La crisis política desatada por la ruptura de la alianza de la izquierda ha dejado solo y en minoría al Gobierno socialista al no salir adelante los presupuestos y aboca a Portugal a unas elecciones anticipadas. Una arriesgada apuesta por parte de la izquierda portuguesa ante unos sondeos que dan un importante incremento a la extrema derecha de la formación CHEGA.
Antonio Costa en su último discurso aseguró que se encontraba con “la conciencia tranquila” y afirmó que había hecho “todo” lo que estaba a su alcance para sacar adelante los presupuestos.
No obstante Costa ya asumió que estaba a punto de sufrir un revés histórico y reconoció que vive el rechazo de sus antiguos socios como “una derrota personal”.
“Lo último que precisa Portugal es esta crisis y en estas circunstancias”, lamentó Costa. Y pidió “una mayoría reforzada” a todos los votantes de la geringonça (el pacto de izquierdas inaugurado en 2015) ya dando por hecho una convocatoria a las urnas.
El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, será ahora quien deberá decidir si disuelve el Parlamento y convoca elecciones o permite la continuidad del Gobierno de Antonio Costa. Costa ya ha afirmado que no dimitirá por responsabilidad.
El resto de los partidos de izquierda, que no han apoyado los presupuestos de Costa ya han manifestado su rechazo a un adelanto electoral y piden tiempo para que el Gobierno socialista elabore unas nuevas cuentas.
En caso de que el presidente de la República, tras hablar con todas las formaciones y agentes sociales, decida, como todo apunta, convocar elecciones, éstas se celebrarían en plenas fiestas navideñas, la ley obliga a que las elecciones se celebren entre 55 y 60 días tras la disolución de las cortes.
