jueves, 28marzo, 2024
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¿Qué acciones cotidianas haces por el clima?

Óscar Iglesias Fernández
Óscar Iglesias Fernández
Profesor de Sociología de la UNED
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análisis

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En los últimos tiempos, existe una mayor concienciación con lo que está sucediendo con el clima. Este hecho, se ve reflejado en que un 67,3 por ciento de los españoles sigue con mucho o bastante interés las noticias sobre el cambio climático. Y que para un 59 por ciento de la ciudadanía la celebración de la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático en Madrid haya sido valorada como un hecho muy positivo.

La mayoría de la población cree que estamos en emergencia climática y que se puede reducir el impacto del cambio climático. Pero más allá de las grandes cuestiones e intenciones ¿Qué estamos dispuestos a hacer desde el punto de vista personal por el medio ambiente y para reducir la contaminación? ¿Estamos decididos a cambiar nuestros hábitos de consumo, de estilo de vida y nuestras rutinas diarias? Porque estas cuestiones son fundamentales, junto con las políticas de los gobiernos.

Consideremos algunas acciones, partiendo de los datos obtenidos en el barómetro de enero del CIS:

  • Ocho de cada diez ciudadanos reciclan y separan las basuras (cristal, papel, plástico, electrodomésticos). Concretamente, un 82,7 por ciento de la población lo hace habitualmente; un 13,1 por ciento, no lo hace habitualmente, pero estaría dispuesto a hacerlo; y un 5,2 por ciento no lo hace habitualmente y no estaría dispuesto a hacerlo.
  • Casi tres de cada diez personas utilizan transportes o vehículos que no contaminan, pero la mayoría sigue sin hacerlo. Concretamente, el 27,7 por ciento de la población lo hace habitualmente; un 53,4 por ciento no lo hace habitualmente, pero estaría dispuesto a hacerlo; un 11,5 por ciento no usa este tipo de vehículos; y un 5,3 por ciento no lo hace habitualmente y no estaría dispuesto a hacerlo.
  • La mayoría de la población no reduce al mínimo el uso de vehículos contaminantes. En este sentido, un 30,5 por ciento reduce al mínimo el uso de vehículos contaminantes de manera habitualmente; un 50,4 por ciento no lo hace habitualmente, pero estaría dispuesto a hacerlo; un 11 no procede o no usa este tipo de vehículos; y un 5,2 no lo hace habitualmente y no estaría dispuesto a hacerlo.
  • Solo tres de cada diez ciudadanos consumen productos que no hayan contaminado o naturales o ecológicos, aunque tenga que pagar más por ellos. Aquí, el factor precio puede ser muy importante, ya que un 29,8 los consume de manera habitual; un 53,8 por ciento no lo hace habitualmente, pero estaría dispuesto a hacerlo; un 11,3 por ciento no lo hace habitualmente y no estaría dispuesto a hacerlo; y para un 1,5 no procede.
  • Solo dos de cada diez ciudadanos no utilizan envases de plástico, Concretamente, un 20,1 por ciento no los utilizan de manera habitual; un 69,5 por ciento los utiliza habitualmente, pero estaría dispuesto a no hacerlo; y un 6,1 por ciento los utiliza y no está dispuesto a dejar de hacerlo.
  • Siete de cada diez ciudadanos estarían dispuestos a obtener la energía de la instalación de placas solares. Esta voluntad, tiene que venir acompañada de una fuerte apuesta de las administraciones para facilitar el autoconsumo como medida de eficiencia energética y de preservación del medio ambiente. En concreto, solo un 4,9 por ciento de la población obtiene la energía de la instalación de placas solares; un 73,3 por ciento no lo hace habitualmente, pero estaría dispuesto a hacerlo; un 10,5 por ciento no estaría dispuesto a hacerlo; y para un 6 por ciento no procede.

Estos datos, demuestran, por una parte, que la mayoría de la gente todavía en su vida cotidiana no ha introducido rutinas que favorezcan la conservación del medio ambiente. Pero por otra, mayoritariamente tiene voluntad de cambiar y adaptar sus formas de vida y de consumo para reducir o detener el cambio climático. Por tanto, es importante que a la población se le den todas las facilidades para transformar esa voluntad en acciones cotidianas.

En este sentido, todas las administraciones, de manera urgente, deben llevar a cabo políticas que faciliten hacer realidad esta fuerte voluntad de cambio de la población. Esto significa legislar. Esto significa impuestos. Esto significa medidas anticontaminación por salud pública. Esto significa reducir el uso de plasticos al mínimo y reciclar: Esto significa cambiar los embases y envoltorios en todos los productos. Esto significa apoyo al campo con las nuevas posibilidades tecnológicas. Esto significa protección del medio natural. Esto significa educación.

La concienciación y la voluntad es un primer paso y ya existe. Ahora, es el momento de facilitar a la gente el cambio de sus acciones cotidianas, el cambio de sus hábitos de consumo, de su estilo de vida y de sus rutinas diarias.

Para ello, hay que convertir a los ciudadanos en actores protagonistas de este cambio. Hay darles los espacios y las herramientas necesarias para que de manera activa lideren esa nueva era y hagan que todas las administraciones aceleren en la puesta en marcha de este nuevo modelo de vida.

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