No es habitual que el concejal de Economía y Hacienda lo sea también de Cultura. Excepto en Zaragoza. El nuevo equipo de Gobierno (Zaragoza en Común) ha decidido, con Fernando Rivarés a la cabeza, lanzar una apuesta emocionante: Convertir la Cultura en uno de los ejes transformadores de la ciudad. ¿Cómo? Ligándola al Turismo. O sea, pretenden ofrecer al mundo un nuevo retrato de la capital aragonesa, y para ello han dejado la gestión en manos de los ciudadanos, de los artistas y los creadores. No existe en ninguna ciudad española un planteamiento tan audaz. Rivarés, periodista, escritor, guionista y editor, tiene pocas dudas sobre su éxito.

 

Entre las nuevas maneras y discursos de los ayuntamientos “del Cambio”, me da la sensación de que la Cultura no tiene mucha relevancia.

Eso no lo sé. Yo tengo la necesidad de conseguir un grupo estable de trabajo entre las concejalías del cambio para compartir experiencias, y algo mucho más importante aún, para compartir coproducciones y proyectos culturales colectivos. No sé lo que pasa en otras ciudades, pero en Zaragoza la Cultura es esencial. Tan esencial que es uno de los tres ejes de transformación que, desde el primer día, dictó el alcalde Pedro Santisteve para cambiar Zaragoza: Movilidad y Sostenibilidad, Derechos sociales y Cultura.

es necesario para establecer una marca de ciudad que crea y que genera Cultura

 

¿Por qué es tan importante?

La Cultura cambia el mundo, cambia los hábitos y los hábitats. Me refiero a una Cultura que transforma los espacios físicos en los que vivimos y nuestros modos de relación. Y que genera Cultura de paz. Que genera también sujetos activos de Cultura. Frente a la vieja política del siglo XX, aquí la Cultura está en primera línea, junto con Hacienda y ligada a Turismo, al que tampoco se liga nunca. Todo ello es necesario para establecer una marca de ciudad que crea y que genera Cultura. Una marca que vender al mundo con la Cultura como eje. Si tú no confías en la Cultura como eje transformador vital de los corazones y las vidas de la gente, no estás cambiando el mundo, y nosotros ya dijimos que el mundo se empieza a cambiar en los municipios. Por eso hemos desarrollado un plan que se llama Hacia una Cultura del bien común.

Hemos decidido dejar en manos de los artistas los recursos que la ciudad tenga

 

¿De qué trata?

Consta de siete valores básicos, que tienen que ver con la participación, la cogestión y la colaboración. Hemos decidido dejar en manos de los artistas los recursos que la ciudad tenga. Para que toda la sociedad, y la infancia muy en particular, use la Cultura como herramienta para una transformación posible. Estamos a punto de presentar un protocolo, que son unos cientos de folios, llamado Protocolo de acceso universal a la Cultura. Debe asegurar las maneras de que todo el mundo tenga acceso todos los días en todos los barrios a la Cultura, más allá de las diferencias económicas, sociales e incluso alimentarias, más allá de la capacidad física, o intelectual o de dificultades de inclusión de los migrantes.

Queremos generar la imagen de Zaragoza en el mundo como destino cultural urbano

 

Entre sus empeños está la transformación económica de Zaragoza a través de lo cultural, desde el punto de vista del Turismo, o sea, volviendo a retratarla frente al mundo.

Por eso hemos ligado la Cultura al Turismo. Hemos creado dos marcas: Zaragoza Creando y Zaragoza Es Cultura. Y una de uso interno que es Talento local, para enorgullecernos y potenciar lo nuestro, el gran humus cultural que hay en Zaragoza. Queremos generar la imagen de Zaragoza en el mundo como destino cultural urbano. La gente que viene a España, va a Madrid, Barcelona, Sevilla o la costa, no a Zaragoza. Queremos que la gente elija como destino Zaragoza, de la misma manera que se va a Toulousse o a Marsella, en vez de “a Francia” o se va a Roma.

Zaragoza es un escenario con un festival que empieza el 5 de enero y acaba el 20 de diciembre

 

Es sorprendente, ahora que se da un debate serio en algunas ciudades sobre el turismo invasivo. ¿De qué turismo me habla?

No me refiero a los países que más turistas nos envían, que son China, Francia, Italia Gran Bretaña y Portugal, sino perfiles distintos, que elijan un destino cultural y urbano, personas en una franja entre los 30 y los 55 años, con una vida cultural determinada, que aspiran a lo que nosotros pretendemos hacer. Zaragoza es un escenario con un festival que empieza el 5 de enero y acaba el 20 de diciembre, un festival cuyo escenario es la calle, toda la ciudad. Ofrecemos una experiencia vital y emocionalmente activa que recordar, que te recuerde lo feliz que fuiste en esa ciudad, porque estabas en la calle y de noche y día, tenías los bares, los museos, el Pilar, el río, la gente, las propuestas artísticas y las calles ocupadas con creatividad.

