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¿Por qué no dar alas a Vox?

María José Sánchez Soria
María José Sánchez Soria
Mujer y socialista. Activista social y curtida por mil frentes en la vida. Optimista vital en cada lucha y animosa en la dificultad. Hija del 64 y heredera de todas cuantas me precedieron en la búsqueda de justicia.
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análisis

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Desde que empecé a escribir esta columna, me dije que no iba a hacer ni un sólo artículo dando publicidad gratuita a VOX, porque no creía que fuera un partido demócrata, ni dialogante, ni transigente. Pues bien, hoy no puedo por menos de denunciar que todas mis expectativas no sólo se han cumplido, sino que han rebasado todo lo superable durante estas dos últimas semanas.

Prueba de ello es lo que sucedió ayer en el Parlamento andaluz, en la Comunidad de Murcia donde VOX exige que en los colegios murcianos antes de las clases que se ponga el himno español, haciéndonos recordar infaustos tiempos pasados. Pero el colmo llegó en la Asamblea de Ceuta de ayer, dónde el diputado Carlos Verdejo de VOX, enseñó bien la patita como en el cuento de los tres cerditos, avergonzando a la mayor parte de los españoles con su comportamiento.

Este diputado se enfrentó de forma chulesca, prepotente, irrespetuosa, y xenófoba con los diferentes miembros de la Asamblea que le hicieron frente, primero con el Presidente de la Asamblea del PP, después con una miembro de la oposición musulmana, a quien le dijo que ella “sólo podría tener representantes de su partido en el reino de Marruecos”. Siguió su actuación contra el Presidente de la Asamblea nuevamente cuando le pidió que se retractara, y siguió contra el Consejero de Medio Ambiente del PP, que terminó encarándose con él, llamándole “sinvergüenza, fascista”, a lo que respondió Verdejo, sin inmutarse “pues si no puede soportarlo, váyase”.

Esta es la forma en la que contemplan la política en este partido, siendo incendiarios de problemas graves con otros países, en vez de buscar soluciones, que beneficien al país al que dicen amar. Son patriotas de pacotilla, populistas al más puro estilo de Trump, o Le Pen, donde no les importa nada más que imponer su voluntad, sin importarles si son una minoría, o si no tienen razón, son incapaces de reflexionar antes de actuar, se dejan llevar por impulsos, como si de adolescentes inmaduros se tratara, engañan a la gente con promesas que saben que no pueden cumplir porque van en contra de la legislación española e internacional, todo vale por un puñado de votos, sólo piensan en la política que favorece a los “cuatro señoritos y su cortijo”.

Pero la política que necesita este país no se puede basar en populismo, ni en impulsos, ni en provocaciones constantes, debe tener altura de miras, tiene que salir de la reflexión profunda, de la búsqueda de soluciones sopesadas, de buscar el mayor consenso entre todos los grupos políticos que componen el Parlamento Español, de la búsqueda de lo que es mejor para la mayoría del pueblo español.

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1 COMENTARIO

  1. Pues con ese discurso chabacano, populista, racista y sobre todo fascista, resulta que Isabel Díaz Ayuso ha obtenido un resultado impensable para cualquier demócrata.

    Al final tendrán razón los que dicen que no todos los votos deberían valer lo mismo.

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