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Ruina

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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De la cueva oscura que parece la boca de un gigante, surge, desde lejos, primero un runrún que conforme te vas acercando se convierte en un enorme ruido que al acercarte más deja ver una gran corriente de agua que circula en un canal natural escavado por el agua en la roca. La cueva está en mitad de la subida a una loma que miles de años atrás expulsaba lava. Encajonado entre la roca, el enorme caudal serpentea por la ladera en busca del valle. En su deambular, va dejando pequeñas cascadas llenas de musgo, de las que se desprende agua nebulizada que desde el fondo del valle parece una eterna niebla. En uno de los últimos saltos de agua, Llya, un apañado ruso que llegó al valle cuando sólo había campesinos, construyó con sus manos una atarjea que lleva el agua directamente contra las aspas de un molino que mueve la muela.

El molino de Llya ha estado funcionando durante los últimos cuarenta años, con gran aprecio por parte de los vecinos del valle que antes de su construcción, debían recorrer más de treinta kilómetros con el carro y los bueyes para ir a moler al hasta entonces, más cercano. Llya pese a ser un hombre de tez intimidante, si tuvo algún rechazo inicial por porte de la población autóctona, no duró mucho, quizá porque desde el primer momento se dedicó a un oficio que nadie más tenía, quizá por su carácter afable y su siempre disposición a ayudar a los demás.

Hace como un lustro, llegó a la zona una cuadrilla de personajes ataviados con botas de goma, cascos con luces y unos monos de color naranja que daban el cante. Dijeron que venían a explorar la cueva. Ninguno de los vecinos se había adentrado jamás más allá de los cien o ciento cincuenta metros. Ni siquiera cuando eran niños. Dentro, junto al cauce del agua horadado en la piedra, había una especie de senda que el agua había formado, fruto de las crecidas del invierno y los descensos de nivel de los largos y secos veranos. Al llegar a esos 100 metros de recorrido, un sifón interior impedía el paso. Era como si el agua manara de un pozo sin fondo de las entrañas de la tierra. Fueron los espeleólogos los que, al salir dijeron que el pozo era un sifón. La gruta continuaba una vez superada la parte sumergida, hasta llegar cinco kilómetros más adentro a un gran agujero en el techo por el que, a través de una tupida maleza y con cuerdas de escalada, lograron salir al exterior. Era a unos treinta metros del agujero, cueva adentro, donde el agua brotaba, de nuevo, de una especie de pozo sin fondo. Con la equipación que llevaban, pudieron bajar a unos veinte metros de profundidad.  Pero no fueron capaces de localizar aberturas que pudieran concluir que la cueva continuaba.

Dos años atrás, comenzó a teñirse el agua que salía de la cueva. A veces, venía llena de barro sin que hubiera habido lluvias que pudieran explicar el lodo, a veces salía blanca como la leche y otras, dejaba una película aceitosa como cuando friegas una sartén vieja. La explicación estaba casi a cuatro kilómetros de allí. Uno de los espeleólogos de antaño, estaba haciendo prospecciones para construir una embotelladora de agua mineral. Habían analizado el agua y tenía propiedades. Las gentes del valle, comenzaron una campaña contra la embotelladora primero porque les estaba arruinando las cosechas con sus deshechos y segundo porque sabían que si aquello prosperaba, la cueva se secaría y con ella, sus huertas y sus tierra más fértiles de vega.

La administración, en un principio, paralizó la obra. Dos meses más tarde, habían cambiado el logotipo del manantial por el de una de esas multinacionales que se dedican a envenenar a la gente vendiendo azúcar disuelta en agua negruzca en botellas de diseño. A partir de entonces, todo fue a peor. Primero dejaron que finalizaran las obras de la embotelladora. Resultó que ya fuera por la publicidad bombardearte y cansina de la multinacional, ya porque el agua estaba muy rica, la empresa fue todo un éxito y la embotelladora pedía más y más caudal para llenar sus envases.

Los vecinos pedían compensaciones económicas y el cierre de la planta porque el agua que surgía de la cueva, ahora secaba los sembrados y agostaba las huertas. Los métodos utilizados para el carbono que le metían a la embotelladora, dejaba residuos tóxicos en el entorno.

Una carta certificada les comunicó a cada uno de los vecinos con tierra en el valle, que les expropiaban sus tierras a precio de secano.

Para Llya, aún fue peor. Toda una vida en España, y el cariño de sus vecinos, para acabar ahora expulsado del país porque no había pedido la nacionalidad y encima no le compensaban por el molino porque siendo extranjero y en situación irregular, consideraban que la inscripción del negocio en el registro de la propiedad, era ilegal.

