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Presuntos implicados

Jesús Ausín
Jesús Ausín
Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.
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análisis

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El calvario había empezado casi de forma fortuita. Un viaje acompañando a su hija a una convención de estudiantes de robótica, la mecha que había prendido fuego al barril de pólvora en el que se había convertido su vida.

Aitana, su hija de quince años, junto con un grupo de estudiantes del IES Barajas, había ganado el primer premio del proyecto robótica para estudiantes de la Comunidad de Madrid. Ese triunfo les daba el privilegio de luchar, junto con colegios de otras comunidades de todo el estado, por una de las tres plazas que daban el pasaporte para viajar a competir con otros colegios de todo el mundo en la convención de robótica y proyectos tecnológicos sobre ecología y medioambiente que se celebraría en el mes de mayo, en la meca de la informática y la tecnología, Silicon Valley.

Crutacia (Cruty como la conoce todo el mundo) es una madre trabajadora que, desde que cumplió los veinticinco, nunca se ha significado, ni ha destacado políticamente. Durante su etapa de adolescencia y juventud, fue una activista de lo que ahora llamarían radicalismo comunista. Perteneciente a una organización juvenil maoísta, arengaba a sus compañeros estudiantes para acudir a huelgas y manifestaciones proderechos, sobre todo, a favor de las mujeres. Nunca fue detenida. Nunca tuvo problemas con la policía, porque era lo suficientemente inteligente como para saber cuándo abandonar las concentraciones. No por temor, sino porque su licenciatura en filosofía y su futuro, dependía de una beca. Si era detenida, la fundación que le pagaba la universidad y la estancia en Madrid, retiraría su mecenazgo.

Lleva más de veinte años sin actividad política. Su única relación es la afiliación al sindicato CNT, cuya cuota paga religiosamente. Evidentemente, participa en las huelgas y paros de su sector que son convocadas por su organización, pero ni acude como piquete, ni tiene ninguna relevancia dentro del comité de empresa. Trabaja como el que más, cumple las normas a rajatabla y cualquier reclamación o exigencia para que se cumplan sus derechos, la hace el sindicato a través de su representante en el comité.

Por eso, le resultó extremadamente extraño que, tras haber pedido el visado en la embajada americana de la calle Serrano para acompañar a su hija, menor de edad, a la convención de Silicon Valley, el pasaporte de Aitana se lo devolvieran con visado en el momento, y sin embargo ella, tuvo que acudir a buscar el visado casi diez días después de haberlo solicitado presencialmente. No le dio mayor importancia porque al final, el sello, constaba en el pasaporte.

El calvario comenzó tras haber llegado al aeropuerto de San Francisco. Al ir a pasar el control aduanero, le dijeron que esperara en un banco mientras pasaban el resto de pasajeros. Su hija no tuvo ningún problema y  pasó, junto con los demás estudiantes de su grupo, otra madre y el profesor de tecnología que les acompañaba, sin problemas. Quedaron en que la esperarían al otro lado del cristal del mostrador. Pero cuando pasaron todos los pasajeros, llegaron dos policías. Uno de ellos, en un castellano mexicano, le dijo que les acompañara. La metieron en un cuarto y allí comenzaron a hacerle preguntas. ¿A qué viene a USA? ¿Tiene pensado atentar contra el presidente? ¿Es usted comunista? ¿Piensa reunirse con personas subversivas? Como un torrente, las preguntas se iban sucediendo una tras otra, sin que Cruty pudiera contestar salvo con balbuceos.

Tras más de una hora de interrogatorios, en la que no le permitieron usar el móvil para llamar a su hija Aitana en ningún momento, le llevaron a la terminal de salidas, en espera de un avión de vuelta a España. Sólo pudo avisar cuando ya estaba sentada en el asiento y le devolvieron sus pertenencias.

De vuelta en España, un mes después, al ir a renovar el certificado de penales, necesario para trabajar en zona aeroportuaria restringida, la empresa le dijo que debía ir presencialmente a buscarlo. En comisaría le dieron el certificado de Penales. No había ningún delito anotado en él. Solo una inscripción de un sello en letras rojas “NO APTO PARA TRABAJAR EN ZONA RESTRINGIDA”.

La empresa le dijo que no podían renovarle el contrato y que, tampoco podían recolocarla en otra dependencia fuera de la zona restringida.

