La salida de Reino Unido de la UE es un desastre y mucha gente sería más escatológica y diría que está probando ser una mierda, y en parte no se confundirían.
Hace unos días se anunciaba que una playa se cerraba al público y ya sé que no es que haga un tiempo como para ir a la playa. Southend Beach en Essex ha sido el destino final de un escape de la planta de tratamientos de agua de Southend.
Este hecho no es aislado y se suma a la queja de ciudadanos a lo largo y ancho del país de lo que se están encontrando en su red fluvial en los últimos meses.
Solo un 14% de los ríos ingleses cumplen con las condiciones para ser catalogados con un estatus de “bueno” desde el punto de vista ecológico.
En Gales es poco menos de la mitad y esto demuestra que el Gobierno de Gales dista mucho del Gobierno de Boris Johnson en cómo se están llevando esta libertad fuera del yugo de la “malvada” UE.
Desde 2010 la cantidad destinada a comprobar la calidad de agua dulce en el país ha bajado desde 2 millones de libras esterlinas, hasta 700 mil libras esterlinas en 2019, ya como país soberano, y esta soberanía parece que pasa por recortar controles y seguridad.
La estimación del presupuesto para llevar a cabo un control digno de la calidad de sus ríos y lagos es de 10 millones de libras esterlinas al año.
Durante la pandemia y con muchas piscinas cerradas, se crearon muchos grupos para nadar en ríos y lagos en Reino Unido y en los últimos meses en muchos de estos grupos en redes sociales se está alzando la voz en contra de seguir haciéndolo debido a la alarmante bajada en la calidad del agua que estamos experimentando en 2021, y esto no va a mejorar.
En mi paseo diario paso junto al riachuelo que cruza el parque de mi barrio en el norte de Leeds se llevan viendo las consecuencias desde verano y hay sospechosos tonos marrones que lo colorean en algunos puntos. En su destino final a cientos de metros vierte sus aguas afectando la calidad del lago donde viven multitud de patos y cisnes, así como a los perros que entran en contacto con estas aguas.
Esta agua sucia no llegaba antes a este riachuelo, pero está claro que ha habido una estampida hacia el hacer lo que nos venga en gana ante la falta de controles.
El tema llegó a la cámara de los comunes esta semana y 265 de los miembros del parlamento votaron con el gobierno para desestimar una petición de la cámara de los Lores que pedía endurecer las medidas para evitar que se sigan echando aguas residuales a los ríos. Boris y su gobierno no quieren endurecer ninguna medida, ni en medio ambiente, ni en COVID, ni en nada…pero es que en Reino Unido hay que aprender a sufrir lo que vota la mayoría.
…y 24 horas después y tras las quejas de todos los sectores, el mismo gobierno decide dar medio paso atrás y solicitar que los números en los próximos 5 años demuestren una reducción en la cantidad de aguas residuales que se echan a los ríos. Una reducción de mucho puede seguir siendo demasiado, teniendo en cuenta el efecto acumulativo durante el tiempo de una permanente contaminación de la red fluvial.
El Reino Unido, que en la cumbre de Glasgow venderá motos sobre lo mucho y bien que están luchando contra el cambio climático, con objetivos que están en el futuro lejano, deja que su medioambiente se empobrezca y las consecuencias las paguen la fauna y ciudadanía del país.
Julie Marson del partido Conservador decía que los controles e infraestructuras necesarias para solucionar el problema serían muy caros y llevarían a la bancarrota a la industria, y ya sabemos que a ciertos partidos les interesa el bien de los empresarios y las industrias por encima del de sus ciudadanos.
Los empresarios del agua, cuando escuchan estos discursos se permiten por ejemplo en 2020 verter aguas residuales a los ríos en más de 400 mil episodios según los datos de la Agencia de Medioambiente.
Las decisiones en el Parlamento demuestran claramente para lo mucho que sirve el Brexit, ya que bajo el paraguas de la UE no se hubieran permitido atentados medioambientales de esta envergadura de ninguna manera.
Si esto lo hacen con las medidas medioambientales una vez fuera de la UE, que es lo que no harán con los derechos de los trabajadores y gentes que viven en el país, y en especial de los ciudadanos europeos que ahora hemos pasado a formar parte de una segunda o tercera clase.
Las élites que empujaban por un Brexit a las bravas querían precisamente llegar a la posibilidad de bajar niveles de calidad, de seguridad, y evitar los costes que conllevan intentar tener un país más limpio, justo, y con leyes que regulen cualquier irregularidad.
Estamos en una peligrosa ruta para su sanidad, su sistema educativo, y sus servicios, ya que muchos de sus dirigentes quieren que pasen a ser mas parecidos a los de sus primos de EEUU, en vez del de sus hermanos europeos.
El control que ejerce la UE en no dar paso atrás con ciertas salvaguardas eran un impedimento para instaurar el ultraliberalismo con todas sus consecuencias.
Sin una institución que pueda velar por comprobar que los cambios en Reino Unido no reducen los derechos ciudadanos o ponen en peligro la salud pública, podrán seguir recortando todos los controles en multitud de aspectos e industrias que aseguraban una calidad de productos y unas condiciones de trabajo acordes al primer mundo en 2021…pero el cambio nos está llevando al Reino Unido más gris e inseguro que muchos recuerdan de los ’70.
El Brexit no está llevando a la mierda, pero literal.
Al respecto del, digamos, «Recurso Tabú» que constituyen los «Desechos Corporales Humanos Sólidos y Líquidos», existe hace unos años una investigación y provechosa utilización de éstos para convertirlos en Abono, con el mismo proceso ya bien conocido que se utiliza para la realización de Cómpost :
https://humanurehandbook.com/