*****

Ruina

La indecencia, la impunidad y el hecho de sentirse intocable, hace que personajes de la calaña del presidente de Iberdrola, Juan Ignacio Sánchez Galán, que se embolsó en 2021 más de 13 millones de euros, pueda llamar tontos a más de 13 millones de personas que en este país, tienen tarifa eléctrica regulada o PVPC (precio de voluntario pequeño consumidor), sin que eso tenga consecuencias para él o para su emporio. A esta gente que tanto les gusta la dictadura y la edad media en la que no había derechos laborales ni humanos, les vendría bien el miedo surgido de la chusma erigida en tribunal justiciero que acababa en la plaza pública con antorchas y una soga.

Algunos llevamos años reclamando la nacionalización de las eléctricas, de las petroleras y de todas aquellas empresas que dan servicios de primera necesidad. Porque es la única forma de regular un mercado que se ha convertido más en una extorsión que en un servicio público. Ya sé que muchos dirán que no se puede hacer y que eso es comunismo. Pero si eres pobre y te quedan cuatro mil euros de pagar de la hipoteca de tu piso de trescientos mil, el banco sí puede sacar a subasta tu casa y dejarte en la calle, aunque ya hayas pagado la mayor parte de su valor. Entonces no es comunismo sino ley del mercado. O salvo que seas un ciudadano ruso que tiene bienes en cualquier territorio de la Unión Europea. Entonces la expropiación tampoco es comunismo si no lucha contra el eje del mal y en nombre de la democracia, la paz y la libertad aunque los más interesados en que haya guerra sean los oligarcas fascistas europeos y americanos. Leemos en eleconomista.com  que el Gobierno está pensando eliminar los 20 céntimos de subvención de los carburantes porque la subida estratosférica que le han pegado las petroleras ya se ha comido la mayor parte de la subvención. ¿Quién lo iba a pensar, eh? No hacía falta ser doctorado, presidente del gobierno o ministra de economía. ni tener diez másteres, para saber que las hienas siempre se quedan con la sangre.

Vivimos en una coyuntura de anormales ignaros, de idiocia pervertida que además se creen eruditos en casi todo, que son capaces, por ejemplo, de poner en la presidencia de la Comunidad de Madrid a una falangista engreída, cuya única misión es destruir todo lo público, ser totalmente opaca en las cuentas de la Comunidad, y dirigir el gasto público hacia negocios que sólo prosperan a base de contratos con la administración madrileña. Esa gente que cree que la libertad es poder ir al bar a cualquier hora del día o de la noche, a ser posible en la calle ocupando aceras, o pegarle dos hostias en la cara a la doctora o el enfermero de urgencias, cuando le hacen esperar seis horas debido al colapso sanitario, que provocan las decisiones de la falangista y sus secuaces, y después de la espera le dan boleto porque lo que les ha llevado hasta allí, ni es urgente ni tiene tratamiento hospitalario. Los mismos que se presentan en el colegio para agredir al profesor que ha osado retirarle el móvil a su niño cuando estaba escuchando reguetón en plena clase de filosofía. Los que se comportan como si la calle fuera un estercolero y los barrenderos su chacha particular, que no recogen los excrementos de un perro al que tienen encerrado en cuarenta metros cuadrados y al que sacan diez minutos para que no les defeque en la alfombra. Y además se creen amantes de los animales y más concretamente de los canes.

Esta coyuntura profascismo en la que nos hemos dejado envolver ha llevado a la humanidad hacia una destrucción total de la sociedad del bienestar y estamos viendo como entramos cada vez más en un nuevo Medievo dónde los condes y marqueses han sido sustituidos por oligarcas y los reyes déspotas, autoritarios y absolutistas por políticos de medio pelo que gobiernan para el beneficio de los oligarcas y poderosos. Todo, y para tener excusa de democracia, regado con elecciones a las que los díscolos no acceden en igualdad de oportunidades y en las que, si eres considerado un peligro para el sistema te estarán dando palos todos los días en los medios de inoculación del fascismo en masa y de la teoría social del pensamiento único, que ellos se autodenominan prensa libre.

La actual guerra por delegación del imperio contra China, a través de Rusia con campo de batalla en Ucrania, está produciendo verdaderos estragos para la ciudadanía europea y para los países del entorno capitalista occidental. En Estonia, la inflación alcanza el 18,8 %, con picos tan alarmantes como que la electricidad doméstica ha subido un 119 %, la Calefacción un 57,7 %, el Gas un 237 %, la Gasolina un 32,5 %, las patatas un 13 % y el aceite de girasol un 57 %. (fuente Dep. Estadistica de Estonia). En Turquía se dispara la inflación hasta el 70 % interanual. Un máximo que no se vivía desde hace más de 20 años con precios como los del transporte que se triplican. El Daily Mail publica que la electricidad en Gran Bretaña se eleva en un 83 %. Todo ello, consecuencia de la nefasta decisión de bloquear el petróleo y el gas ruso. Una decisión que lo único que provoca es que ese gas y ese petróleo lleguen a los mimos sitios que antes pero a base de intermediarios que elevan el precio.