El viernes pasado, tras más de cuatro años en el paro, lo entendió todo. Días antes del viaje a USA, había tenido una conversación telefónica con un antiguo compañero de facultad que por aquel entonces era diputado de Bildu en el Congreso. En esa conversación recordaron viejos tiempos de sus andanzas maoístas. Se rieron mucho. Pero detrás estaba “Pegasus”.

*****

Presuntos implicados

Lo que acaban ustedes de leer, no es ciencia ficción, ni una distopía salida de la mente conspiradora de un escritor de ciencia ficción. Lo que acaban ustedes de leer, ha sucedido en este país, en el que, desde el gobierno más progresista de la historia del mundo mundial hasta el de los condenados reiteradamente por corrupción, permiten que se vigile a personas a las que denominan “peligrosos sociales” como en el franquismo y lo que es peor, no se les permite trabajar dentro de un aeropuerto a pesar de no tener ningún delito, y de no representar ningún peligro para la sociedad. Es como si por el hecho de ser sacerdote, no permitieran a una persona acercarse a un colegio.

Hace algunos años, cuando empecé en esto de comentar por escrito a denunciar las injusticias sociales y a reflexionar en modo abierto de forma que haya alguien al que pueda ayudar a ver el mundo desde otra perspectiva y hacerle pensar, un buen amigo me advirtió de que podría tener consecuencias negativas para mí porque “le constaba” que me “estaban siguiendo los pasos”. En aquel momento, no pude más que reírme y decirle que yo no era nadie y que suponía que quiénes me estaban “vigilando” tenían cosas más importantes, gente mucho más peligrosa que yo a quién observar. Conforme ha ido pasando el tiempo, y viendo algunas cosas que me han pasado en el mundo laboral, y sobre todo, después de tener claro que las cloacas de este estado están infectadas de sinvergüenzas que creen que España sólo son ellos y su modelo fascista, en este país, todo el mundo es susceptible de ser considerado un peligro social, un antisistema en el momento que no rías las gracias a los que mandan o que les pongas en evidencia.

Ya hasta me resulta altamente sospechoso que mi perfil “durmiente” de Linkedln, un perfil que no se ha movido casi desde el día en que me di de alta, en el que no interactúo desde hace años y que sólo me hice por si podía dar con algún antiguo compañero de estudios, últimamente tenga varias visitas tras la publicación de cualquiera de mis artículos y que la propia red social me diga que las personas que lo han visitado se dedican mayoritariamente a la seguridad y la informática.

Ya sé que probablemente, la mayoría de los que vayáis a leer esto,  pensaréis que exagero y os creeréis a salvo de toda esta polémica del «Pegasus», de las cloacas e incluso de la actuación de un régimen que ya ha demostrado con creces que es capaz de encarcelar disidentes. Ya sé que como decía Martín Niemöller, ni sois judíos, ni tampoco comunistas,… y por tanto no tenéis por qué estar preocupados.  Tampoco mi amiga, a la que voy a llamar Mari Luz, era comunista, ni independentista, ni etarra, ni del grapo, ni pertenecía a ningún CDR o grupo islámico. Ni siquiera es mala persona. Pero estaba afiliada a la CNT y participaba en numerosos saraos en favor del feminismo, en defensa de la sanidad pública y participaba en la organización de las diversas acciones surgidas del 15M como “Rodea el Congreso” o las “Marchas por la Libertad”. Y un buen día, cuando fue a renovar su certificado que le habilitaba para trabajar dentro del aeropuerto, se encontró con que, a pesar de no tener delitos, la policía le dijo que no era apta para estar en una zona restringida.

La democracia española, cada vez se parece más a la dictadura surgida del golpe de estado del 36. Pero no se lo recrimines a ministros de claro corte fascista como la señora Robles o el señor Marlaska (ambos procedentes del Poder Judicial) porque, como mínimo, te dirán que en España se cumple la legalidad vigente. Y si les recuerdas que te pueden acabar tirando la puerta de casa y acusándote de pertenecer a una célula terrorista porque tienes un bote de fertilizante para las plantas debajo del fregadero y una caja de petardos que te han sobrado de Nochevieja, te dirán que estaba justificado.

Quizá yo sea un exagerado y estoy muy equivocado, pero no hace falta ser independentista ni político de EH-Bildu, para que esta gentuza te ponga en el centro de su diana.

Salud, república y más escuelas.

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