Extorsión

Atardece. En lo alto del horizonte, un algodón sucio compone las nubes que semicubren el añil del cielo. A lo lejos, una gran mancha anaranjada en la que se extingue un sol mate, blanco, rojo y amarillo, como si de un logo moderno se tratase, deja ver una asusa línea amarilla que recorre todo el confín, quizá de una cadena montañosa lejana, quizá reflejo del lacónico sol en una barrera de nubes. En el fondo de la estampa, una solitaria acacia surge de un negruzco suelo plano, muy plano. Por el camino, una figura solitaria camina hacia el poblado. Apenas es una mancha sobre el rojizo fondo, pero claramente se trata de una mujer por la anchura de la túnica, los grandes pendientes que le cuelgan de las orejas, y, sobre todo, porque acarrea un gran cántaro encima de su cabeza.

Al llegar a un baobab, donde se cruzan los caminos, dos sombras de las que cuelgan metralletas le salen al paso. La mujer no se detiene. Los pistoleros le siguen y le dicen cosas mientras ríen con superioridad. Se oye un estruendo y la gran alcarraza rezuma un enorme chorro de agua mientras acaba cayendo al suelo y destrozándose en el impacto. La mujer posa las rodillas en el suelo, se cubre la cara con las manos y llora. Los gañanes de las metralletas, en cambio, gozan y ríen maliciosamente como cuando encuentran una madriguera de hienas y le atan a uno de los cachorros una lata en el rabo. Ríen con ignorancia. Ríen con maldad. Ríen, ríen, ríen,…

En el poblado, hacía tiempo que ya no recorrían los diez kilómetros que les separan del acuífero de dónde tradicionalmente sacaban el agua. Hace un par de lustros, llegaron desde Europa, unos cuantos chavales que traían ganas de trabajo y buenas intenciones. Con ayuda de todos en la aldea, consiguieron perforar el suelo y sacar un grifo que accionaban mediante el empuje de una palanca. Los europeos pusieron la tecnología y el material y los africanos, el trabajo y las ganas. Cumplida la misión, se fueron del poblado dejando en manos de los lugareños el cuidado y la explotación de la nueva riqueza. Todo había ido bien pero, hace unos cuatro años, el Jefe de la Tribu decidió la cesión de la fuente a unos extraños. A partir de entonces, deberían pagar el agua que sacasen de la misma. A cambio, el Jefe explicó que los extraños confeccionarían horarios, turnos y mantendrían el grifo. Unos meses más tarde, los extraños se dividieron en dos. Unos controlarían el pozo y otros llevarían el agua a las chozas de los vecinos de la aldea. El agua se fue encareciendo y muchos ya no podían pagarlo por lo que recuperaron los viejos cántaros y la vieja costumbre de ir a por el agua a dos leguas. Los extranjeros vieron como el negocio podría irse al garete y acordaron con el Jefe de la Tribu, a cambio de otras diez cabras más, que todo aquel que entrase al poblado por el camino portando cántaros, debería pagar un peaje. A pesar de ello, cada vez eran más los paisanos que preferían recorrer los diez kilómetros y cargar con los cántaros. Entonces creció la demanda de vasijas y los extraños se quedaron también con el paraje de dónde sacaban la arcilla. Pero los paisanos adquirían las tinajas fuera del pueblo. Entonces los maléficos mostraron su verdadera cara, sacaron las metralletas, y comenzaron a romper cántaros y a registrar a la gente que entraba al pueblo.

Extorsión, dijo un anciano. Eso se llama extorsión.


…Que ya no puedo vivir con tanta luz

Imaginemos que en el pueblo de la historia anterior hubiera juglares al estilo de los grandes medios de la prensa de aquí. Y que cuando empezó a subir el precio del agua, para explicar la situación sólo contaran el pensamiento de los pistoleros y la opinión del Jefe de la Tribu. ¿Inaudito, verdad? Pues aquí con el precio de la electricidad, tenemos esa situación. En los últimos quince años, la electricidad ha subido en España más de un 80% (según un artículo de El Confidencial del 21.8.2015 sobre cálculos de FACUA). Sin embargo a la hora de explicar estas subidas, los #Vertimedios, siempre acaban repitiendo los mismos mantras sacados de las eléctricas y del Gobierno.

