No soy un forofo, especialista o conocedor de la ropa a usar en las diferentes estaciones del año. Sí recuerdo, que mi mujer me acompañaba a comprarla, pues siempre me decía:
“Ay, Javier, vamos a devolver esto que has comprado”. Yo protestaba: “Es que…”, inmediatamente me interrumpía para decirme:
“Eres una verdadera calamidad para vestirte” y añadía:
“Nunca aprenderás a vestirte; lo tuyo es ver tus pacientes, vacunarlos y admirar a sus madres”. “Anda, vamos, trae y lleva el paquete”. Yo respondía:
“Es que…”
Entonces me miraba a los ojos con aquellos ojazos suyos, que podrían rendir Moscú a Napoleón, y salíamos para ir a Cortefiel, a doscientos metros de casa. Hacíamos el cambio después de que la resabida dependienta dijera:
“Ya se lo había dicho, que viniese con usted”.
No soy un especialista o conocedor de la ropa para cada estación del año. En verano uso camisetas sin mangas, camisas de manga corta; pantalón corto que no me llegue hasta la rodilla. Creo que la ropa de verano debe ser de fino espesor, suelta, transpirable, si posible de tirantes y que las camisas dejen las axilas abiertas.
Generalmente, las mujeres jóvenes, con buenas baterías (ovarios, las llamamos los médicos), llevan las axilas al aire, bien rasuradas y perfumadas. Si son alérgicas al perfume, las lavan con agua varias veces al día; hay toallitas húmedas, perfumadas, que probablemente, sirvan mejor. Para sus partes nobles, esas que los latinos llamaban cognos y anexos, usan ropa adecuada de verano: en España van en bragas o sin bragas; pantaletas en Colombia, México o Venezuela; en Puerto Rico la llaman blúmer o pantis. Toda esta batería de cosas, las usan ellas inconscientemente para atraer al hombre, excitándole sus baterías, que en español de siempre se llaman testículos y en latín testis.
El hombre, puede ir sin camisa en los barrios humildes. Donde vivo nos multan si llevamos el torso al aire. Usamos pantalón corto y hay quien no usa calcetines.
Las mujeres se ven y huelen mejor en verano. No hay mejor perfume en el mundo que el de las partes del sexo femenino; el olor de verdad, no importa la clase de ropa de estío que se pongan.