En España, la baja participación siempre favorece a la derecha porque los votantes conservadores (centro derecha, liberales, extrema derecha) no votan, fichan. Si hacemos un repaso de los anteriores comicios, nos damos cuenta de que las opciones más conservadoras nunca baja de los 9 millones de votos, mientras que en los partidos progresistas oscila en base a la participación.

Por esta razón, el dato de que el voto por correo haya bajado un 26,7% respecto a las Generales del 28 de abril, es una buena noticia para las tres derechas, sobre todo para los dos partidos que, según los sondeos, están en claro ascenso.

El votante de izquierda, por su parte, suele castigar a sus partidos con la abstención y las consecuencias ya se vieron en las elecciones andaluzas de diciembre de 2018, en las que la bajada provocó que, aunque Susana Díaz ganó, la coalición de los tres partidos de la derecha hizo que la izquierda perdiera el gobierno de la Junta.

El dato del voto por correo puede ser indicativo de cómo la participación será mucho menor o se colocará en los mismos niveles que en las elecciones de 2011. Es probable que desde la izquierda se pretenda analizar esta cifra por las fechas de los anteriores comicios y la proximidad tanto de la Semana Santa como del puente de mayo, lo que provocó que muchos ciudadanos eligieran el voto por correo. Sin embargo, el desencanto del votante progresista con la imposibilidad de formar gobierno y con los mensajes confusos de alguno de los candidatos durante esta campaña son elementos clave para la desmovilización progresista.

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