Yo, paso

-“Señoras y señores, vamos a despegar. Rogamos abrochen sus cinturones y apaguen sus teléfonos y sus ordenadores personales”

Ambas señales luminosas se habían encendido, pero Charles estaba demasiado absorto en su ordenador que no oía, no veía y ni siquiera era consciente de que se encontraba a bordo de un Boeing 767. Volaba tres o cuatro veces a la semana y estaba tan habituado a los despegues, que hacía mucho tiempo que ya no miraba a la azafata cuando hacía aquellos espasmódicos movimientos enseñando ventanas, puertas, lugares dónde estaban los chalecos salvavidas, las máscaras de oxígeno… Al final nunca eran necesarias y en caso de que lo fueran, sabría actuar porque se lo sabía de memoria.

La azafata se dirigió directamente al asiento 17B en el que Charles miraba unos gráficos de puntos y cambiaba de pantalla tan rápidamente que incluso a la azafata, se le hizo extraño.

-”por favor, señor, debe usted apagar el ordenador”.

voy – dijo instintivamente sin ni siquiera levantar la vista y sin saber lo que la azafata le había dicho. Continuó con un “no está conectado a internet, señorita”.

La azafata se dio media vuelta no sin antes indicarle que lo apagara de todas formas. Charles, pulsó dos teclas a la vez y la pantalla se volvió negra.

Gracias- repuso la azafata mientras se dirigía a su asiento para iniciar el despegue.

Diez segundos más tarde Charles seguía de nuevo absorto en sus gráficos, sus estadísticas y en los vaivenes de la bolsa de Tokio que estaba a punto de cerrar.

 En la torre de control, en la pantalla de Salvador, Controlador de tierra, aparecieron tres luces que se dirigían hacia su intersección. Dos de ellas paralelas y una tercera se acercaba por el flanco derecho. Salvador se levantó y vio a lo lejos como un Boeing 767 empezaba a acelerar en la pista número tres. Había oído por los cascos como el DEL había autorizado el despegue. Pero, ¿Cómo iba a hacerlo si había un Falcon 2000 en mitad de la pista tres? ¿Y, qué coño era la tercera luz que salía en su radar si no había nada a la vista?

-¡Vuelo Z-T-7-7-2-4 aborte despegue! Repito. ¡Vuelo Z·T·7·7·2·4 ABORTE DESPEGUE! – chillaba Salvador por el micrófono -.

El Boeing 767 iba a unos 180 km por hora cuando el comandante del vuelo ZT7724 intentó abortar el despegue. Las chispas empezaron a salir de las ruedas del avión que se dirigía a toda velocidad hacia el Falcon.

Lo último que vio Charles fue el sol que giraba a toda velocidad y le daba directamente en los ojos mientras el asiento contiguo se le echaba encima junto con su pasajero y un tremendo boquete se habría en el fuselaje.

  


 

Putocracia

La semana pasada, el bloque que ahora llaman constitucionalista y todos los medios pandereteros que les sirven de megáfono, con motivo del 38 aniversario de la Constitución Española, estuvieron lanzando soflamas sobre la plenitud de la actual carta magna y sobre que, en caso de necesitar revisión, se haga a la “manera 135”. Es decir, sin publicidad, rápidamente, y con alevosía entre los partidos que siguen las directrices de los recortes y sobre todo, sin una consulta popular no vaya a ser que la pierdan.

Desde que empezamos con el movimiento 15M por la regeneración de la política, los que allí estábamos, hemos venido reclamando un cambio constitucional para que la provincia deje de ser circunscripción electoral. Circunscripción, que en su día los franquistas, sabiendo que en la España rural tenían mucho más peso, arrancaron para que un diputado en Soria (por ejemplo) cueste una cuarta parte de votos que en Madrid. La propuesta de una circunscripción única, por tanto, era una de las principales reclamaciones del 15M. Una persona, un voto, y con la misma validez. Otras igualmente importantes eran la auditoría de la deuda, el control de la Banca y la Renta Básica.

Estas cuatro propuestas principales, de todas las que hicimos entonces y continuamos haciendo ahora, son las únicas que no entran dentro de la actual ley de leyes. Todas las demás, derecho a una vivienda, derecho al trabajo, educación pública, sanidad, pensiones, dependencia, impuestos, etc., ya vienen recogidos en la actual ley.

