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¡Qué fuerte!! ¡Almudena Grandes!

Javier Puebla
Javier Pueblahttp://www.javierpuebla.com
Cineasta, escritor, columnista y viajero. Galardonado con diversos premios, tanto en prosa como en poesía. Es el primer escritor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año, El año del cazador, 365 relatos que encierran una novela dentro.
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análisis

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Qué fuerte, me cuesta creérmelo. Parecía tan fuerte, tan grande, tan invencible, tan imposible que se muriera…

Pero lo han dicho todos los periódicos, así que debe de ser verdad.

La recuerdo de muy joven en el PENTAGRAMA en una noche demente y divertida.

Y la recuerdo con un abrigo de cuero rojo y largo en la biblioteca que lleva su nombre en Getafe junto a mi amigo Lorenzo Silva.

Y también una vez presentando a un poeta en otra biblioteca, la Joaquín Leguina.

Hace mucho que dejé de leerla, pero siempre me he alegrado de su éxito, de que tuviera tantísimos lectores; más lectoras que lectores, era mi sensación.

Fumaba sin parar. En los artículos que he leído no dicen que tipo de cáncer fue el que la derrotó, y por lo tanto no voy a hacer suposiciones, solo repetir que fumaba sin parar.

Era un pilar para literatura española, para la cultura española y por supuesto para su familia. Mucha, mucha gente, va a echarla de menos.

Miro en mi corazón y me doy cuenta de lo bien que me caía, aunque apenas tuve trato con ella y tampoco excesivo con sus libros.

Ya no tendrá que sufrir, ya no podrá morirse nunca más; ahora, y para siempre, es ya la gran Almudena Grandes, una immortal.

(Texto dictado. Mecanografía: MDFM)

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3 COMENTARIOS

  1. Sintiendo la muerte de esta escritora y el dolor que deja en sus seres queridos, no me voy a sumar al coro de aduladores.
    Aunque ideológicamente yo discrepaba del escritor Manuel García Viñó, si pienso que su mordaz crítica literaria a nuestras “reconocidas figuras” era muy acertada:

    «Después de algunos años alejado de los estudios literarios, cuando leí algunas obras de Javier Marías, tan ponderadas por críticos, académicos y profesores, comprendí que me encontraba en el camino adecuado para alcanzar el tipo de situación en que más disfruto de la vida: la de enfrentarme, desde la total independencia y provisto de ideas personales, al adocenamiento de lo oficioso y al conformismo de lo establecido. Aquellas no sólo eran las peores novelas –en rigor, ni siquiera eran novelas- de todos los tiempos, sino también unos libros ridículos, irrisorios. En ellos dominaba la incompetencia, la pobreza de ideas y una falta total de valores estéticos. Luego, al proseguir mis lecturas y comprobar que al mismo bajo nivel se situaban las obras de quienes eran ofrecidos al público como los renovadores de la novela española de fines del siglo XX y comienzos del XXI –Almudena Grandes, Muñoz Molina, Maruja Torres, Rosa Montero, J.J. Millás, etc.-, comprendí que me encontraba ante un colosal engaño; un engaño en el que participaban todas las instancias por las que discurre la “vida” del libro, desde las agencias a las bibliotecas, pasando por las editoriales, las librerías, la crítica, los medios de comunicación, los jurados de premios, la publicidad…»
    Alfaguara, Planeta y la Novela Basura de Manuel García Viñó

  2. En el comentario anterior, donde puse «si pienso» debería poner «sí pienso», o simplemente “pienso”.

    Aprovecho la ocasión para dejar la reseña de otro libro de García Viñó sobre El País, periódico del que Almudena Grandes fue colaboradora:
    «Pocos diarios se han jactado tanto como El País de su espíritu progresista. Sin embargo, desde sus páginas se ha venido promoviendo sin rubor una industria cultural propia del neoliberalismo más salvaje que convierte el libro en mero producto de consumo. Buscando un mercado cada vez mayor y más homogeneizado, y mediante el uso abusivo del marketing, el aparato empresarial creado aldedor de este diario ha convertido a sus colaboradores en vedettes, ha hecho retroceder la novela a tiempos pregaldosianos y ha sometido a la cultura en el Estado español, y especialmente a la literatura, a un proceso de involución imparable».

    “El País. La cultura como negocio” de Manuel García Viñó

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