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¿Sabes si tienes blefaritis?

Antonio González Aguayo
Antonio González Aguayo
Licenciado en Historia, Escenografía teatral y con estudios de periodismo. Escribo en diferentes medios digitales.
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análisis

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La blefaritis es un problema ocular producido por diferentes causas y que genera una hinchazón permanente en los párpados. Dicha afección puede ser dolorosa, con enrojecimiento permanente e incluso una excesiva producción de legaña. Además, su aparición está íntimamente relacionada con el síndrome del ojo seco.

Recientes investigaciones han constatado que la blefaritis afecta a gran parte de la población de avanzada edad. Aunque en personas jóvenes, dicha dolencia suele aparecer con bastante frecuencia. Según los especialistas, si no se trata convenientemente la inflamación de los párpados puede originar problemas mayores. Es por ello que se recomienda acudir al oftalmólogo si el paciente nota algunos síntomas claros de este problema. Caso por ejemplo, de enrojecimiento y ardor en los ojos, costras o escamas en la base de las pestañas, sensación de lagrimeo, arenilla y picor.

Identificar el tipo de blefaritis es importante para el oftalmólogo puesto que el tratamiento puede variar ligeramente, así como la frecuencia y gravedad de las posibles complicaciones. Aunque no se conocen del todo las causas subyacentes, este trastorno puede estar asociado a infecciones oculares o ciertos tipos de enfermedades cutáneas, como la rosácea o la dermatitis seborreica.

Así tenemos la blefaritis anterior, que se presenta en la zona externa del borde palpebral (en la zona de las pestañas) y tiene como causa la infección bacteriana (a veces vírica) y ciertos tipos de afecciones cutáneas, como la rosácea o la dermatitis seborreica. En casos muy graves puede alterar la función del parpadeo. Se clasifica a su vez en la blefaritis estafilicocócica, la blefaritis seborreica y la blefaritis mixta.

La blefaritis estafilocócica es distinta a las demás, ya que tiene como principal síntoma la aparición de escamas duras, generalmente secas, sobre la base de las pestañas (collaretes). Además de esto, se caracteriza por el aumento de sangre en el reborde palpebral (hiperemia), algo que aparece seguido de una inflamación y un enrojecimiento de los párpados. Es común que las personas afectadas por esta dolencia pierdan parte de las pestañas, aunque lo más normal es que vuelvan a crecer con total naturalidad tras el tratamiento.

La blefaritis seborreica es una inflamación del párpado que sucede por la acumulación excesiva de grasa en el borde de palpebral. Produce picor y enrojecimiento por la acumulación de lípidos en la zona lagrimal. En general, su aparición se asocia a la dermatitis del cuero cabelludo o a problemas cutáneos. La blefaritis mixta es la aparición simultánea de las dos anteriores y puede aparecer en distintos grados. Suele ocurrir que la saturación de secreciones producida por la blefaritis posterior favorece a su vez la contaminación bacteriana.

Por su parte, la blefaritis posterior aparece cuando se inflama el interior del borde palpebral. Su origen es glandular, ya que surge cuando las glándulas de Meibomio funcionan mal (ya sea por obstrucción, por inflamación o por producción excesiva de grasa). Esta Meibomitis puede generar orzuelos o chalaziones.

Entre las principales causas de la blefaritis se hallan factores externos como la exposición excesiva a ambientes cargados con humo, polvo, etc. e internos, como la fatiga ocular e incluso ciertos tipos de malnutrición. Además, la naturaleza de la piel es especialmente importante ya que se ha comprobado que los individuos de piel delicada y fina parecen contraerla más fácilmente. Por otro lado, el abuso de las lentes de contacto también puede fomentar su aparición.

Existen diferentes tratamientos contra la blefaritis. Los tradicionales y básicos son la limpieza de párpados y un mantenimiento higiénico a largo plazo, y los tópicos basados en antibióticos. Si la causa de la blefaritis es debida a la alteración de las glándulas de meibomio, el tratamiento suele ir dirigido a procedimientos que ayuden a drenar el componente lipídico de las mismas. Pueden variar desde la aplicación de calor local seco a nuevos métodos como el tratamiento de luz pulsada de intensidad alta (IPL). Este último es un procedimiento indoloro y no quirúrgico, y presenta una mejora inmediata de los síntomas.

Si el paciente presenta un brote agudo de blefaritis, debe acudir al especialista para que le prescriba el tratamiento adecuado. Suele recetarse antiinflamatorios, gotas oftálmicas y suplementos alimenticios.

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