Desde el punto de vista internacional, Venezuela está ocupando esta semana el foco de atención tras el autogolpe con posterior retractación del gobierno de Maduro sobre la decisión de retirar los poderes al Parlamento, de mayoría opositora. Lejos de opiniones y debates sobre la cuestión política de este país latinoamericano, lo cierto es que los que mejor saben qué es lo que ha pasado son los propios venezolanos, a quienes damos voz para entender un poco mejor la situación.

“La oposición venezolana no está haciendo propuestas políticas para solucionar la cuestión venezolana”

Carmen Rivero, de 63 años y residente en Tres Cantos (Madrid) desde hace una década, dice sentir preocupación por lo que sucede en Venezuela, especialmente porque una de sus hijas aún sigue allí, estudiando. Sin embargo, esta preocupación la atribuye, sobre todo, a la falta de coordinación y movilización de la oposición y la desmotivación de los ciudadanos.

“Mi hija dice que en el día a día la gente va y viene como si nada, es como si estuvieran resignados a vivir lo que el gobierno ha decidido”, lamenta Carmen, que señala que sólo unos cuantos estudiantes salieron a protestar en contra de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, que anulaba el poder de la Asamblea Nacional. “La gente tiene mucho miedo a ser asesinado y maltratado por la policía y los militares”, añade. A su juicio, la gente de a pie “no tiene medios ni fuerza para combatir al gobierno”, ya que para ella, el papel que juega la oposición es irrelevante. “Parece que es cómplice del gobierno, no se manifiestan como debe ser, todo se convierte en un ‘bla bla bla”, se queja.

Pero no es la única. Carmelo Lattassa, fotoperiodista residente en Madrid desde hace 27 años, dice así: “La oposición venezolana no está haciendo propuestas políticas para solucionar la cuestión venezolana. Su discurso se basa en quitar a Maduro, lo que inquieta enormemente porque, ante el deseo de quitarse a Maduro de encima y la falta de coherencia de la oposición, hay un espacio enorme para un nuevo fraude”.

También Urquia Alicia, de 33 años, lamenta el desinterés de la población para cambiar las cosas. La terrible decisión del Tribunal Supremo contra la Asamblea debió ser, según indica, “la chispa que encendiera al fin la hoguera para acabar con la dictadura castrochavista” por parte de la ciudadanía. “Todo el mundo se quejaba y maldecía pero nadie quería salir a las calles a acabar con todo. Y lo entiendo un poco por los padres y madres de familia. No soy yo quien vive lejos de ese desastre quien los culpe de no hacer nada”.

La gente que todavía vive allí, sobre todo “los viejos”, apenas consiguen café y están “flacos, sin carne y en los huesos”

Reticente a la hora de definir políticamente a Venezuela, Carmelo explica que la situación es demasiado compleja para poder entenderla sólo basándonos en las últimas noticias. Tal y como detalla, uno de los motivos de la crisis venezolana se halla en la “mediocridad” de su actual presidente, Nicolás Maduro, quien ha procedido al “secuestro de todas las instituciones, pero ya de forma clara y absoluta”. Es decir, han dado “un paso real, un golpe de Estado institucional”, por lo que en estos momentos, Venezuela sí es una auténtica dictadura.

Las consecuencias del golpe institucional fallido son claras. Para Carmen, se trata de una violación de la Constitución que ha de pagarse con la cárcel, en caso de los magistrados del Tribunal Supremo, y con la renuncia de Maduro por obviar el caso. “Esto pasaría en cualquier país democrático, pero Venezuela es un caso excepcional”, asume. Por su parte, Urquia hace hincapié en la mentalidad de los venezolanos, quienes se encuentran divididos y llenos de “odio y rencor”.

No obstante, lo que más preocupa a estos tres ciudadanos venezolanos es la crisis social que atraviesa el país motivada por la falta de alimentos. Aún más importante que la crisis política.

“La gente está completamente obsesionada con encontrar alimentos, que no hay”, dice Carmelo, que se pregunta dónde está aquella “fortuna” que durante 20 años estuvo recibiendo Venezuela con motivo de los elevados precios derivados del petróleo.

“Venezuela está arruinada”, es lo que piensa Urquia, que comenta que la gente que todavía vive allí, sobre todo “los viejos”, apenas consiguen café y están “flacos, sin carne y en los huesos”. La familia de Carmen también nota la falta de alimentos en Venezuela, pues ni comen carne, pescado ni pollo y hay algunos que se alimentan únicamente a base de yuca.

¿Qué pasará de aquí en adelante en Venezuela? Nadie sabe aún, pero los venezolanos no se muestran optimistas. Carmelo considera que la situación no mejorará y que sólo hay dos posibles escenarios, ambos igual de “terribles”: la intervención internacional o una guerra civil. “La única via será la traición, la separación o la disolución de la unidad del propio chavismo, donde Nicolás Maduro, por su manera de ser, se quede aislado”, concluye.

2 COMENTARIOS

  1. es como si estuvieran resignados a vivir lo que el gobierno ha decidido”, lamenta Carmen, que señala que sólo unos cuantos estudiantes salieron a protestar en contra de la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia, que anulaba el poder de la Asamblea Nacional. “La gente tiene mucho miedo a ser asesinado y maltratado por la policía y los militares”, añade. A su juicio, la gente de a pie “no tiene medios ni fuerza para combatir al gobierno”, ya que para ella, el papel que juega la oposición es irrelevante. “Parece que es cómplice del gobierno, no se manifiestan como debe ser, todo se convierte en un ‘bla bla bla”, se queja.

    ¿No se parece a la actual situaciòn en España?

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