Seguramente recuerden aquel día que, con ilusión y cierto nerviosismo, decidieron ser empresarios y empezaron a  convivir con la excesiva burocracia, cumplir con las innumerables obligaciones que se les pedían, crear indudablemente empleo y formar a la plantilla de trabajadores que, desde el primer momento, sí confiaron en vuestra gestión. Aquel día, aún así, no cesaron vuestras ganas por hacer clientes, tarea no fácil, por ofrecerles lo mejor y, siempre, siempre, en cierta medida intentaron, desde el primer momento, medir y analizar cada uno de los movimientos diarios, como vía de savalguardar la gran inversión económica con la que emprendieron este largo y duro camino.

A pesar de todo, no se quejaron ni se quejan, cada mañana suben las persianas y con el optimismo de siempre,  por muy difícil que  pinten las cosas en estos momentos, y a pesar de ese montón de dinero en impuestos que se les va de las manos, todos los meses,  ayudan de muy buena gana al crecimiento de la nación, contribuyendo religiosamente a cada una de las excesivas exigencias, como buenos patriotas, en condiciones de total desigualdad puesto que, ni es justo ni digno que no se les reconozca el gran esfuerzo desde arriba.

Quizá sea pretencioso pero pensarán como yo que el gobierno se puede apretar el cinturón, tener más recursos pues, como en todas las cosas, «no se puede gastar más de lo que se gana», si traes un déficit tienes que ajustar. Y eso, lo sabéis muy bien vosotros, los autónomos. Vosotros, que mimáis hasta el último euro que despilfarra el político, triste realidad, y que siempre vais por el camino correcto. Sobre todo porque no quieren que les regalen las cosas, les gusta ganarlas por méritos propios, lo que les permite dormir con la conciencia tranquila.

¿Llegará el día en el que cada político hable de sus logros conseguidos para los ciudadanos? ¿Habrá una Ley de Contrataciones más transparente imperando en las administrataciones? ¿Dejarán la demagogia, de dedicarles párrafos y párrafos en programas electorales pero, a la hora de la verdad, después ni el rojo, azul, morado o naranja, no hacen ni caso?  Mientras tanto, valientes, no queda otra, a seguir con vuestra receta: levantarse con una dosis de optimismo, amar hasta que duela, apasionarse por lo que les gusta y jamás envidiar a nadie. Con eso, «se comerán» el mundo, seguirán siendo el principal motor de creación de empleo en nuestro país, a pesar de ellos, de los políticos y su excesiva burocracia que se come toda iniciativa empresarial. 
Desde aquí, mi humilde reconocimiento para los que son, serán o han sido «víctimas» de esta crisis económica mientras el político seguía a lo suyo, mirando para otro lado.

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