Para cuando llegaban los segundos platos, la grabadora había pasado a un segundo plano totalmente. Al mentar a la SGAE el ritmo subía, proliferando las conversaciones bilaterales, volando en círculos sobre los temas de siempre -el monopolio de SGAE como única sociedad de gestión, la recaudación, el reparto, tracking, el poder de las editoriales, la nacionalización de SGAE, etc.. – para concluir lamentando una vez más nuestro desconocimiento sobre la mayoría de los asuntos y el desamparo en el que nos encontramos todos aquellos pequeños autores que de manera individual pretendemos cobrar por el fruto de nuestro trabajo. Tras mucho deambular alrededor de este asunto, conseguíamos contextualizar el problema dentro de una guerra entre las tecnológicas y las sociedades de gestión. Todos los postres estaban sobre la mesa, salvo la mousse de Félix …  

Félix: ¡Ahí llega mi mousse! 

Víctor: a esa mousse le ha fallado el tracking (risas) 

Félix: Mira. El tema con los derechos de autor es un poco como mi mousse. Llega tarde, Alguien le ha metido la cuchara ya …. 

Ruido Blanco: Y llegan las discográficas y meten la suya…

«es obvio que no existe un interés estatal por protegernos»

Félix: y de lo que sobra le das al productor, a este, a aquel, a los músicos que han grabado…. Está claro que los que se benefician de todo esto son aquellos autores que generan muchos derechos y tienen una discográfica potente detrás. Pero esos son una élite. La gran mayoría somos creadores independientes. Y es obvio que no existe un interés estatal por protegernos (…) SGAE es una empresa privada. En esta situación lo mejor sería que al menos pudiese haber mayor cantidad de sociedades de gestión en el mercado. 

Víctor: Yo reconozco mi total desconocimiento de cómo funciona todo esto. 

Miguel: El que sabe un montón de todo esto es Juan de Amaral. Yo, si se presentase a elecciones en SGAE desde luego le votaba. 

Ruido Blanco: ¿Creéis que somos un colectivo desunido?

Miguel: Somos un colectivo muy desinformado, y a la única empresa que gestiona todo esto no le interesa en absoluto que nos informemos mejor. 

(…) 

Ruido Blanco: ¿Quién produce vuestros discos? 

Miguel:  Nosotros lo producimos y llamamos a Diego Guerrero para trabajar con él en el estudio. Luego repartimos a «pachas». Somos una sociedad en toda regla, incluyendo a la gente que tenemos en la oficina. Así evitamos los contratos leoninos de las discográficas. Vamos a «pachas» en gastos y en ingresos también.

Víctor: Yo confío mucho en los músicos con los que suelo tocar para todo el tema de los arreglos. Luego las sesiones en el estudio las dirijo yo, siempre permeable a lo que los músicos me sugieren. Para lo de Antonia San Juan sí delegué la producción en Enrique Villamil, allí en Gran Canaria. 

Ruido Blanco: ¿Cómo planteáis el proceso de grabar?

Miguel: Nosotros planteamos el disco, y en función del dinero que podamos poner decidimos calendario. Y llegado un punto abandonas el disco. Porque los discos no se acaban, sino que se abandonan. Si no, siempre estarías cambiando cosas. Un día decides no tocarlo más y punto. 

Ruido Blanco: ¿Habéis llegado a ese punto como productores de vuestra propia música de estar a gusto con el disco que habéis grabado?

Miguel: Me encantaría alguna vez grabar ese disco que dices (risas cómplices). 

Víctor: Yo es que no pienso en discos. Yo pienso en canciones. Yo compongo canciones y luego junto unas con otras en un disco porque creo que casan bien. Creo que tengo unas 166 canciones. Fijaos por ejemplo en que en mi último disco “Está feo que yo lo diga” he metido canciones que compuse hace ya diez años. 

«muchas de esas cosas que los otros grupos no dicen, el público espera que las digamos nosotros»

Miguel: Nosotros sí pensamos en el disco. Tenemos una linea editorial. Pensamos en qué es lo que quiere transmitirle al público Antílopez este año. Nos ponemos en la piel del que va a escuchar, en lo que esperan de nosotros, en la responsabilidad que tenemos para con un determinado mensaje, con un determinado compromiso. Somos conscientes que muchas de esas cosas que los otros grupos no dicen, el público espera que las digamos nosotros. Y si no las metemos en las canciones las metemos en el show. Esto no quiere decir que no haya sitio para esa canción que tienes en el cajón de la mesilla sulfatada como una pila vieja (risas).  

Félix: Empezamos sacando un once inicial, como Lopetegui (risas). Luego debatimos mucho durante el proceso hasta que nos quedamos contentos. Tú no le puedes calentar la cabeza al público con tus corazonadas. 

Víctor: Y luego está ese amor por la última canción …. 

Ruido Blanco: A menudo tengo la sensación de que los grupos del sur tendéis más al eclecticismo y a la fusión de estilos y que en el norte se tiende a hacer música más homologable, más etiquetable. ¿Creéis que hay una mayor permeabilidad estilística en el Sur?

Félix: Yo creo que sí. Por un lado si vas más al norte, la música popular tiene menor arraigo en sus tradiciones. Se ha ido probando con fórmulas de fuera, y la verdad es que salen muchos grupos muy buenos, pero suenan a grupos extranjeros. En Andalucía tenemos un folclore muy rico y una cierta naturalidad para entender la música y adaptarla a nuestra manera de hacer las cosas. 

Miguel: Lo que está claro es que cada día habrá más mestizaje. Ahora basta mandarte un enlace por el móvil para compartir música con gente en la otra punta del planeta. 

Víctor: A nosotros creo que también nos fuerza al eclecticismo el hecho de que las temáticas de las letras sean tan amplias. Yo he llegado incluso a componer un pasodoble porque la temática de la letra lo pedía a gritos. 

Ruido Blanco: ¿Soléis empezar desde una temática concreta y luego hacéis la música o es al revés?

Miguel: Depende. A veces las canciones comienzan por un juego de palabras y se enciende la chispa. Otras veces son producto del trabajo sobre una determinada temática. A mí personalmente me satisfacen más las primeras, aunque no quiere decir que sean mejores que las otras.  

«El proceso creativo es como una sucesión de fogonazos»


Ruido Blanco:
Creando comunidad… 

Víctor: Yo a menudo me grabo en el móvil ideas para canciones que me surgen en cualquier sitio. El proceso creativo es como una sucesión de fogonazos. Es como lo que ocurre en el grupo de WhatsApp que tengo con Miguel, en el que un montón de locos estamos todo el día mandándonos unos a otros conexiones de ideas sobre temáticas que proponemos entre todos. Uno empieza sugiriendo una especie de hashtag, el siguiente dice una tontería, el otro sigue, y el tercero de repente conecta una idea buenísima que a mi me sugiere una idea para una canción. Es genial ese grupo. 

Miguel: He creado una pequeña comunidad creativa de gente de toda España con perfiles multidisciplinares como el nuestro. 

Ruido Blanco: Pagaría dinero por ver un día funcionar ese chat. 

Miguel: El momento en el que los artistas empecemos a madurar y a rebajar un poco el ego, colaboraremos más y probablemente nos empiece a ir mucho mejor. 

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