En este país tenemos tendencia a escribir, modificar y redactar leyes para todo, de manera fugaz, auspiciados por una alarma social creada a propósito. Leyes que, en la mayoría de los casos se superponen con artículos del código civil o penal o de otras leyes y que por tanto no son necesarias y sobre todo, leyes que, pasado el momento coyuntural de la alarma, se dejan en la liviandad.

Todos estos señores herederos directos de la España franquista, que en su día se opusieron o votaron en contra de la Carta Magna, ahora se muestran como adalides belicosos y salvaguardias de la Constitución. Son una especie de nuevos templarios del siglo XXI. Sin embargo, se pasan la letra, el espíritu y la interpretación de esta Constitución por el forro de sus perversiones. El artículo 47 dice claramente que los poderes públicos deben garantizar que todos los españoles disfruten de una vivienda digna y adecuada. Sin embargo, durante años han permitido y siguen permitiendo el expolio de los desahucios cuando no, como en Madrid que una señora le acabe vendiendo la vivienda social a un fondo buitre que ha tenido relación con su hijo. El artículo 41 establece que los necesitados y los parados gozarán de una asistencia y protección SUFICIENTES. Sin embargo, este gobierno ha reducido hasta la miseria la prestación por desempleo dejando a millones de hogares sin ningún tipo de ingreso. El artículo 39 apartado 4 garantiza que ningún niño esté desasistido en sus derechos fundamentales. Uno de cada tres niños en España está en riesgo de exclusión social. Uno de cada cinco vive o ha vivido en primera persona la pobreza infantil, según Save the Children ¿Hay algún derecho mayor que el de poder comer todos los días y tener un techo en el que cobijarse? El artículo 50 dice literalmente “Los poderes públicos garantizarán mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la SUFICIENCIA económica a los ciudadanos de la tercera edad”. Si 636 euros, que es la pensión más habitual, es garantizar la suficiencia, ¿por qué cada diputado cobra 1823 euros en concepto de residencia fuera de Madrid?

Entonces, ¿para que serviría modificar la Constitución si luego, como vemos, no se cumple? Lo primordial y lo más urgente, es lograr hacer que se cumpla.

Estamos en una coyuntura desgraciadamente fascistoide dónde la democracia sólo es una palabra, porque los hechos nos demuestran que no existe. No ha mucho, la UE reclamaba mediante referéndums nacionales la aprobación de la Constitución Europea. Hasta que los holandeses y los franceses dijeron No. Entonces se cambió la democracia del pueblo por la democracia orgánica. Se aprobó en los parlamentos y aquí paz y después gloria. Hemos asistido atónitos como desde el paniaguismo más indecente, se alentaba contra los que convocan referéndums como el del Reino Unido, el de Italia para que Renzi se erigiera en el nuevo Duce o el de Colombia para asentar el acuerdo de paz. Consultas que los paniaguados llaman “ocurrencias” porque fueron perdidas por los convocantes y que por tanto, según esos indecentes articulistas, no eran necesarios. Porque, en definitiva, y según ellos, la democracia sólo vale cuando el borrego va al pesebre y come del pienso que le dan. En cuanto quiere hierba fresca, el borrego se convierte en un tonto que no sabe lo que le conviene, en un mal informado o es un antisistema.

Sufrimos de igual manera que la UE realice oscuros acuerdos comerciales nefastos para la población como el TISA, el CETA y el TTIP, en la que no sólo perdemos derechos sino justicia y autoridad nacional, y que sin embargo, a sabiendas de que sometido a consulta del pueblo, habría muchas posibilidades de que dijéramos que no, niegan la voluntad popular. Pero si a algún país como a Bélgica se le ocurre hacerlo y perderlo, entonces donde dije digo, ahora digo Diego. Si un sólo país decía que no, el acuerdo no era válido, pero, una vez que en referéndum sale NO, se negocia hasta obtener un sí y así vale. Es decir, si el pueblo no hace lo que se espera, se cambian las condiciones y a otra cosa.

Es tremendamente preocupante que la mayoría de la población crea que esto es una democracia y que por tanto todo está bien. Porque como en un puente al que le van quitando cada día un tornillo, no pasa nada. Hasta que llega el día en que la sujeción ya no aguanta y el puente se cae. Si seguimos mirando para otro lado mientras nos cambian las condiciones democráticas, mientras cada día nos ignoran más, llegará el momento en que ya no decidamos absolutamente nada (si es que aún decidimos algo, que obviamente, lo dudo) y entonces nos preguntaremos, ¿Cómo hemos dejado que esto ocurriera?.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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