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Rubido no le perdona a Sánchez lo de Rajoy

Santiago Aparicio
Santiago Aparicio
Doctor en Ciencias Políticas y Sociología. Contador de realidades. Guitarrista de rock en mis tiempos libres. Y cazador de doxósofos.
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análisis

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O piensa que los españoles, especialmente los que votan al PSOE, son idiotas; o Bieito Rubido tiene algún tipo de trauma con Pedro Sánchez. Lo más probable es que tenga muy metida en el alma la moción de censura –tras verificarse judicialmente que el PP es una cueva de ladrones– que llevó a la salida de su “amigo” Mariano Rajoy. Desde ese momento hasta la fecha, el periodista no logra superar la falta del “señor de las palabras” de Moncloa. Tampoco supera que en ABC prescindieran de él por seguir una línea editorial similar a la que está tomando en su actual empleo.

Alfonso Bullón de Mendoza tuvo la buena idea de hacer resurgir El debate como un medio claramente católico. Por el momento político y social, que lo católico fuese una más de las voces del periodismo, no era algo que fuese a desmerecer. Abandonar el tono populista de algunos, por la derecha y la izquierda; defender unos valores propios, que son parte de la herencia europea; hacer del periodismo algo digno; todo ello encajaba en un entorno empresarial mediático como el actual. Elegir a Rubido, con fuerte presencia en televisiones y radios, no parecía malo a priori. Los datos de audiencia están ahí, pero igual que se sube se baja en este mundo del periodismo, más si ese aura católica no está presente el propio periódico salvo en las excelentes secciones de religión y cultura.

En España no es que haya católicos a paladas, pero los que hay son tanto de izquierdas como de derechas (por utilizar estas categorías cada día menos fiables), por ello tomar por idiotas a una parte, igual no es lo más conveniente. ¿Por qué se está tomando por idiotas a ciertas personas? Nada mejor para contestar a esta pregunta que leer el editorial del domingo de Resurrección del señor Rubido: “Unas elecciones decisivas”. No hace referencia a las elecciones que llegarán en diciembre, sino en el próximo mes de mayo. Tampoco lo hace respecto a la cabeza que hay que tener para abstraerse de lo que sucede en otros niveles del poder y centrarse en lo bueno o malo que hagan presidentes de CCAA y alcaldes. No, son importantes porque son el primer paso para sacar a Sánchez de Moncloa.

Estos comicios tienen una condición casi plebiscitaria que retratará, definitivamente, el futuro del presidente y de la inestable coalición que encabeza” dice el gallego. “El cambio no será patente si, a los buenos resultados que ya prevén las encuestas, no se le añade la derrota socialista en alguno de sus feudos más emblemáticos y, a la vez, la rotunda victoria de los populares en alguno de los suyos”. ¿Qué quiere decir esto? Que Isabel Díaz-Ayuso debe arrasar (el dinero es el dinero) y que Ximo Puig y Emiliano García-Page deben perder. Sólo así caerá el totalitario que está en Moncloa. Una reflexión, por cierto, bastante cercana al totalitarismo que se denuncia, a la par que demagógica y populista.

El ideal democrático establece que las decisiones sobre una elección deben partir desde la razón mucho más que desde el corazón o la fe (en una ideología, por ejemplo). Si un alcalde y su equipo lo ha hecho bien (sea del color que sea) se les debería votar para revalidar la confianza en el grupo de concejales (que se olvida que son listas y no simples jefecillos, aunque caciques haylos). Si una presidenta de Comunidad Autónoma no lo ha hecho bien, pues se le debería quitar el apoyo. Votar según la razón, algo en lo que Benedicto XVI (ese al que han dedicado un especial el pasado fin de semana) estaría completamente de acuerdo.

La propuesta rubidiana es completamente irracional. ¿Deben los españoles votar a quien lo puede hacer peor que quien está en el gobierno (del color que sea) para una supuesta derrota de una persona que sí lo hace mal? Curiosamente Rubido está obsesionado con Page, ya contamos que esa obsesión es extraña, la única persona que realmente se viene enfrentando a Sánchez dentro del PSOE. Un presidente de Comunidad que tiene los segundos impuestos más bajos (por aquí no le pilla el liberalote Rubido); que defiende las tradiciones populares; que está haciendo crecer económicamente la región; y que tiene mejores servicios sociales (junto a multitud de alcaldes socialistas) que su musa madrileña. ¿Por qué votar a un señor que le llaman en la región “Paco, el bulos” y que defiende la privatización de la Sanidad? Irracional o ¿intereses mercantiles del levante o de alguna constructora que financia medios?

Suponiendo que Sánchez fuese un dictadorzuelo, un ególatra, un manga ancha con los gastos, el falconero y todo lo que se quieran inventar ¿por qué un español va a votar a favor de algo que le perjudique personalmente? ¿Dónde queda ese individualismo que supera a la masa que defiende la Iglesia católica y que es don de Dios? Más bien debería dedicarse a no contar medias-verdades en su medio; o en preocuparse porque escriban sin faltas de ortografía y con conocimiento (el otro día hablaban de misas en viernes santo); que en instar de forma irracional e ideológica a los españoles a que voten en contra de sus propios intereses particulares/racionales. Salvo que todo sea mentira y el gallego aspirante le haya prometido algo y, entonces, ya no será irracionalidad sino interés propio.

Post Scriptum. Paradójicamente Rubido, como otros directores de medios de derechas, lleva años aplaudiendo a los mismos que hoy se quiere cargar. También cuentan cómo las baronías críticas y algunas alcaldías no quieren que Sánchez aparezca por sus plazas para no perder. Ni el beso de Judas fue tan falso.

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