Es muy difícil mantenerse frío oyendo las declaraciones a la Cadena SER del fraile benedictino Joaquín Montull, más de medio siglo en el faraónico Valle de los Caídos. Dice el caballero saber de las Sagradas Escrituras y de teología con el único argumento de aquí estoy yo… le pasa como a muchos cristianos supuestamente preparados: ni puta idea.
Y no sólo es la sensación de locura que transmite oírle ese tono desabrido, un poco a lo sibilo colocado (como la pitonisa de Delfos) previendo el futuro, sino el discurso faltón, prepotente, amenazador incluso, chulesco hasta con el obispado correspondiente. Si le añadimos las falsedades históricas y la justificación de un dictador nazi (no olvidemos cuando veamos otra vez La Lista de Schindler lloricas totales que este país no sólo desfilaba con esvásticas y ensalzaba al Führer y a Mussolini y a… sino que llegó a colaborar militarmente, estratégicamente, en operaciones de Inteligencia; sin ir más lejos por aquí cerca mía, en Punta Umbría, se resolvió parte de la derrota del Eje), carga tanto que duele a la dignidad humana.
La cuestión es cómo podemos dar cartas en el debate a este discurso aparentemente demente en el que se llega a afirmar la providencia de Dios como amparo del genocida Franco e incluso se apropia de la memoria y de la supuesta (joder) existencia ultraterrena de las víctimas del dictador como teológicamente deseando que se quede en su puto monumento…
Si la Iglesia no retira a este pobre hombre de lo público (debería hasta denunciarlo porque eso sí es una falta de respeto a los muertos y hasta a los propios creyentes, no procesionar una vagina) sólo demostrará que no ha salido de debajo del palio fascista y que la idea de la Yihad, perdón, Cruzada sigue siendo su visión histórica de los crímenes cometidos en esta desgraciada Iberia.
No escribo más, si oyen la entrevista dudarán entre esconderla como los devaneos de un hombre caído, los delirios de un nazi trasnochado (y espero que no peligroso) o promoverla como campaña humorística para destrozar la imagen del país en el que haya nacido este artefacto. Y los intelectuales de Neoespaña pidiendo nombres y apellidos al Parlamento Andaluz de quienes trabajan en cosas relacionadas con Violencia de Género…
En cualquier caso, es la prueba palpable de que las creencias son libres… siempre y cuando no pasen la barrera de nuestra nariz y se nos obligue a los demás a comulgar con ruedas de plomo.