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Uno de sus proyectos estrella se llama Cultura Expandida. ¿En qué consiste?

Todos los proyectos culturales, los que existen y los que estamos creando, los festivales internacionales, los proyectos estables en teatros, la Filmoteca o centros culturales como la maravillosa Harinera, ejemplo único en Europa… Cuando decimos Cultura Expandida significa que todos ellos, hagan lo que hagan, una simple función o un festival, tendrán unas derivadas que los harán explotar y expandirse. Consiste en descentralizar el hecho cultural e implicar al vecindario para convertirlo en sujeto activo de Cultura, siempre de modo colaborativo con las entidades sociales y vecinales. Eso genera hábitos y prácticas culturales, y convierte a los ciudadanos en agentes culturales.

 

Uno de sus empeños es el acceso universal a la Cultura.

Te pongo un ejemplo. Ahora hemos generado un proyecto que es Acceso Universal al Teatro para que 18.000 niños y niñas vayan por las mañanas a consumir teatro, danza, magia, circo y música. ¿Por qué digo consumir? Porque si tú vas, te sientas y miras, por mucho que goces, consumes. Y se trata de que lo hagan sin coste alguno, para que se incorporen en el proceso de creación y convivan con los artistas, y seles explique cómo se crea, cómo se llega al producto final y cómo luego se goza actuando o cantando.

Esto no va de cheques. Ni de cheques ni de millones de euros

 

Poner la Cultura en el centro de la política y unirla al Turismo es un proyecto muy ambicioso. ¿Son conscientes de la dificultad de no contar con otro modelo?

No lo sé, y me da igual. Esto no va de cheques. Ni de cheques ni de millones de euros. En Zaragoza hay muy buenos equipamientos, aunque haría falta alguno más, pero el problema es que había muchos continentes de cultura y muy poco contenido. Siempre hubo mucha creación y programación cultural, pero nunca hubo un modelo cultural definido. Ese fue nuestro primer reto y el más complicado: Generar un modelo cultural definido para Zaragoza, compartido y vecinal, que transformara el espacio urbano y a las gentes. O sea, los hábitos y los hábitats. Porque tú puedes cambiar las plazas y las calles, pero hay que cambiar más cosas, ya que creemos que el mundo se cambia desde el municipalismo. Así que hemos sido ambiciosos al establecerlos mecanismos para ese cambio. La Cultura ahí es esencial.

¡Es la gente la que ocupa el espacio y lo ha expandido por toda la ciudad!

 

Han decidido también cambiar los modelos de gestión, y cederlos a los ciudadanos y los artistas y creadores.

Pongo otro ejemplo para explicarlo, la Harinera. Era una antigua fábrica de harina que el gobierno anterior comenzó a transformar en centro cultural, y ahí lo dejó. Nosotros terminamos las obras modificando el proyecto original y retomando una esencia para que sea un proyecto cultural de autoconsumo, autoconstrucción y autogestión. Con tres patas: Lo dirigen la asociación vecinal del barrio de San José, el Ayuntamiento y el colectivo Llámalo H, que es un grupo de artistas y creadores, profesionales o no, que se constituyeron en ese mismo centro. Cada tres meses hay una transferencia económica y esas tres patas deciden qué hace la Harinera. Han generado boletines online y de papel, han generado proyectos compartidos entre niños y ancianos, hay un taller de niños y niñas de 7 años haciendo cine de animación, han generado proyectos de construcción y reciclaje… Todo ello de lunes a domingo y con solo 4 funcionarios que abren, cierran, ponen y quitan calefacción, y un responsable de Zaragoza Cultural. ¡Es la gente la que ocupa el espacio y lo ha expandido por toda la ciudad! Este modelo de gestión me consta que lo quieren trasladar a Madrid, Cádiz o Pamplona, y París o Sevilla se han interesado. Es un ejemplo en marcha de cómo la cultura puede cambiar los hábitos y los distritos.

Me parece una aberración un ministerio de Cultura y Educación

 

Ustedes han decidido separar la Cultura de la Educación.

Hemos roto ese nexo, sí. Entendimos desde el principio que había que separar lo que siempre fue unido: Cultura y Educación. Me parece una aberración un ministerio de Cultura y Educación. Municipalmente hablando tampoco me parece nada bien. Porque son dos elementos que deben colaborar, pero nunca fusionarse. La Educación transmite conocimientos, y la cultura ha de cambiar el territorio y espacio visible e invisible. Bajo las premisas de la colaboración, la descentralización y el acceso universal, estamos generando proyectos nuevos, constantes dentro de ese festival de festivales. Ahora todos los proyectos tienen la obligación de contar con una parte destinada ala infancia, desde los 0 años a ser posible. Porque si no, cumplen 20 años y siguen viendo Scary Movie.

 

¿Cómo pretenden exportar su modelo?

A finales de marzo hay un encuentro de Municipios por la Cultura, para juntar las ciudades del cambio, pero también a otras, para compartir experiencias culturales, pero sobre todo para generar un nuevo modelo cultural. Lo más importante es ese nuevo modelo cultural

 

¿Y más allá de España?