El déficit tarifario

 El déficit tarifario es un invento contable surgido bajo el mandato de Josep Piqué (el de las genuflexiones) ministro del Insufrible ególatra. Y es un invento contable porque para que haya déficit, es necesario conocer cuáles son los costes de fabricación y su precio de venta. Si el precio de venta fuera inferior al de fabricación, evidentemente habría déficit. ¿Cuál es el coste de producción de la energía? ¿Hay algún sitio dónde poder consultarlo? Yo no lo he encontrado, y en diferentes artículos leídos al respecto como El blog de la energía sostenible  o ATTAC Madrid, dicen que no existe y que los costes son ocultados por las empresas de producción alegando confidencialidad. Si los gobiernos que hemos tenido desde el 2010 los conocen, su obligación como servidores públicos es la de publicarlos y si no los tienen, han estado legislando contra los intereses de los administrados basándose en datos fiados e interesados de una de las partes. Además si el déficit tarifario fuera cierto, ¿Cómo es posible que a pesar de la caída del consumo, un 30% en los últimos seis años, y por tanto de la generación de electricidad, ya que esta no puede almacenarse, los beneficios de estas empresas hayan aumentado? Entre el uno de enero de 2008 y el 30 de septiembre de 2015, los beneficios de estas empresas fueron de cincuenta y seis mil millones de Euros.

Por otra parte Marruecos vende la electricidad importada de España veinticinco veces más barata que la que pagamos aquí, según cuenta el Insurgente.org

Productoras, distribuidoras y comercializadoras

Durante años, nos han estado vendiendo la moto de que la culpa de las constantes subidas era consecuencia de una subasta eléctrica. Las productoras ofrecerían la energía a las distribuidoras quienes adquirirían la electricidad en esta subasta. En realidad productoras y distribuidoras son parte del mismo melón. Es decir Endesa, Iberdrola y Gas Natural (Fenosa) son las actuales empresas dueñas de la mayor parte de las centrales que producen la energía y también las que distribuyen y comercializan al ciudadano. Cualquiera que sea un poquito menos lerdo de lo que nos quieren, puede comprender que si mi hermano, mi cuñada y yo somos los únicos que cultivamos naranjas, los únicos que las transportamos y los únicos que las vendemos, por mucha subasta que haya, si las naranjas son un artículo que TODO EL MUNDO debe usar, cobraremos por ellas lo que a nosotros nos dé la gana.

Ahora, el sistema se rige por lo que llaman la subasta marginal que hace que la energía más cara sea la que marque el precio de todas. Si ve usted este vídeo, aparte de sonreír y sonrojarse por la burla, entenderá perfectamente cómo va esto

Este sistema, teóricamente tiene una viabilidad operativa: primero se distribuye aquella electricidad de centrales que no pueden parar como las nucleares, segundo la energía generada en centrales que funcionan por elementos naturales: el sol, el viento o el agua y por último las que producen electricidad quemando carbón o gas natural. Las nucleares, al estar amortizadas hace mucho tiempo, deben producir electricidad cuyo coste de producción ronde el cero. Las hidroeléctricas casi que lo mismo porque llevan muchos años funcionando y salvo revisiones y averías, el coste debe ser parecido. Las eólicas tienen el hándicap de que, en lugar de expropiar los terrenos dónde asientan los postes pagan suculentas rentas por ocupación. Esto añadido al coste de instalación hace que la energía sea, al principio, más cara que las anteriores aunque menos contaminante y menos peligrosa. Desde el impuesto al sol y el nefasto ministerio de Soria, se han dejado de construir molinos productores de electricidad y se penaliza gravemente el auto consumo por energía solar. Estos sistemas de obtención de energía eléctrica tienen, además, la ventaja para las generadoras que se pueden parar a conveniencia. Por último las centrales que queman carbón, por el que pagamos una “TASA” en el recibo, y las que queman gas natural, tienen unos costes mucho más elevados que todos los anteriores y sobre todo, son más difíciles de controlar por la administración. Si, como en los últimos días, hace mucho frío y hay sensación de sequía, es fácil parar los molinos y las hidráulicas y poner las de gas natural a pleno rendimiento. Así que ese 20% de energía que procede de nucleares, más ese 14,6 % que producen las hidroeléctricas cuya producción es casi gratis, se cobra al mismo precio que el 10,2 % que se produce mediante ciclo combinado (gas). Luego es fácil echarle la culpa a la subida del gas y con la inestimable ayuda de la #prensatroll que siempre está dispuesta a sacar un pantano que casi tiene más lodo que agua, aunque no haya visto una turbina de producción eléctrica ni en pintura, es aún más fácil acabar de convencer al españolito medio que ve la tele y que cree que todo lo que allí sale es palabra de dios.

