A veces es necesario desempolvar y sacar del baúl del olvido viejas banderas de guerra. Allá por el año 1990 se constituyó la Coordinadora “Salvemos Doñana”, en la que se sumaron 150 grupos de todo el país frente a la urbanización salvaje de la costa onubense, que llegó a convocar a 10.000 personas a las puertas del Parque Nacional el 18 de marzo de ese año y que consiguió parar el proyecto de construcción ‘Costa Doñana’ en las dunas del Asperillo.

Hoy ese espíritu de la plataforma Salvemos Doñana tiene que volver a estar más vivo que nunca ya que de nuevo tratan de atentar contra unos de los bienes más preciados de Andalucía, esa joya de la biodiversidad, ese paraíso terrenal llamado Doñana.

Y los enemigos ante los que debemos volver a sacar los estandartes de guerra son los de siempre: el dinero y la especulación. En este caso Gas Natural Fenosa y su proyecto de utilizar el subsuelo del Parque Nacional para el almacenamiento y transporte de gas natural, poniendo en riesgo los ecosistemas de la zona y vulnerando la normativa vigente, es el enemigo a batir. Una empresa protegida y avalada por expolíticos metidos a empresarios que, usando las puertas giratorias, devuelven “favores” y utilizan influencias para que lo que es público y de todos sirva de enriquecimiento de unos pocos.

el que avala todo el proceso de convertir Doñana en un almacén de gas natural es Felipe González

En este caso el que avala todo el proceso de convertir Doñana en un almacén de gas natural es Felipe González, primero en el Consejo de Participación del Parque Nacional de Doñana y después como miembro del Consejo de Administración de Gas Natural Fenosa. Y es que de nuevo la puertas giratorias son el motivo de otro caso flagrante de despreciar el bien común, de saltarse a la torera la salud y el bienestar de las personas y todo por rendir pleitesía al poderoso caballero. Estas puertas giratorias a las que  entre todos (a través de la movilización social y de la denuncia) hay que quitarles las bisagras para que nunca más se puedan abrir. En este caso las bisagras de esas puertas giratorias han sido los dos grandes partidos que se han ido sucediendo en el poder de este país y que poco a poco han ido vendiendo a unos pocos lo que es de todos.

Doñana no se vende. Doñana no puede convertirse en ese cortijo desde donde los presidentes del gobierno ven los debates a los que no acuden, ese lugar donde vienen de vacaciones con grandes dignatarios mundiales y que ahora quieren convertir en un almacén de gas, con el silencio cómplice de todas las administraciones. Los onubenses estamos hartos de que nuestra tierra sea un vertedero de “cosas malas”, que usen nuestro suelo para almacenar residuos tóxicos como ocurre en Nerva o donde se acumule, a escasos metros de la ciudad, una balsa de residuos radioactivos, como los fosfoyesos de Fertiberia, otro caso flagrante de puertas giratorias, esta vez siendo protagonista la ministra de Medio Ambiente, la señora Tejerina.

Los políticos de nuestra provincia, desgraciadamente, han dejado que Huelva se venda al mejor postor. Porque lo que no es normal es que tenga que ser la Comisión Europea la tenga que venir a proteger lo que nuestros gobiernos central y autonómico no son capaces de proteger.

Nuestro representantes duermen… Y mientras, en Doñana, nos la van “colar por un tubo”.

Así que si nuestros representantes duermen gritemos para que despierten, seamos nosotros, la ciudadanía, el motor de cambio y a través de las movilizaciones tratemos de parar este proyecto que puede acabar con este paraíso cargado no solo de un valor medioambiental, sino de valores sentimentales muy arraigados en los onubenses y los andaluces como es el fervor y el sentimiento de hermandad que cada año se produce en torno a la Virgen del Rocío. Señora Fátima Báñez ahora es el momento de defender lo nuestro.

En definitiva, termino como empezaba este escrito. Es el momento de sacar las viejas banderas de guerra, porque la lucha no ha terminado y si queremos conservar nuestro patrimonio medioambiental y mirar hacia el futuro debemos impedir que este proyecto de gas natural se lleve a cabo y además mirar hacia adelante y apostar por un modelo de futuro con criterios de sostenibilidad para la zona.

Por eso hoy más que nunca desempolvemos la bandera de #SalvemosDoñana.

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