La gran ganadora es, obviamente, Isabel Díaz Ayuso, la desconocida candidata del Partido Popular (PP) hace apenas dos años (2019) y que un corto periodo de tiempo, haciendo frente a la pandemia generada por el covid-19 y tomando algunas medidas controvertidas, ha sido capaz de construirse ante miles de madrileños una imagen de una persona capaz, responsable y con grandes dotes para ejercer el liderazgo en una situación de crisis. 

El Partido Popular, de la mano de Ayuso, ha pasado, como un veloz cohete, desde los 719.000 y 30 diputados de hace dos años a situarse ahora en 1.610.000 votos y 65 diputados, doblando ampliamente votos y escaños. Los populares han robado votos a casi todos los partidos, pero sobre todo al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y  a la agónica formación formada por Albert Ribera, Ciudadanos, cuya errática estrategia en los últimos meses le llevará a su casi segura desaparición en la escena nacional.

La otra gran sorpresa de la jornada ha sido la formación izquierdista Más Madrid, una escisión de Podemos más moderada y pragmática, que pasa de los 475.000 votos y 20 diputados de 2019 a recoger ahora 611.000 votos y 24 diputados, pero con la gran carga simbólica y política de haber superado al PSOE en las elecciones y situándose como la segunda fuerza, en términos electorales, de la Comunidad de Madrid, algo que le servirá para proyectarse a nivel nacional como la gran alternativa de izquierdas frente a los socialistas y también frente a la desacreditada marca de Podemos. 

Como tercer ganador de la jornada, aunque en menor medida, está la formación liderada por Santiago Abascal, Vox, que sube de los 287.000 votos y 12 diputados del año 2019 a los 328.000 y 13 diputados actuales, una subida mínima pero muy destacable porque el tirón de Ayuso ha desgastado a casi todos los partidos políticos y su fuerza estaba por encima de su marca electoral. El PP nunca hubiera obtenido los resultados cosechados sin Ayuso y eso no lo debe de perder de vista la actual dirección popular.

Los perdedores de la jornada

Los grandes perdedores de la jornada han sido los socialistas, que han pasado de 884.000 votos y 37 diputados a 607.000 votos y 24 diputados, los peores resultados de toda su historia en la Comunidad de Madrid con el consiguiente castigo de perder el primer puesto como partido en esa estratégica región y haberse vistos superados por Más Madrid y el PP.  Pasar de ser líder a la tercera fuerza es un batacazo sin necesidad de tener que usar otros eufemismos.

Si las elecciones tenían una cierta clave plebiscitaria en la que el pueblo de Madrid tenía que elegir entre Ayuso y el presidente de Gobierno de España, Pedro Sánchez, cuyas malas relaciones personales y políticas eran evidentes, el resultado de las urnas ha dejado claramente como ganadora a la actual presidenta de la Comunidad de Madrid. 

Otro de los grandes perdedores de la jornada ha sido el líder de Podemos, Pablo Iglesias, quien esperaba rentabilizar su paso por el ejecutivo junto a Sánchez y poder conformar, si los resultados hubieran acompañado, una gran bloque de izquierdas junto a los socialistas y Más Madrid. Pese a haber subido en votos, pasando de los 181.000 votos del 2019 a 259.000 del pasado domingo, y de 7 a 10 diputados en el legislativo de Madrid, sus pretensiones de formar una mayoría de izquierdas para gobernar han quedado muy lejos, pues Ayuso cuenta con muchos más diputados (65) que todas las formaciones de izquierda juntas (58). Iglesias se ha visto seriamente desautorizado, superado por sus rivales de izquierda -principalmente Más Madrid- y su predicamento en la sociedad española esta bajo mínimos, lo cual le ha llevado a anunciar su abandono de la política española y de la dirección de Podemos, partido que él mismo fundó hace apenas siete años.

Con respecto a la jornada electoral, hay que reseñar la alta participación electoral, superando el 80% y a 16 puntos de distancia de las del 2019, demostrando de una forma bien gráfica la falsedad de la aseveración que aseguraba hasta ahora que a mayor participación, la izquierda gana siempre. Ayuso ha ganado en casi todos los barrios y poblaciones de Madrid, incluso en algunas zonas tradicionalmente de izquierdas, y sumando los votos de una alianza imaginaria PP-VOX, la derecha barre en la Comunidad de Madrid y sería mayoritaria en casi todos los colegios electorales. 

Habrá que ver qué impacto pueden tener estas elecciones en la política nacional, pero Pedro Sánchez sale seriamente dañado y tendrá que revisar sus alianzas políticas con socios tan denostados como Podemos, cuyo rechazo en la sociedad española es notorio y se ha revelado con toda su crudeza en estas elecciones. Los socialistas han perdido las elecciones en Galicia, obtuvieron unos magros resultados en el País Vasco, perdieron el gobierno de Andalucía tras décadas al frente del mismo y ahora Madrid, como guinda final de la tarta, les depara una desagradable sorpresa. De no enderezar el rumbo, cambiar caras desacreditadas y establecer nuevas alianzas, es más que previsible que las encuestas desfavorables se acaben convirtiendo en una cruda realidad que los desalojará del poder por muchos años, tal como les ha pasado a numerosos partidos socialistas en el resto de Europa.

1 COMENTARIO

  1. Incierto: Las elecciones las hemos perdido los madrileños, que quedamos condenados a mantener a una presidenta que siempre ha jugado con la vida de los demás, sin importarle cuántas se perdieran, con la única estrategia de llevar la contraria al gobierno, aunque éste sólo ha seguido los pasos de casi todos los gobiernos de nuestro entorno.

    La coronada «Reina de las cañas» ha aprovechado el cansancio producido por la pandemia, con una complicidad de los medios resaltando todas las voces que han desbarrado en su contra, en el parlamento especialmente. La pandemia ha seguido su curso y la comunidad que más la ha sufrido ha sido tan inconsciente como para encumbrar a su ineficaz, incapaz, descerebrada y falsa dirigente.

    Dicen que los votantes no se equivocan. Incierto: votan a los que más barbaridades dicen, y cuando pierdan la sanidad pública, la enseñanza pública y cualquier forma de cohesión social, tendrán lo que se merecen. La derecha es enemiga de los asalariados, de los desempleados, de los débiles, y es capaz de generar un genocidio antes de dar su brazo a torcer, aunque entonces también ellos se vayan por el sumidero del retrete, único destino natural que les corresponde.

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