluntaria» cuando, en realidad, no tenían intención de dejar sus puestos de trabajo. Así se lo expresó un trabajador a la propia Ana Patricia Botín en un correo electrónico al que tuvo acceso este medio:

«Buenos días, Sra. Ana. Lamentablemente en este proceso de reestructuración de la plantilla, donde tenemos en ejecución un ERE firmado y aprobado hace unos meses con los sindicatos, nos vemos gran parte de la plantilla forzados bajo presión de la pérdida económica de la voluntariedad a salir forzados de la entidad. Hoy me comunicaron que no cuento para la entidad por lo que me invitan a salir “voluntariamente”. Es penoso que, teniendo cientos de solicitudes de compañeros que quieren salir de forma voluntaria, se invite a otros a salir».

Otra irregularidad ética, que roza la presunta ilegalidad, es el modo en que se comunicó a estas personas que iban a salir del Santander. Una ex trabajadora nos lo explicó de manera muy clara: «Acabo de firmar mi salida en el ERE después de la invitación formal de la empresa a través de reunión “informativa” con recursos humanos donde se me informa de la indemnización si firmo voluntaria y de la cantidad inferior si finalmente se produjera la salida forzosa. Esto me ha pasado después de 14 años en la empresa (procedo de Popular), desde 2011 como directora de oficina, y tras haber solicitado en abril del presente año reducción de jornada al incorporarme de baja de maternidad de mi segundo hijo ante la imposibilidad de conciliar sin esta medida».

Ese concepto de «reunión informativa» no es más que un eufemismo para evitar que el empleado o la empleada requirieran la presencia de un representante legal de los trabajadores a esa reunión para asesorar ante lo que el departamento de Recursos Humanos pudiera ofrecer. Esto es algo que un representante sindical ha confirmó a Diario16: «No permitieron la presencia de miembros de los comités de empresa en las reuniones que se mantuvieron con los trabajadores y trabajadoras porque se trataba de “reuniones informativas”». Esto es algo que ya fue denunciado por los sindicatos en el ERE de los Servicios Centrales tras la adquisición del Popular por un euro.

Por otro lado, una de las excusas que dio el Santander para no contratar a Andrea Orcel fue que el coste de la contratación era muy alto. Sin embargo, no hay problema en gastarse decenas de millones de euros en el mantenimiento del avión de Ana Patricia Botín.

Accionistas minoritarios del Santander muestran su sorpresa a Diario16 sobre la situación del banco y se encuentran sorprendidos por la actitud pasiva de los grandes accionistas ante esta situación. Un minoritario mostraba su preocupación y su perplejidad a Diario16: «Están perdiendo miles de millones de euros y no son capaces de dar un golpe de mano para cambiar al actual Consejo de Administración. En cualquier empresa que hubiera perdido más de un 70% de su valor en apenas 5 años, los principales accionistas ya habrían provocado un cambio radical en la gestión de la sociedad. ¿Por qué en el Santander no ocurre así? ¿Por qué los grandes accionistas no se mueven de una vez?».

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