Bernardo de Miguel planteaba esta mañana en El País que las maniobras de las formaciones de derecha y ultraderecha españolas tras la llegada a los escaños de Puigdemont y Comín habrían soliviantado a otros eurodiputados.

En su pieza, el periodista señala que «la estrategia de ambos partidos amenaza el suplicatorio, que debe aprobar la Eurocámara».

Y es que, precisamente las formaciones españolas se han desmarcado de sus grupos parlamentarios (el de los populares europeos y el de los liberales) en las votaciones sobre Polonia y Hungría, que planteaban un posicionamiento de presión para defender el Estado de Derecho desde la institución europea.

A su posición respecto Polonia y Hungría se suma la denuncia que ha interpuesto Vox contra el Parlamento Europeo «por haber reconocidos como eurodiputados a Puigdemont y Comín».

No se presenta fácil para quienes quieren retirar la inmunidad de los dos eurodiputados, puesto que algunos europarlamentarios ya han comenzado a pedir información de manera intensiva sobre el asunto. Hay que tener en cuenta que la votación del suplicatorio no se hace por grupos políticos, sino de manera individual por cada parlamentario. Por lo que la libertad de voto hace que sea realmente complicado anticiparse.

Además, en la comisión de Asuntos Jurídicos, que será donde se elabore el informe, el eurodiputado a quien le toque encargarse del asunto no puede ser español ni pertenecer al grupo político de los diputados sobre los que se pide el suplicatorio.

Para elaborar el informe se podrá recabar toda la información que se considere pertinente, no hay un tiempo tasado para el procedimiento y, sin duda, supondrá una oportunidad para que tanto Carles Puigdemont como Toni Comín puedan explicar todo lo que ha sucedido hasta ahora. La valoración sobre el levantamiento de la inmunidad se hace en base a cuestiones de calado político, es decir, que habrá de dilucidarse si está habiendo una persecución política en el asunto del Procés.

 

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