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Rick Howatson, el detective que investigó a España

Los investigadores privados de verdad parecen de película o novela. Uno inglés que pasó lustros investigando casos españoles merece reseña porque su ajetreada vida lo pide

Juan-Carlos Arias
Juan-Carlos Arias
Agencia Andalucía Viva. Escritor
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análisis

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Rick Howatson fue persona discreta. Pero, al tiempo, no pasaba desapercibido. Su cuerpo apareció sin vida, tras cercarlo patologías cardiacas, en su casa de la provincia de Murcia. Desde que fue incinerado, el pasado 19 de octubre, reputados detectives de todo el mundo alaban su profesionalidad y no olvidan al ‘viejo amigo’ que jamás defraudaba a su clientela y a la nobleza del buen detective. Hablamos de una persona polivalente al que la vida le llevó a recorrer el mundo. 

La existencia de Howatson no fue nada aburrida. De cuna británica, integró muy joven y atlético equipos de Operaciones Especiales de la Royal Navy (SPS), donde también fue instructor de buceo de combate. Tras su paso por el ejército fue agente en Scotland Yard y acabó graduándose como enfermero-anestesista en Berufsbildende Schulen Im Haus St. Marien de Baviera (Alemania) tras cinco años de estudios.

Su pasión por el mundo submarino le prodigó por el mundo como docente de buzos profesionales en el Océano Índico, Mar Caribe, Rojo, de China Meridional y el Mediterráneo durante 15 años. Durante su etapa como responsable de una escuela de submarinistas en Islas Seychelles conoció al detective británico Ian D. Whiters, fundador de la acreditada agencia Priority International. Whiters entonces estaba contratado por el gobierno local. Esa relación trascendió aquel peldaño de la escalera vital de Howatson.        

La movida vida de Rick le hacía regresar continuamente a su país natal. Allí no siempre terminaban bien sus planes de negocio. Posteriormente, una estancia de 16 meses en una cárcel irlandesa -tras una injusticia clamorosa- golpeó sus proyectos. Pero los barrotes no limitaron a un tipo que no se rinde. Howatson entonces sin un duro en el bolsillo, y sin saber una palabra del castellano, se reinventa: decide establecerse en España.

Spain is different!

Seguramente Rick tendría al llegar al suelo ibérico en sus circunstancias, como curtido adulto, algunos pensamientos. Como los de Gerald Brenan cuando llegó a Las Alpujarras en los ‘felices veinte’. O los de Washington Irving cuando recorrió la Andalucía del siglo XIX. No entendía muchas cosas de los españoles. Y llevaba razón porque somos incorregibles para mentes con otro prisma cultural.

Rick Howatson va al grano de la supervivencia. Monta una empresa en Murcia que, al final, fracasa. Pretendía comercializar la investigación y el peritaje de accidentes marítimos por su sabiduría de buzo. Finalmente, la mano de Whiters le recomendó ser detective oficioso en una España que daba la bienvenida al siglo XXI. En la piel de toro a los británicos sonrientes que hacen preguntas sólo les consideraríamos turistas que quieren saber cuestiones prosaicas, nada comprometedor. 

Reputados detectives de todo el mundo alaban su profesionalidad y no olvidan al ‘viejo amigo’ que jamás defraudaba a su clientela y a la nobleza del buen detective

Acogido a la libertad profesional transfronteriza europea previa al Brexit como detective bautizó a su agencia ‘Spain Process Services’. La central la implantó en el discreto pueblo de Los Alcázares (Murcia), no en Marbella, Madrid o Barcelona como sería más lógico. La mayoría de los miles de trabajos que desplegó Howatson en España desde 2001 tuvieron que ver con la localización de personas. También, notificar documentos judiciales de países angloparlantes en suelo español. En la justicia foránea no existen los procuradores tal y como los consideramos en España.

El nuevo papel profesional como detective-notificador de Howatson también concibió a un exitoso escritor que vende libros por internet. No se resistía a contar anécdotas y casos, con las identidades debidamente disfrazadas, que le sucedían a un británico entregado a conocer la España más profunda. Hizo así buenas las palabras de Sherlock Holmes: ‘La casualidad ha puesto en nuestro camino un problema de lo más curioso y extravagante y su solución es recompensa suficiente’.

La discreción y efectividad de Howatson le naturalizaron con su nuevo país. Fue miembro y directivo de los colectivos de detectives más prestigiosos del mundo (WAD, WAPI, ABI, Association of Legal Investigators, CALI, IWWA…). Los años españoles de Rick fueron, según sus palabras, emocionantes. Y en un país soleado del que no se quiso alejar mucho. Además, vivía cerca de buenos fondos marinos que bucearlos. O bien los buscaba en el Mediterráneo patrio.

Los casos españoles

Gracias a autoediciones que se venden en Amazon, Good Reads y World of Books conocemos las tres obras del detective inglés que amaba e investigó a España: Blood, Sweat and Tears; Tales of a Private Investigator in Spain y Guilty until proven Innocent. En sus libros Howatson relata sus experiencias como ‘process server’ hasta donde puede contar. Se reserva el debido secreto profesional. Relata casos desternillantes. Desde cómo localiza hogares y personas en lugares recónditos, hasta cómo recorre calles con números repetidos, re-rotuladas, sin nombre o de las que no hay evidencias o soportes de nombre, números, catastro. También, añade a su praxis una peculiar forma de resolver los casos, siempre al británico modo, sin obviar la genuina picaresca española.  

Su español, según advierte, con evidente acento anglo, también genera ocurrencias y sucedidos. Son parecidas situaciones a las que –en sentido contrario- se relatan en ‘La Tesis de Nancy’ (1962). La obra del inolvidable Ramón J. Sender (1901-1982) la escribió en su exilio académico en la Universidad de San Diego (USA). El personaje de Nancy era en realidad doctorando californiana de Antropología que investigaba el folclore español rodeada de gitanos en Sevilla. Y confundía, según relataba ingenuamente, ‘tener calor’ con ‘estar caliente’. Las caras de sus interlocutores son imaginables.

Algunos éxitos profesionales de Howatson reunieron a dos amigas, ya ancianas, tras 40 años sin verse en un hotel madrileño. O localizar a unos menores irlandeses que los secuestraron en Dublín. Cuatro años después, Howatson los localizó en Benidorm y los devolvió a sus angustiados padres, felices por la efectividad de un detective cuyas misiones principales eran notificar deudas, divorcios y herencias. Noticias buenas y malas siempre amparadas en la verdad y la ética del buen detective. Ese es el legado que nos dejó Rick Howatson. D.E.P.

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