La realización de ejercicios de historia contrafáctica en la ciencia suele no ser muy útil en términos prácticos porque hay múltiples hechos que si no hubiesen ocurrido de la manera que ocurrieron, hubieran condicionado de otra manera a aquellos sobre los que influyeron y resulta complejo el analizar todas y cada una de esas posibilidades, pero sin embargo, sí podemos hacer un ejercicio de este tipo para la política, y en ese caso, es bastante más sencillo el imaginar qué hubiese pasado si los hechos no se hubiesen desarrollado como lo hicieron, máxime aún si las opciones son tan sólo dos.

Para decirlo de manera más clara, proponemos pensar ¿qué hubiera ocurrido en la Argentina si quien triunfaba en las elecciones de octubre de 2015 hubiera sido el candidato peronista Daniel Scioli?

Sin pretender caer en razonamientos posibilistas del estilo ‘lo ideal sería hacer otra cosa, pero lo que se puede hacer es esta’ que justifiquen ciertas medidas de gobierno bajo el argumento de ‘si hubiese ganado Scioli hubiese sido peor’, sí es importante poner en blanco sobre negro (o negro sobre blanco) dos formas diferentes de proceder, y por tanto, poder evaluar de manera más certera lo que está ocurriendo en el país.

¿Podría haber avanzado la Justicia en las causas que involucran a ex funcionarios? ¿José López hubiera intentado esconder dinero, del que no puede explicar su origen, en un convento religioso? ¿Milagro Sala hubiera dejado de manejar los dineros públicos en la Provincia de Jujuy sin control alguno? ¿Daniel Scioli seguiría mostrando que estaba casado y ubicar a su amante como personal de a bordo en sus viajes en avión? ¿Se hubieran empezado a pagar los viajes privados con fondos privados? ¿Algunos de los funcionarios de la Gobernación bonaerense hubieran dejado de ubicar adornos con forma de dragón junto a las piletas, que en realidad eran cajas fuertes? ¿Vialidad Nacional hubiera presentado el informe que demuestra el alto grado de concentración y bajo grado de ejecución de las obras viales de la Provincia de Santa Cruz en manos de Lázaro Báez? ¿Lázaro Báez hubiera dejado de ser socio y amigo de la familia Kirchner y por ende, según sospecha la Justicia, principal beneficiario de licitaciones públicas? ¿Se hubiera caído el Memorándum de Entendimiento con Irán, por el que fueron denunciados la ex Presidente y su Ministro de Relaciones Exteriores entre otros? ¿Se habría reabierto la causa Nisman? ¿El Senador Pichetto y el Diputado Kicillof hubieran cuestionado los proyectos de ley enviados por el ejecutivo? ¿El Diputado Kichner habría concurrido más asiduamente a su trabajo en Diputados?

Casi con seguridad, haciendo el ejercicio que proponíamos al inicio, podemos responder con contundencia que no, que nada de eso hubiera ocurrido, porque no ocurrió en los doce años anteriores, y nada indicaba que iba a dejar de ocurrir, por lo tanto hay un tema anterior a las políticas que se aplican desde el gobierno que es importante abordar, y se trata de la política. La política antes que las políticas.

Parece un juego de palabras, pero en realidad es más que eso, puesto que es el ponernos de acuerdo como sociedad sobre reglas del juego esenciales. Haciendo un paralelismo futbolero, podemos diferir sobre las tácticas a utilizar dentro del campo de juego, pero tenemos que compartir las normas, todos debemos compartir que jugaremos al futbol y a partir de ello cada uno intentará ganar el partido de la manera que crea mejor, pero siempre respetando las reglas.

Este ejercicio que proponemos se trata de eso precisamente, de imaginar qué hubiese pasado si pretendíamos jugar al fútbol cada uno con sus propias reglas.

Porque las circunstancias en que se encontraba Argentina hace un año atrás no permitían que muchas de las formas en que se procedía no podían seguir adelante. El latrocinio como forma de hacer política no es viable nunca, y mucho menos cuando ya no queda que robar porque se robaron todo. Y tampoco se podía seguir adelante con el vale todo y la mentira sin importar sus consecuencias.

Tomemos el caso del ex Gobernador bonaerense y ex candidato Presidencial. Durante la campaña electoral estaba en pareja, según lo demostraban cotidianamente, con la ex modelo Karina Rabollini, pero en simultáneo realizaba viajes en los que lo acompañaba su actual pareja, quien para disimular indiscretas miradas, era inscripta en las planillas de vuelo como tripulante de a bordo. Estos mismos viajes, eran registrados como viajes oficiales, para evitar tener que detallar quienes eran los pasajeros y eran abonados con fondos oficiales.

¿Algo de esto hubiera dejado de ser? Probablemente haya quien crea que sí, personalmente estoy convencido que no, y probablemente si Scioli fuera Presidente, seguiríamos creyendo que su pareja seguía siéndolo y que quien tanto lo acompañaba como miembro de la tripulación en sus travesías aéreas lo hacía cada vez por sus cualidades profesionales. No hay duda que no nos hubiésemos enterado de muchas de las cosas que nos enteramos ni la Justicia hubiese podido avanzar como pudo hacerlo, porque no lo había hecho en los años anteriores y porque no lo hubiese hecho después de diciembre de 2015.

Queda claro entonces, en mi opinión, que haciendo el ejercicio contrafáctico que proponíamos nada de lo que ocurrió hubiese ocurrido, pero peor aún seguiríamos sumidos en la mentira, el ocultamiento y el delito, por eso aunque suele no ser muy útil en términos prácticos, sí lo es en términos de pensamiento, para poder entender mejor el porqué de ciertas situaciones que se viven, para poder reflexionar sobre ¿qué hubiese pasado si…?

 

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