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Protesta en Alfafar (Valencia) para proteger a los menores de la violencia de los festejos taurinos

El número de participantes en la concentración fue reducido para poder mantener las medidas de seguridad

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análisis

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En Alfafar (Valencia) se llevó  a cabo una protesta el pasado día 22 de agosto en la que participaron 30 personas y en la que se aunaban los derechos de los animales y la protección a los menores frente a espectáculos en los que se pueda presenciar algún tipo de maltrato animal. En los festejos taurinos puede haber tres tipos de víctimas. Los profesionales que participan, los animales que se torturan y sacrifican y los niños que presencian este tipo de eventos. Las manifestaciones antitaurinas suelen enfocar su protesta, tal y como su nombre indica, a la defensa de los derechos de los animales, pero esta concentración iba un paso más allá y se adentraba en el terreno pedagógico.

Protección al menor

El artículo 70 de la ley 26/2018, de la Generalitat Valenciana, no deja ningún género de dudas: “Las personas menores de edad no podrán participar ni asistir a competiciones deportivas o espectáculos cuyo reglamento contemple la producción de daños físicos o psíquicos sobre personas o animales o puedan implicar riesgos para la salud o seguridad del menor”. Pero en la celebración de este acto de protesta se dio una paradoja. Según el convocante de la concentración el activista Diego Nevado: “Algunos padres asistieron al acto con sus hijos y la Guardia Civil los acabó identificando y amonestando por considerar que aquel no era un sitio para los menores”, pero la ley permite la participación de menores en manifestaciones siempre que estas sean pacíficas y de carácter legal.

“La cagada del manso”

Esto no es arte, los niños al parque”, esta consigna era una de las que gritaban las 30 personas que se concentraron en la plaza del ayuntamiento de Alfafar. Algunos de los festejos que se celebran en este pueblo de Valencia  y que son objeto de protesta por parte de los animalistas son: el “bou embolat”, una tradición que consiste en que a un toro de lidia se le colocan en los cuernos unos herrajes con antorchas, a las que se le prenden fuego, para después ser soltado por la vía pública que ha sido debidamente acordonada y por la que corre asustado; Y “la cagada del manso”, que consiste en dar laxante a un toro manso y apostar a acertar donde  defeca.

Trasladarlo a las afueras

El activista Diego Nevado ha contado con el apoyo de las formaciones Compromís y Podemos e izquierda unida. “En la anterior legislatura nos sumamos a una moción que presento Compromís para prohibir “els bous embolats” y “els bous en corda”. Pero PP y PSOE, votaron en contra, estos últimos porque no quieren perder votos”, explica Inmaculada Dorado Quintana concejala de Unidas Podemos e Izquierda Unida en el ayuntamiento de Alfafar. El acceso de los menores a este tipo de fiestas no se limita del todo porque, aunque no se les permite estar en primera línea, sí que pueden acceder a posiciones donde pueden ver el espectáculo. “Los festejos se hacen en las calles del centro del pueblo. Propusimos que se hicieran en un polígono a las afueras para controlar el acceso de los menores, pero la idea fue desestimada”, explica Inmaculada.

Animales de segunda categoría

El cuidado que se le da a las mascotas parece que desaparece con otros animales y los coloca en otra categoría. “Cuidamos a los perros y a los gatos, pero parece que los toros no tienen ningún derecho”, afirma la concejala de Podemos. Y es que desde la formación tienen claro que los menores no aprenden nada bueno en estos festejos “les enseñas a los niños que maltratar a un animal es divertido”, sentencia. La concentración se llevo a cabo manteniendo todas las medidas de seguridad. Mascarillas, distancia… y se desarrolló con total normalidad y en un ambiente pacífico”, confirma Amalia Esquerdo. Regidora de Compromís en el ayuntamiento de Alfafar y que también participó en la protesta. Esquerdo tiene claro que en este tipo de concentraciones los menores pueden participar. “Cuando se celebra la manifestación del 8-M yo acudo con mi hija”, sentencia la regidora. Y es que hay un abismo entre permitir que un menor participe en algún evento donde se vulneren derechos fundamentales, incluidos los de los animales y llevarlos a manifestaciones pacíficas donde se les enseñe a respetar los derechos de los demás.

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