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Reflexión al pensamiento de López Obrador

"...el feminismo es peligroso para el sistema, porque conquista y hace avanzar a la sociedad hacia la igualdad real con el objetivo de conquista de espacios de dignidad"

Manuel Domínguez Moreno
Manuel Domínguez Moreno
Periodista, escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
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análisis

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La codicia no entiende de clases sociales, no entiende de géneros. Creo más bien que la perversión y depravación del poder y la ambición conducen generalmente y con pocas excepciones a la injusticia y la desigualdad. No se trata de poner límites a las desviaciones sino de acabar con ellas.

El poder, como el futuro, debe ser imperfecto, parcial y contingente y, en consecuencia, posible y relativo, porque sólo así puede garantizar la dimensión filosófica y aun poética de la política desde una perspectiva simbólica como medio para lograr la utopía e instrumento para el cambio, es decir la transformación de la sociedad a través de las ideas de la igualdad real, la consecución de la revolución de las conciencias mediante la libertad con dignidad, la razón sin miedo, la verdad desde la coherencia  frente al totalitarismo político e intelectual y por supuesto al populismo  fundamentalista.

El mito revolucionario frente al poder absoluto. La tozuda realidad de los hechos desmiente la inevitabilidad de la historia. Un acercamiento sociológico a la sociedad global evidencia el agotamiento de un modelo y la fragilidad de los paradigmas que consideramos inamovibles desde el liberalismo ideológico y el capitalismo económico. Resulta así comprensible, aunque no justificable, que la búsqueda de un nuevo sistema que implique un nuevo orden genere miedo porque el temor es igual de consistente que el poder, a quien sirve desde la corrupción y la exclusión. Sin embargo, los principios morales y éticos que impulsan el cambio hacia la igualdad real rechazan la degeneración del poder porque entienden la acción política desde la legitimidad la representación, la lógica, la conciencia social colectiva y la justicia justa.

La alternativa no puede estar nunca comprendida en el sistema de la misma manera que la solución no puede formar parte del problema. Se dice que el dinero es más democrático que el poder porque la economía de mercado se concreta en múltiples voluntades que deciden y el poder tiende a concentrarse.

La codicia no entiende de clases sociales, no entiende de géneros. Creo más bien que la perversión y depravación del poder y la ambición  conducen generalmente y con pocas excepciones a la injusticia y la desigualdad.  No se trata de poner límites a las desviaciones sino de acabar con ellas. Claro que el sistema democrático tiene fallos. En realidad, son estas disfunciones las que originan el error. Para Gandhi nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida mientras hace daño en otro porque la vida es un todo indisoluble.

 Porque para el Pueblo el único marketing político es el de los hechos prometidos desde la conciencia social, desde la verdad y desde la razón del cambio sin miedo hechos realidad. Lo demás es demagogia, clientelismo y entretenimiento.

Es posible que sea el mismo modelo social el que esté en tiempo de cambios  y que haya que repensar el sistema y su estructura de poder para que sea más coherente con la verdad, como lo es la realidad y la condición humana capaz si lo desea desde el compromiso existencial a mostrarse  a ser como dice ser, a ser como piensa y a oír dependiendo de quién hable sobre lo que diga; no olvidemos que sistema sigue siendo imperfecto e incierto, porque puede corromperse, y socialmente parcial, porque el progreso humano en general implica conquistar espacios de dignidad y avances. Por eso el feminismo es peligroso para el sistema, porque conquista y hace avanzar a la sociedad hacia la igualdad real con el objetivo de conquista de espacios de dignidad.

Frente a la indignidad, Jacinto Benavente se mostró siempre convencido de que, sin la seguridad de lo necesario para la vida, nadie puede responder ni de su misma vida, ni de su honradez, ni de sus afectos más íntimos; por eso, hay siempre que recordar que las náufragas y los náufragos no eligen puerto.

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1 COMENTARIO

  1. El feminismo;
    O es el camino hacia la igualdad real entre sexos o un movimiento supremacista del sexo de la mujer, porque hay las dos versiones o vertientes. Para mí ambas legítimas, como puede ser un machismo ausente de misoginia, y para mí ambos conceptos necesarios, por la evidente situación de inferioridad actual de las mujeres en un plano cualquiera. Y por consiguiente, tanto si es por aspiración a empoderamiento igualitario o superior, son ambos legitimos siempre que no exista lesión a derechos del sexo contrario.
    Este retrasadiño de AMLO no me dá buen pálpito, como tampoco me da el medio – o jornal – Washington Post, por mucho que se dediquen a criticar al mexicano.

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