Presuntamente: una cloaca en la Jefatura Provincial de Tráfico de Badajoz

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No me gusta escribir para la prensa lo que acontece a mi familia ni, por supuesto, a mí mismo; pero, ocurre que, cuando se ha dañado no sólo tu honor sino también tu pequeña hacienda (tu pequeño negocio para vivir), la indignación por lo injusto obliga a decir algo para que la gente sepa con quién o quiénes “se gasta los cuartos”. El día 24 de abril del pasado año, servidor escribió un escrito, con un título parecido al que figura más arriba, para enviar a la prensa independiente (la otra, la de desinformación no lo publicaría nunca) que se quedó en el cajón -de momento- por aquello de que la edad le ha enseñado que es muy importante no precipitarse, pues está demostrado que las prisas no son buenas consejeras. Había que esperar el momento oportuno para decir lo que se quería decir, y ese momento que, dicho sea de paso, demuestra la escoria que se denunciaba, ha llegado con la condena -apelable, pero con pocos tintes de éxito- de tres años de cárcel por un delito de acoso laboral con daños psíquicos a un funcionario (y pendiente de otra sentencia penal de quizás más años que puede salir en breve por un delito de infracciones urbanísticas) de uno de los presuntos responsables del desaguisado que se denunciaba, D. Francisco Martos Ortiz, alcalde “socialista” (no hace falta explicar las comillas, hay muy pocos alcaldes socialistas de verdad) del pueblo desde donde envío mis escritos y donde vivo desde hace más de 40 años. 

Lo de utilizar el vocablo “presuntamente” no es ni más ni menos porque, por desgracia, en este país que se llama España, cuando se denuncia algo públicamente, hay que tener mucho cuidado con la Justicia, pues nunca se sabe si el Juez que te pudiera tocar -caso de que el denunciado te demande- va a considerar objetivamente eso que se llama “libertad de expresión y de opinión”. Pues, como ya hice saber en uno de mis recientes escritos, en esta Plutocracia en que estamos inmersos, hay Jueces y… otros “Jueces”; y a estos últimos no se les pueden poner “las piezas de caza” como a Felipe II, ya me entienden. Y, desde luego, siempre haciendo caso omiso a la famosa frase de Quevedo sobre la Justicia: “Donde no hay Justicia es peligroso tener razón, los imbéciles son mayoría”.

El escrito en cuestión decía así:

“Al menos, en La Jefatura Provincial de Tráfico de Badajoz,presuntamente, si la hay. Aunque, caso de existir, no del alcance de las cloacas del Ministerio del Interior de algún que otro Gobierno de los que hemos tenido hasta el momento en la “Democracia” (las comillas en Democracia, obviamente, son porque, sabido es, más que Democracia, lo que ha habido y hay en este país es una Plutocracia encabezada por la Sra. presidenta del Banco de Santander), a pesar de que, como todo el mundo conoce, las Jefaturas Provinciales de Tráfico dependen de ese Ministerio. La cloaca que viene al caso, es, presuntamente (reitero, mientras la Justicia nos lo aclara), por llamarlo de alguna forma, “un promovido cloacal de menor calado”. Pero, albañal, al fin y al cabo, con nombres y apellidos.

Es muy triste lo que ha ocurrido recientemente (si se contempla lo de recientemente con relatividad, pues hace ya dos años): Mientras se protegía a presuntos ilegales (se supone que a cuenta de alguna comisión o prebenda y por supuesto mandato expreso de algún o algunos políticos, algo muy generalizado desde esa modélica transición tan pregonada), se perseguía con saña, ¡sí con saña!, a un joven emprendedor que, para que se hagan una idea, había conseguido con un gran sacrificio la importante cantidad de algo más de ¡1.600 clientes al año!; y cuando tuvo que cerrar, al no poder aguantar más la presión a la que era sometido por cierto individuo de la Jefatura Provincial de Tráfico de Badajoz, un “ex carcelero” (lo de ex carcelero es porque antes era funcionario de prisiones) ascendido a Subjefe, que lo inspeccionaba continuamente -algo inusual por parte de la Jefatura- acompañado de dos agentes del Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico, GIAT, ya llevaba, sólo hasta el mes de mayo del año, más de ¡800 clientes!