Hay distintos mecanismos: Los foros internacionales a los que pertenecemos y aquellos a los que aspiramos a pertenecer; y sobre todo, la experiencia de vivir la Cultura en Zaragoza, la experiencia de aquello que vienen. Ya pasó, por ejemplo, en Berlín. ¿Es bonita Berlín? Puede pensar que no, pero es sumamente interesante, porque en toda la ciudad se respira una atmósfera cultural. Si logramos que Zaragoza sea ese laboratorio Cultura donde la cultura se respira, donde la expandida y la comunitaria generan nuevos hábitos, nuevos activos culturales y los artistas generan marca, nos conocerán.

¿Cheques? Ni uno. ¿Euros? Cero. ¿Recursos? Todos

 

Póngame un ejemplo de esto.

Acabamos de crear el nuevo Centro de Danza para crear residencias y proyectos de formación de todas las compañías de danza contemporánea locales. Pero con una condición: la coproducción internacional. Y otra condición es la formación internacional. Y otro ejemplo: La Extinta Poética, una de las producciones más vistas en España, es una coproducción de La Zaranda de Sevilla y Nueve de Nueve de Zaragoza. Ha sido posible porque han vivido en el Teatro Principal y en los espacios públicos municipales zaragozanos puestos en marcha para crear con los recursos públicos. ¿Cheques? Ni uno. ¿Euros? Cero. ¿Recursos? Todos: El espacio, el tiempo, los estrenos, la cooperación.

Nosotros les decimos: “Toma la ciudad en tus manos y dirígela”

 

Han creado un Consejo de Cultura. ¿Qué es?

Es el órgano de la gente de la Cultura que va a dictarle al consejero cuáles son las líneas maestras de la política cultural de la ciudad. Lo componen dos personas elegidas democráticamente por cada una de las mesas sectoriales, ahora 13, que se han creado por sectores. Hemos tardado en crearlo un año y medio, porque es democrático y real. Porque ha habido que explicarlo en asambleas permanentes, hacer los estatutos, discutirlos, aprobarlos, llevarlos a pleno… Esto no lo ha hecho el consejero ni el equipo de Cultura, lo ha hecho la gente del sector, profesional y no profesional. Ahora la gente está embarcada en un proyecto común. Voten lo que voten, lo que importa es que las instituciones públicas den salida a los derechos prácticos dela gente. Nosotros les decimos: “Toma la ciudad en tus manos y dirígela”. Eso es lo que estamos haciendo.

 

Transformación integral. ¿Es posible en 4 años?

Sí y no. A mí me parece que siempre vamos demasiado lentos. Me preguntaron hace poco cuántos presupuestos hacen falta para cambiar la ciudad. Contesté que, así grosso modo, entre uno y 3.000. O sea, entre un año y 3.000. Tú no cambas la ciudad en un año, pero lo que debes sembrar desde el primer día de tu gestión son las semillas necesarias en tierra fértil para que bien regados florezcan. ¿Hemos cambiado Zaragoza por crear el Consejo de Cultura? No y sí. A simple vista, no parece que nada haya cambiado, pero ha cambiado mucho: Toda la gente que ha participado mucho o poco en este proceso es otra. Y a partir del día uno de su existencia todo lo que diga es democracia radical que defiende que el poder va a estar en la calle y demuestra que puede ser así.

A ver después quién es el guapo que les dice “ahora ya no vas a decidir nada”

 

Y crea exigencias de futuro.

A ver después quién es el guapo que les dice “ahora ya no vas a decidir nada”. O sea, que se transforma desde el minuto cero y nunca se acaba de transformar, porque si eres un poco riguroso y autoexigente, siempre queda todo por hacer.

Aquí los cargos culturales te los ganas en un concurso público de méritos y proyecto

 

En resumen, ¿qué ha cambiado en Cultura desde que ustedes llegaron al Ayuntamiento?

Cuando llegamos al Ayuntamiento no había ningún protocolo de control público de la gestión pública ni privada. Cuando pusimos en marcha las herramientas de cooperación, cogestión, participación y entrega a los artistas de los recursos, generamos unos protocolos de control que decían cuáles son las cosas que debías cumplir puesto que te habías comprometido como gestor de lo público. Y cuales debía cumplir contigo el Ayuntamiento. El mero hecho de su existencia, ha supuesto que el 99% de las condiciones fueran cumplidas. Algo que no sucedía antes. Y una cosa muy muy importante: Se acabó el dedo. Aquí los cargos culturales te los ganas en un concurso público de méritos y proyecto, y tienes que demostrar con un proyecto escrito muy largo que eres capaz de llevar a cabo tu proyecto y, ojo, es le mejor para la ciudad. Y se acabó el dedo. Me da igual lo que votes, de dónde vengas o quién seas. Demuestra que tu proyecto es el mejor y tu capacidad la adecuada.

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