En mi tierra, donde habito, en Aragón, al Norte, casi en los Pirineos, cerca de Francia y de Cataluña, se habla un castellano muy correcto. Acaso, nos permitimos otro diminutivo, muy cariñoso, que termina en “e” para el masculino y en “eta” para el femenino: un hombre es un “chiqué” y una mujer una “chiqueta” y también tenemos unas cuantas palabras hermosas que alguien se inventó y que hemos oído desde niños y usamos aún, yo, desde luego, las uso porque además de bellas son muy sonoras. Tenemos “ababoles” en lugar de amapolas, somos “lamineros” en vez de golosos y “concieteros” en vez de caprichosos, por citar algunas. Y también nos comemos alguna terminación. Tenemos frases hechas y refranes, los corrientes y alguno más y usamos los tacos y los juramentos, algunos algo blasfemos, con la misma gracia que Quevedo o Cela. Mi padre ejercía de aragonés cuando estaba muy cabreado: se cagaba en San Juan de Mozarrifar, y mi tío, muy ateo y de mucho carácter, lo hacía en San Dios. Eso sí, somos de ir al grano, nada de marear la perdiz, al pan, pan y al vino, vino. La mejor actuación de Labordeta en el Congreso, acaso la mejor de toda la etapa parlamentaria, fue aquella en que los mandó a todos a la mierda.

Y esto me lleva a la crónica post- vacacional de nuestros próceres. Los políticos han vuelto. ¡Ya están aquiiiii ¡Qué lata! Yo me quejaba del parón veraniego, pero ahora me quejaré más. Es verlos y empezar a sentir unos espasmos en el estómago tremendos. Rajoy ha dejado de sudar la camiseta, entre semana al menos, y anda en tratos con Albert y para eso se ha puesto su traje de faena y ha dado su primera rueda de prensa para dar a conocer su relación de manera oficial. Y Albert Rivera ha asentido también en público, ya hay buen rollito, el asunto va viento en popa. Tanto que ya se ha fijado la fecha del enlace. Lo de Sánchez es otro cantar. Acaso de Sirena. Tanto estar en la playa, no ha tenido tiempo de leer el diario el “País” que lleva todo el verano marcándole el camino, sutil y no tan sutilmente, con declaraciones del padre común, González; con editoriales muy pedagógicas; con más declaraciones de “barones” y con una especie de Epístola muy bíblica de Rivera en la que le señalaba los males en los que podía caer de no seguir su docto consejo. Pero él que nones. Nada, que no ha leído los periódicos. Que no quiere saber nada con Rajoy. Dice muy digno. Tres veces ha dicho No, por algo se llama Pedro. Y “no se quieren enterar, ye, ye”. Que no me abstengo, con dos cojones, tendría que decir, pero, claro, tiene una posición y tampoco está en mi tierra que llamamos a las cosas por su nombre y acabamos antes. Y llega Iglesias, fresco como una rosa, tras un largo e inmerecido descanso, y convoca a los medios, o sea, se pone a largar ante los micrófonos: dice que Sánchez le ha pedido relaciones y que están empezando a pelar la pava. Y va Sánchez y lo desmiente, que han hablado, sí, pero que la cosa no ha llegado a mayores. Nada. Y niega otra vez. Este pobre, con lo fácil que resulta decir NO y nada, que no le entiende ni Dios. Yo creo que tiene algún problema con las palabras. Tendría que venir a mi tierra a hacer un cursillo acelerado para que se le entienda bien. Pero conmigo que no cuente. O quizás es que niega con la boca pequeña, por si luego Rajoy se estampa y él es la única pareja del baile. Cálculos y más cálculos. Esto no va a tener un final feliz. Este culebrón barato va a terminar como el rosario de la Aurora. Y si no, al tiempo.

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Soy Doctora en Derecho, Abogada en ejercicio y profesora de Derecho Constitucional en la UNED de Barbastro. Hace poco leí unos pensamientos hermosos sobre la necesidad de escribir, que me impresionaron, acaso, porque me veía reflejada en ellos. Escribir ha sido para mí algo necesario, desde siempre, algo que he hecho siempre aunque me dedicara a otro oficio o tuviera otras ocupaciones. Mejor o peor, con más dedicación o menos, en los mejores momentos de mi vida y en los peores, siempre he escrito. Creo en el valor de la palabra escrita, en su fuerza y en su belleza, hasta el punto de que me altero cuando alguien la maltrata o la utiliza sin tino o sin delicadeza. Y la palabra es, también, un arma valiosa y dura, como dijo el poeta, por eso y porque no puedo olvidar que soy, como todos, un animal político, necesito también usarla para bramar contra el orden establecido que nos aplasta y nos oprime de muchos modos y contra el que nada más tenemos los ciudadanos corrientes. De lo que he escrito, algo ha sido publicado. En poesía: en la colección Voces Nuevas, VIII selección de poetisas, Editorial Torremozas, Madrid 1991; en la obra “Trayecto Contiguo (última poesía)”, Editorial Betania, colección Antologías 1993; inédito “Donde crecen las amapolas”. Y tengo pendientes de publicar, ya en prensa, una colección de cuentos para niños titulada “Cuentos para soñar” He sido y soy colaboradora en prensa: artículos de opinión y sección de Crítica Literaria en “Franja Digital” y colaboradora habitual de la sección “Al levantar la vista” y Extraordinarios del Semanario “El Cruzado Aragonés”. Y ya, por mi profesión, he publicado en Ensayo: “Reflexiones en torno a la previsión Constitucional de los Estados Excepcionales” en la Revista “Annales” de la UNED, Barbastro, tomo V 1988; mi tesis doctoral:“ La tutela del Rey menor en la Constitución de 1978” en la colección Aula Abierta, UNED Ediciones, Madrid 2000; “La cuestión de la incompatibilidad del tutor del Rey menor con cualquier otro ´cargo o representación política´ “ en Anuario de la UNED, Barbastro 1995-2000; “ La ruptura de la pareja de hecho: aspectos procesales”, en Actas de los Vigésimos encuentros del Foro de Derecho Aragonés 2012, Edición el Justicia de Aragón, Zaragoza 2012; en prensa “Secreto de las comunicaciones y correo electrónico”.

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