El truco que esta presunta mafia político-administrativa utilizaba, al no poder encontrar la forma de que el joven emprendedor se diera por vencido, pues su negocio funcionaba totalmente legalizado y cumplía escrupulosamente con lo reglamentado, era, sencillamente, amedrentar a los profesionales que trabajaban con él siguiendo la denigrante presumible pauta de: ¡Te la estás jugando!, ¡te puede caer una sanción de hasta 20.000 € si cometes cualquier error! O la más indigna de todas: ¡Te puede caer una inhabilitación para ejercer tu profesión de hasta 10 años! Con estas presuntas “insinuaciones”, ¿qué profesional aguanta en un trabajo? Se marchaban al día siguiente. Y el emprendedor se veía obligado a cerrar mientras encontraba sus sustitutos, que, como es fácil comprender, no es tarea sencilla de llevar a cabo, pues no se trataba de cualquier trabajador sin cualificación que, por desgracia en este país, hay de sobra, sino que había que buscar un médico o un psicólogo (masculinos genéricos), o, en ocasiones, a los dos.

El joven emprendedor, como tantos extremeños (¡más de 21.000 en unos años!), ha tenido que inmigrar para encontrar un trabajo. Mientras, los negocios, presuntamente (uno conocido sin el presuntamente) ilegales, siguen su trayectoria como si no hubiera pasado nada protegidos por la política que, se supone, saca su “tajada”. Sin recibir, que se sepa, ninguna inspección y gozando al haberse quitado de encima el que los había, prácticamente, reducido legalmente a la insuficiencia, a la ya muy cercana desaparición valiéndose sólo de su sacrificio, su inteligencia y su don de gente.

¿Hay “cenagales” en la Jefatura Provincial de Badajoz pues? La Justicia, en la que servidor confía plenamente (aunque, a veces, haya algún que otro Juez de Juzgado de Primera Instancia e Instrucción, o Magistrado de la Audiencia Provincial, e incluso Magistrados -el plural es porque puedo citar a dos- de alguna Sala del TSJEX que, parece ser, se han tragado “una sopa de pan con pimentón picante de la Vera” sin masticar) nos lo aclarará en su momento. La lucha, no lo duden, se va a llevar a cabo y el antes citado “ex carcelero”, y los agentes del GIAT tendrán que responder desde el banquillo judicial.”

Hasta aquí el escrito que se guardó.

El emprendedor está en la actualidad en el paro a la espera de que la maldita pandemia le permita volver a su trabajo fuera de la península o en otro país. Quiere su tierra como nadie y espera poder volver y pasar sus temporadas de descanso en un pueblo muy pequeño donde se crio. Su ilusión es vivir en el campo, oír la radio, tocar sus guitarras y cantar (aunque para esto no ha nacido), leer y gozar de la tranquilidad que le da un pueblo tan pequeño. No quiere saber nada de lo que pasó y de las muchas ignominias que tuvo que soportar para, al final, tener que irse de su entorno para vivir. Pero no concibe odiar a nadie y, me consta que, si supiera que estoy diciendo lo que he dicho antes, me lo recriminaría y me impediría publicarlo. Mas, quien suscribe -que ha sufrido casi por igual “la tortura”- no se va dar por derrotado, así como así. Yo voy a luchar hasta el final cueste lo que cueste. Y ahora que ya sabemos qué clase de político -aunque el daño no fue él solo el que lo infringió y se van a depurar responsabilidades- corrupto nos ha robado nuestra hacienda y nuestro honor (pudiera ser que en dos ocasiones) no me voy a quedar parado. La Fiscalía Provincial y la Fiscalía Comarcal van a tener que demostrarme que lo que en su día denuncié y no fue ni siquiera tramitado, ahora ha quedado patente sabiendo como es la persona que entonces denuncié: un fascista (llegó al pueblo como máximo representante del Movimiento Nacional, o sea, como jefe de Falange) que, presumiblemente(¡cuidado!), atesora la mentira, el engaño, la avaricia, el egoísmo, la cizaña, el odio… Él y las “ciénagas de la Jefatura Provincial de Tráfico” (las comillas por el puñetero presuntamente) van a ser llevadas ante los Tribunales y ya veremos si esta vez la Justicia se lo toma un poquito más en serio y los negocios sucios salen a relucir, no ya por el bien particular, sino por el bien de toda la ciudadanía. Este pueblo está administrativamente “podrido” (como seguramente muchos otros desde que empezó la llamada Democracia que no es sino -como he señalado antes- una Plutocracia) y en periodo de desertificación, vaciado (ya quedan menos de 6.000 habitantes) y en estado de abandono por culpa de la, más que probable, corrupción para la compra del voto cautivo y la inepcia -que también es corrupción- de sus mandatarios y de una inexistente oposición inepta y mentirosa. La hipocresía PSOE-PP.

Cuando la pandemia nos lo permita -aviso para “navegantes”-, se van a aclarar muchas cosas, pues como dijo un tal Arthur C. Clarke: “Toda verdad pasa por tres etapas. Primero es ridiculizada. Después es violentamente rechazada. Finalmente, se acepta como evidente”. ¡Caiga quien caiga!

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