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¿Quién dijo que la movilización obrera no sirve para nada?

Los trabajadores logran sonadas victorias laborales en los conflictos del metal en Cádiz y Pilkington NSG en Sagunto

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análisis

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Los sindicatos están eufóricos con sus últimas victorias de la pasada semana: la negociación del conflicto con la empresa Pilkington NSG, radicada en Sagunto (Valencia), y las reivindicaciones de los trabajadores del metal en Cádiz. En los últimos tiempos la derecha había conseguido colocar el discurso de que el asociacionismo obrero estaba derrotado y que los tiempos de la lucha en la calle por la defensa de los derechos laborales habían pasado a la historia. La pasada semana se demostró la falacia de tal afirmación. Ambos conflictos se resolvieron después de que los trabajadores se partieran la cara durante días contra las fuerzas de seguridad que eran enviadas a las manifestaciones para reprimir duramente las protestas. Los manifestantes también se sintieron abandonados por su Gobierno pero pese a todo siguieron al pie del cañón y no se dieron por vencidos.

La lucha obrera no ha muerto y el viejo axioma de que la unión hace la fuerza sigue estando vigente y más vivo que nunca. Cuando la patronal impone su bloqueo, su negativa a negociar nada, la injusta congelación de salarios, la regla de la precariedad y su dictadura laboral, a la clase obrera no le queda otra que salir pelear en las calles. Fue así como se lograron las grandes conquistas sociales, así se consiguieron cosas que hoy nos parecen normales como la jornada de ocho horas, las vacaciones, la seguridad social y las pagas extras. Pero durante siglos lo que hoy nos parece normal, la dignificación del trabajo, no lo fue. Hubo que sacrificar muchas vidas, tuvo que correr mucha sangre hasta que las condiciones laborales fueron medianamente dignas. Contra la codicia del patrón solo hay un antídoto eficaz: la dignidad del trabajador y su lucha, la más justa del mundo.

Los dos grandes conflictos laborales que han sido portada de los periódicos en los últimos días han tenido un final favorable para los intereses de los trabajadores, que no dejan de ser los eslabones más débiles de la cadena productiva en todo sistema capitalista. La asamblea de Pilkington NSG ha ratificado el acuerdo alcanzado entre los sindicatos y la dirección de la compañía para evitar despidos en la planta y mantener la línea de laminado y ha dado por finalizada la huelga que mantenían desde hace varias semanas. El preacuerdo se alcanzó el pasado miércoles y contempla que no haya “despidos traumáticos”, según Comisiones Obreras. Además, entre otros puntos, garantiza la continuidad de la línea de laminado.

Según CCOO, tras semanas de pelea, la negociación en Pilkington ha dado resultados. La concentración de hace una semana frente al Ministerio de Industria y la multitudinaria manifestación que un día después recorrió Sagunto dibujaron el “escenario perfecto” para alcanzar un acuerdo, que ha recibido el visto bueno de la plantilla.

Según Juan José Picazo, secretario general de CCOO Industria del País Valencià, la línea de laminado que se iba a repartir por Europa finalmente se quedará en Sagunto. Se garantiza la carga de trabajo que la planta tenía adjudicada hasta 2024 y se crea una comisión para ampliarla. Durante este tiempo, no habrá despidos colectivos. Si hay que hacer ajustes, se harán mediante prejubilaciones voluntarias o acordadas. El acuerdo también recoge 700.000 euros, una inversión que se podría ampliar y que la empresa destinará a mejorar las instalaciones.

Por otra parte, la valentía y la fuerza de quienes trabajan en los talleres metalúrgicos de Cádiz también tuvieron su recompensa. El acuerdo que se alcanzó la semana pasada y que fue ratificado por las y los delegados de la provincia, garantiza el mantenimiento del poder adquisitivo de metalúrgicos y metalúrgicas. La patronal planteaba una subida del 1,5% y los sindicatos que convocaron la huelga consiguieron que los salarios se incrementen un 2% anual, un porcentaje que será revisará en 2024.

El secretario general de CCOO de Industria de Andalucía, José Hurtado, considera que lo conseguido supone “un punto de inflexión” para los trabajadores y las trabajadoras de la industria gaditana. “Gracias a la negociación y a la movilización incansable”, se pudo llegar a un acuerdo que estaba cerca de la posición que defendían las plantillas. Se constituirá una comisión de vigilancia para garantizar el cumplimiento del convenio y acabar con los abusos al personal eventual, que es mayoría. Además, se incluye una ultractividad de dos años.

Lamentablemente, el acuerdo todavía no ha llegado al metal de Alicante. Tras dos jornadas con un muy buen seguimiento (18 y 23 de noviembre), la patronal se resiste a ofrecer la misma garantía que se obtuvo en Cádiz. El secretario general de CCOO de Industria del País Valencià espera que, “al abrigo de los acuerdos que se están alcanzado”, se consiga algo similar para la provincia alicantina. Adelanta que, si el empresariado no da su brazo a torcer, las movilizaciones irán a más. El sindicato se plantea convocar nuevos paros en diciembre.

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1 COMENTARIO

  1. «Los sindicatos están eufóricos», si es que la frasecita… Mirade unha cousiña, meus; cuando los obreros salen por tantos días a la calle no cotizan una mierda, en función de sus salarios se les descuentan las horas de paro, y cuando es por toda la jornada pierden dinero, que no es exactamente lo que entiende la patronal cuando deja de ganarlo, porque enseguida que ésto ocurra hay un montón de posibilidades creadas para ello y para ellos con opción incluso de dejar de pagar a sus empleados y caer en unos fondos de compensación peores aún que aquellos denominados buitres. Todo es un sistema fraudulento donde el mero hecho de presentar lucha tensiona la sociedad de la que el organigrama sindical se fortalece a cuenta de sus afiliados y los obreros de trabajos por un determinado tiempo y contrato tan sólo ganan unas bases de cotización que para hacerse rendibles tendrían que perdurar ese tiempo del que siquiera dispone el dicho contrato, que también es parte de un acuerdo entre gobiernos, patronal y unas empresas subcontratistas que desvinculan los acuerdos de convenio. Todo un fraude de dimensión estratosférica, en la que ganan los de corbata y pierden los de buzo y lo que vulgarmente denominamos como capitalismo.
    En 1971 the who, banda de rock británica, creaba una canción que explicaba un modo de combate social con un tema imperecedero; «won’t get fooled again». En españó; para que dejen de tangarnos.

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