El regreso de Alianza Popular

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Luego de escuchar el mensaje del Jefe del Estado, muy a mi pesar, me queda claro que lo que ha quedado en evidencia es que, con el recurso de la legalidad sola, no se solventa la débil percepción de una legitimidad que avale el único método de la fuerza para resolver este conflicto. Felipe VI, mucho me temo que acaba de dar un impulso a la represión de las personas, y de paso a sus ideas. Es penoso aludir a la ley, luego de una abdicación y demás aspectos escasamente transparentes en los procesos judiciales a miembros cercanos al monarca. Se hubiese esperado una implicación más ecuánime en la resolución del presente conflicto, antes que convertirse en un aval de su agravamiento.

Pío Cabanillas Gallas fue el cerebro que articuló, en 1989, la refundación en el PP, de una Alianza Popular que, por sus servidumbres con el franquismo, había tocado un techo que la imposibilitaba para alcanzar el poder. Durante la dictadura franquista fue Ministro de Información y Turismo en 1974. Más tarde con el Partido Liberal se integró en UCD. Desde allí comprendió que debía abrirse a una apertura ideológica. Esta operación le granjeó la dura oposición del llamado Búnker en Alianza Popular.

En aquella operación de refundación surgió el Partido Popular. Manuel Fraga se replegaba a su Galicia natal, mientras le pasaba el testigo a la figura emergente de José María Aznar, que le aportaba a la opción derechista la apertura de un amplio margen que iba desde el liberalismo hasta la derecha más límite, aislando con ello al Búnker en las posiciones de control del aparato. En aquél camino se le abrieron las puertas de la Moncloa a toda la franja de la derecha y centro derecha española.

El Jefe del Estado español, tal como está concebido desde la Transición, nos anunció el 3O, que ha vuelto a imperar Alianza Popular en sus más características esencias. La ausencia de diálogo es el modo predominante que caracteriza a los fundamentalistas. El ejercicio de la fuerza su procedimiento preferido. Los impulsores de esta modalidad tal vez crean posible esa postura en los tiempos que corren. Si fuese así, mucho me temo que no comprenden el alcance de las consecuencias que ello tendrá.

El 1ºO no se limitó a ser el escenario de una reivindicación soberanista. Estimar que tan sólo se trató de eso es considerar que el 15M fue una expresión antisistema. La cúpula gobernante en estos momentos, encabezada por miembros del Opus Dei, grupo de fuerte influencia en el IBEX35, explica el empeño por forzar el curso de la Historia, utilizando todos los recursos a su alcance. Que no son pocos. Uno de sus miembros fue el promotor de la policía política denunciada en las Cloacas del Estado, resultado de una investigación de Patricia López, periodista del medio digital Público.

La aplicación de la fuerza como modo de resolución de conflictos lo único que evidencia es la debilidad del actual régimen, incluida la figura monárquica. Deberían advertirle que su permanencia no se basa en “la gracia de Dios”, sino en las simpatías o percepción de utilidad que aporte a la vida de la ciudadanía. Si no se verifica como contribuyente a ese propósito, mucho me temo que tendrá cuestionamientos cada vez más severos.

El conflicto catalán no se resolverá con la aplicación del Art. 155. Si se aplica, solamente quedará en evidencia la incapacidad de los gestores del sistema para resolver desde los consensos las discrepancias presentes, que subyacen en deficientes decisiones del pasado. Recordemos que, además de haber reprobado a varios ministros de este gobierno y a su Fiscal General, estamos en puertas de reprobar también a una vicepresidenta del gobierno por su manejo de esta crisis. Excepto, claro, que Pedro Sánchez reciba las oportunas llamadas para llamarse a sosiego. Cosa que él ya conoce.

El rol del Jefe del Estado ha sido definitivamente mejorable. Su mediación hubiese dado valor a su existencia para todos los ciudadanos. De ese modo la convivencia hubiese regresado. En lugar de hacerlo, se propicia el retorno de Alianza Popular y su Búnker.

En él parece sentirse cómodo nuestro presidente del gobierno.

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