sábado, 20abril, 2024
19.5 C
Seville
Advertisement

Platón no era Platón

Antonio Guerrero
Antonio Guerrero
Antonio Guerrero colecciona miradas, entre otras cosas. Prefiere las miradas zurdas antes que las diestras. Nació en Huelva en 1971 y reside en Almería. Estudió relaciones laborales y la licenciatura de Filosofía.
- Publicidad -

análisis

- Publicidad -

Dicho sea así que, a pesar de larga tradición académica y oral, Platón en realidad no se llamaba Platón sino Aristocles Prodos. El sobrenombre de Platón tuvo su origen en el maestro de lucha del filósofo, Aristón de Argos, que descubrió que este tenía una complexión robusta, más concretamente unas espaldas anchas, y por eso comenzó a llamarle de esa manera.

Esa circunstancia sirvió para que todo el mundo lo refiriera así y hasta que se  le tomara como su propio nombre. Ayudó mucho que “Plato” significara espaldas en griego y que Omoplato, “ωμοπλατη”, en anatomía haga referencia a un hueso ancho y grande que se caracteriza por tener forma triangular y estar situado en la parte posterior o dorso lateral del tórax (en la espalda), donde se une directamente el húmero y la clavícula.

Por otro lado los discípulos del filósofo encontraron en el sobrenombre una forma para distinguirlo de Aristóteles, puesto que Aristocles y Aristóteles se parecían mucho. De la misma manera los discípulos de este último también se sirvieron de esto. Y sin duda esto  favoreció a que Platón fuera conocido como Platón (su apodo) en lugar de su nombre real. Existen otras teorías también sobre el apodo: algunos dicen que fue por su ancha frente y otros por su amplio conocimiento.

No hay pruebas contundentes de ninguna, salvo la tradición oral donde gana más peso su condición atlética y la robustez corporal. Pero en uno y otro caso,  si me permiten los lectores, asignar apodos es un comportamiento muy mediterráneo. Supone una forma de distinguir a las personas por alguna característica. Y eso fue lo que le pasó al filósofo. Ya a Cayo Plinio se la denominaba “Plinio El Viejo” para diferenciarlo de su sobrino “Plinio El Joven”.  Igualmente a Cayo Julio César se le apodó “Calícula” que era un calzado de la época.  Sócrates, por ejemplo, era el “Tábano”. Y es  más, a Jesucristo se le apodó “El nazareno” por ser de Nazaret.  Platón no tuvo más remedio que aceptar su apodo a pesar de provenir de una familia noble y ser un personaje popular.

Dicen que era descendiente de Solón y del rey Crodo, aunque también fue esclavo en un momento anterior a la fundación de la academia. A Aristocles, como se llamaba, no le quedó más que convivir con “el espaldas anchas” (Platón).  Pero lo hizo muy bien: desde esa conjunción construyó un legado filosófico de gran influencia para nuestra cultura.  

Sumario: Su verdadero nombre de Platón era Aristocles Prodos. Platón fue un apodo que hacía referencia a la robustez corporal, a las espaldas anchas, del filósofo.

- Publicidad -
- Publicidad -

Relacionadas

- Publicidad -
- Publicidad -

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre

- Publicidad -
- Publicidad -
- Publicidad -
Advertisement
- Publicidad -

últimos artículos

- Publicidad -
- Publicidad -

lo + leído

- Publicidad -

lo + leído