Mariano Rajoy ya puede irse tranquilo. Tiene sucesor. Y además gallego como él. Las elecciones autonómicas de este 25-S en Galicia han servido para constatar, por encima de que Galicia es Galicia y de que el PP en Galicia es el PP en Galicia, que los populares están sufriendo un mínimo desgaste en su extremadamente fiel electorado por los incontables casos de corrupción de ex dirigentes que pueblan los expedientes de los juzgados.

Y si esto no había quedado ya claro en los dos últimos comicios generales del 20-D y el 26-J, estas autonómicas en Galicia constatan que Ciudadanos, la fuerza que pretendía expandirse por el centro derecha del mapa nacional a costa del desgaste del PP por los casos judiciales, no ha logrado convencer, ni mucho menos, a estos indecisos. El partido de Albert Rivera se queda sin representantes ni en el parlamento de Santiago ni en el de Vitoria.

Y la conclusión que más alegra a un últimamente cabizbajo Mariano Rajoy –que vivía días aciagos tras el revés de su investidura y el duro otoño judicial que le espera a los suyos– es que ya tiene digno sucesor. Si nada cambia, el que siempre ha estado en boca de todos los populares sin postularse oficialmente nunca para ello ya espera que el dedo de Rajoy le señale algún día –más pronto que tarde– para sucederle al mando de la nave en Génova,13.

Alberto Núñez Feijóo ha culminado con abrumador éxito una campaña electoral impecable. Ocultando las siglas del partido al que pertenece y personalizando en extremo la campaña, mientras Rajoy echaba el resto por su cuenta y riesgo en unas tierras que le son del todo propicias, el candidato a la presidencia del Gobierno gallego ha reeditado con contundencia por tercera vez las mayorías absolutas de 2009 y 2012. Y por si fuese poco, aunque repite los 41 diputados de hace cuatro años, los populares gallegos aumentan en dos puntos el respaldo ciudadano respecto a 2012. Del 45,72% al 47,53 logrado este 25-S.

Para colmo de bienes del PP, el PSOE se hunde en detrimento de En Marea, que se aúpa como principal partido de la oposición aunque iguala en escaños a los socialistas (14). La diferencia está en que la formación en la que se integra Podemos ha sacado más de 16.000 votos a los socialistas gallegos, que obtienen el peor resultado de su historia en unas elecciones autonómicas en Galicia.

En detrimento de las expectativas iniciales de En Marea cabe subrayar un dato importante. Esta corriente se ha dejado por el camino en Galicia unos 137.000 votos desde las elecciones generales del 20-D, aunque también hay que reconocer que los ciudadanos que votan en clave nacional no lo hacen igual cuando ejercen su voto a nivel autonómico.

La debacle del PSdeG ha posibilitado que el sorpasso en Galicia sea una realidad como vaticinaban las encuestas previas, pero es un sorpasso más moderado del previsto, ya que En Marea logra 14 diputados, los mismos que los socialistas, cinco más que la coalición AGE obtuvo en 2012, pero se queda lejos de ser la fuerza de referencia en la izquierda gallega, un papel que en la nueva legislatura tendrá que compartir con los socialistas.

Y si el único derrotado de este 25-S en Galicia ha sido indiscutiblemente el PSOE, otra formación que ha salvado los muebles más que dignamente y califica en clave de triunfo sus resultados es el Bloque Nacionalista Galego. El BNG de Ana Pontón pierde solo un diputado respecto a 2012, y pasa de siete a seis.

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