Impuestos

 Las compañías eléctricas se defienden diciendo que el 58% del recibo eléctrico son impuestos. Como no entiendo el recibo de la luz, no puedo asegurar que esta aseveración sea cierta. Además dudo mucho que el peaje de acceso, el margen de comercialización y el alquiler de los equipos de medida y control, sean impuestos.

Pero si me llama la atención que en el recibo eléctrico haya dos tipos de impuestos. Uno el impuesto sobre la electricidad que se paga multiplicando un coeficiente a la suma de la potencia y el consumo y otro, el IVA. Éste último se aplica sobre el total del recibo, lo que implica que Hacienda está cobrándonos el IVA, que es un impuesto sobre transacciones comerciales, aplicándolo sobre otro impuesto. Es decir hay una doble imputación lo que es legal porque para eso se sacaron de la manga el artículo 78.1.4 de la Ley 37/92, pero no deja de ser inmoral y sobre todo indecente.

Por otra parte, cuanto más caro sea el recibo eléctrico, más recauda hacienda. Lo que no estaría mal si no fuera porque el artículo 31.1 de la Constitución dice que: Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. Las familias que no pueden pagar la luz y les cortan el suministro sufren ese alcance confiscatorio. Y por otra parte, en este puñetero país la recaudación de impuestos se realiza en impuestos indirectos que son todo menos justos, iguales y progresivos.

 

Soluciones

La mayor parte de los ciudadanos creemos que, detrás de la electricidad, hay un negocio oscuro, que reporta excelentes beneficios a las eléctricas, cuyos recibos son ininteligibles, y tenemos sensación de timo generalizada.

La electricidad se ha convertido en un bien de primera necesidad sin el que la vida actual de cualquier ciudadano, sea posible en condiciones desarrolladas. Por tanto y puesto que la red que distribuye es pública y la generación y comercialización también lo eran hasta que el amigo de Uribe y el Insufrible, decidieron “privatizarlas”, la solución más eficaz para evitar todo este engaño es la de la nacionalización de la producción, distribución y comercialización de la electricidad.

Como sé que eso no vamos a verlo porque vivimos en una coyuntura de liberalismo salvaje en la que el ser humano importa lo mismo que una rata y por tanto ese tipo de medidas están consideradas como antisistema, se hace necesario una auditoría de los costes eléctricos. Pero inmediata.

Mientras eso llega y para forzar su realización, lo conveniente es que empezáramos a tomar conciencia y comenzáramos a contratar la electricidad a cooperativas que comercializan energía limpia. Si Iberdrola, Gas Natural y Endesa empiezan a perder clientes, igual comienzan a ser más responsables y abiertas. Y aquí hay que dejar claro otra de las mentiras del mercado: la libre competencia. No es verdad que haya esa competencia. Mi experiencia me dice lo contrario. Cuando se “liberalizó” el mercado eléctrico pedí precio y condiciones a todas las compañías comercializadoras (E.On, Iberdrola y Endesa). Todas me preguntaron cuál era la empresa que me servía. Cuando les dije que Gas Natural-Fenosa, prometieron enviarme al correo electrónico un extenso informe sobre sus precios y condiciones. Aún lo estoy esperando.

Pero todo esto sería más fácil si además de enviar chistes sobre ello por whatsapp, comenzáramos a pensar más el voto. Si el miedo se lo tuviéramos al lobo y no a la oveja de color negro, a lo mejor las cosas serían de otra manera.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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