Este sistema está dejando a los más débiles en condiciones de vida infrahumanas. Leo en noticiasdelmundo.news que una anciana en el Reino Unido se pasa el día en el autobús para no tener que calentar su piso porque no puede pagar la calefacción. Con una pensión media de 80 euros semanales (unos 340 al mes), le han subido el coste de la calefacción de 18 a 85 libras debido a la guerra. En un programa matinal de la televisión británica, (Good Morning Britain) Susannah Reid interrogaba al funesto Johnson sobre las pésimas condiciones de vida de los ancianos británicos, y sólo se le ocurrió decir que si Elsie (la anciana que se pasa el día en el bus) puede estar todo el día calentita de un lado para otro es porque él le ha dado el bono gratis. El hijoputismo se supera día a día.

El Banco Mundial ya ha avisado de una catástrofe humana por la crisis alimentaria debido a la guerra en Ucrania. (BBC Mundo). El precio de los fertilizantes se dispara (el 60 % en Argentina lo que reduce las cosechas de soja que sirve para alimentar la cabaña mundial de ganado entre un 10 y un 20 %). La economía española ha pasado de un pronóstico de crecimiento del 7 % a rozar la recesión (0,3 % en el primer trimestre de 2022). Los precios en España se elevan considerablemente (un 9,8 %, la tasa más alta desde 1985) El año pasado la revisión anual de mi coche, 173 euros. Este año 328. Mismo sitio y mismas condiciones. La cesta de la compra se ha vuelto imposible, sobre todo en ese supermercado con nombre de mujer en valenciano que preside un fascista.

Algunas voces críticas con la teoría única en la que USA representa la democracia y Putin y China el eje del mal, comienzan a abrirse paso en pequeñas rendijas como este inquietante artículo del Director emérito del Max Planck Institute for the Study of Societies de Colonia, Wolfgang Streeck que afirma que la guerra será larga porque el objetivo es arruinar económicamente a Rusia para poder establecer un poder único fiel al imperio en Europa que le ayude en su carrera hegemónica contra China. En esta guerra por delegación, Ucrania sólo es un insignificante actor que ayuda al imperio a alcanzar sus planes. Por medio, ya estamos viendo la purga de los disidentes de pensamiento y lo más preocupante es que según él, los americanos ya cuentan conque Europa será arrasada nuclearmente pero los americanos, en su narcisismo estúpido, creen que pueden salir indemnes de ello.

Sigan poniendo banderitas ucranianas en su perfil y a aplaudir el envío de armas y material médico con el que los nazis ucranios están haciendo el agosto. Sigan apoyando a un actor de medio pelo que desvía los fondos de la ayuda humanitaria a cuentas personales en paraísos fiscales. Sigan pensando que los fascistas son la solución a la situación que ellos mismos han creado. Sigan pensando que la única solución contra ellos es votar a un fake del socialismo que gobierna de la misma manera que los que nunca han condenado a Franco. Sigan pensando que vivimos en libertad y en democracia. Sigan haciendo caso a los medios de  desinformación que día tras día, mañana tras mañana publicitan los titulares de unas cabeceras de periódico que provocan pérdidas millonarias y que únicamente se mantienen por las subvenciones que tienen para poder seguir manipulando y siendo el foco de todas las mesas camilla de cuñados tertulianos a lo largo y ancho de radios y televisiones.

Sigan pensando que lo importante en esta vida es si Nadal tiene sustituto o si el equipo del tipo más peligroso de este país, por cuyo palco han pasado las consecuencias más negativas para los ciudadanos de este país, va a ganar su próxima Champions.

Salud, feminismo, ecología república y más escuelas públicas y laicas.

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3 COMENTARIOS

  1. Enorme artículo. Europa está corrupta hasta la médula. Esto no va a terminar bien. Me temo que acabaremos otra vez, como usted dice, en la plaza del pueblo, con antorchas y sogas, y con grandes sufrimientos por la corrupción y codicia ciega de algunos. Los medios de comunicación solo están a poner la mano y coger sus 30 monedas, los políticos peor, algunos sindicalistas no luchan por los derechos de los trabajadores (lo conozco muy bien como delegado de CC.OO también), todo está podrido. Gracias por plasmar esta ruina por escrito tan brillantemente.

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