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Resultados en Andalucía, ¿acaso no lo advertimos?

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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En un artículo anterior (consultar aquí) ya advertíamos que se mascaba la tragedia en Andalucía. Son muchas las razones del desastre porque son muchas las variables implicadas; también son muchas las opiniones al respecto y, probablemente, todas ellas tengan parte de razón. Yo también tengo la mía, y teniendo en cuenta que ya avisamos de la hecatombe, creo que tenemos cierta “autoridad moral” para hacer ahora este análisis.

Existen dos grandes corrientes de pensamiento que la gente común, esa gente que no piensa la política y que normalmente vota “con las emociones”, puede entender e identificarse con ellas. Una es la corriente que tiene como consecuencia “dejar las cosas como están” (a esto le llamamos Conservadurismo). Otra corriente implica “cambiar las cosas” (A esto le llamamos Progresismo). El cambio siempre da miedo, conlleva incertidumbre y suscita incógnitas importantes: ¿cambiar para qué, cómo, cuándo, y de qué manera? ¿Cuánto va a costar el cambio? ¿Quién se va a beneficiar de él? Ante estas incógnitas es bastante lógico que la gente prefiera quedarse como está, aunque no esté “para tirar cohetes”. Si además los que supuestamente deberían protagonizar el cambio hacen un discurso “derechoide”, “gestacional” (de gestión) sin albergar ninguna esperanza de cambio, razón de más para optar por la estabilidad conocida frente a la peligrosa aventura de cambiar para quedarse como estábamos sin dirigirnos a ninguna parte. No sé si me estoy explicando. Cambiar es muy difícil. Implica riesgo. Así, el cambio, para producirse, tiene que ser muy deseado, estar muy bien explicado, y ser protagonizado por personas extraordinariamente fiables. Como ninguna de estas variables de se ha producido, la gente ha optado, y con fuerza, por el continuismo.

La Derecha, cuando gobierna, tiene como objetivo trasvasar recursos de un sector mayoritario de la población, más débil, hacia el otro sector minoritario, más fuerte. Los impuestos se le bajan a los ricos a través de exenciones fiscales para ricos. Los pobres no tenemos escapatoria y pagamos religiosamente. Como la Sanidad y la Educación públicas cuestan dinero (si son de calidad) hay que desmantelarlas para generar “oportunidades de negocio” para los poderosos, para los cuales gobierna el Partido de los Poderosos (PP). Desmantelar la Sanidad y la Educación públicas es una jugada maestra: se ahorran en impuestos, hacen negocio, y cuando las cosas explotan debido a la inoperancia producida por la infrafinanciación, se le echa la culpa al gobierno socialcomunistarra y se ganan las elecciones ¿hay quien dé más? Ahora van de moderados para atraerse al votante de VOX (Violencia, Odio y Xenofobia) que la Izquierda ha criminalizado haciéndole el caldo gordo a un más que listo Moreno Bonilla. Pero lo cierto es que son muy radicales. De forma automática surge una pregunta ¿si la Derecha gobierna para una minoría de poderosos, por qué le vota una mayoría ciudadanos y ciudadanas “débiles económicamente”? Este tema ya lo hemos abordado en otros artículos. Son múltiples las razones y mecanismos de influencia social que la Derecha maneja como “expertos en ventas” que son y de los cuales la Izquierda no tiene ni idea. No aprendemos. Nosotros, los de izquierdas, sabemos tener razón, pero no sabemos “vender” nuestro producto, nuestra razón. Esto es así en términos generales, y, en Andalucía en particular, ha confluido también que ni siquiera teníamos razón.

La Izquierda siempre tiene que ser transformadora. Lo difícil es acertar con la transformación que toca en cada momento. Avanzar hacia una sociedad más justa, más transparente y participativa es una transformación constante que se detiene cada vez que gobierna la Derecha. Esto no se ha sabido entender, se ha hablado de “gestión”, y se ha olvidado el papel de la Izquierda en la sociedad, y en la Historia. No se le ha sabido explicar a los ciudadanos y ciudadanas de Andalucía que con el Partido Porompompero se vive peor, y, en consecuencia, la gente ha optado por quedarse como está. Como además el Partido Pútrido sabe asignar muy bien las culpas de sus desmanes al gobierno socialcomunistarra, y en el Psoe no sabemos defendernos, ni argumentar, por una flagrante y casi criminal falta de formación, pues la gente ha dicho “al ataquerrrrr”, y ha votado masivamente al Partido Pestilente para que siga desmantelando la Sanidad, la Educación, colocando a sus amiguetes, y robando a espuertas. Eso sí, “moderadamente”. Un triste saludo a todo el mundo.

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