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Pico Reja, epicentro del horror de la Guerra Civil

Finalizan los trabajos de exhumación de la fosa común sevillana, la mayor de España con más de 1.700 cadáveres de represaliados

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Han finalizado los trabajos de exhumación de la fosa de Pico Reja, una de las mayores de Europa con más de 1.700 víctimas del franquismo. El Ayuntamiento de Sevilla celebra un acto institucional en el que fue uno de los grandes epicentros del horror de nuestra Guerra Civil.

En el cementerio de San Fernando de Sevilla se abrió en 1928 una gran fosa común conocida como Pico Reja, aunque solo comenzó a usarse en el verano de 1936 para enterrar a las víctimas de las tropas franquistas al comienzo de la Guerra Civil. Ahora los arqueólogos han resuelto un “rompecabezas inmenso” para devolver la dignidad a esas víctimas, informa Efe.

Al comenzar los trabajos de exhumación en 2020, el equipo de la Sociedad de Ciencias de Aranzadi se encontró “de bruces” con un mar de imprevistos, de restos óseos y de ataúdes. En Pico Reja se encuentran los restos de víctimas de desapariciones forzosas en el periodo de guerra –se cree que pueden estar los de Blas Infante, considerado el padre de la patria andaluza y fusilado en agosto de 1936–, junto con restos de presos de la posguerra y de enfermos de hospitales cercanos fallecidos años más tarde.

En últimos meses se ha ampliado el perímetro de la fosa y así se ha culminado la fase de campo con la que se han recuperado los restos de cientos de represaliados en la contienda y la posguerra.

La realidad que se han encontrado los arqueólogos es un “maremagnum de huesos”, con grupos mezclados, otros dispuestos en ataúdes y otros depositados bocabajo con manos y pies atados, como es el caso de los miembros de la columna minera de Huelva que se desplazó a Sevilla para luchar contra la sublevación franquista. Una mezcla, según Guijo, que responde a un afán de “ocultación”.

Los mineros onubenses entraron en Sevilla para frenar el golpe del general Queipo de Llano, pero sufrieron una emboscada a la entrada de la ciudad, en La Pañoleta, en Camas. Los restos de una treintena de ellos se encontraron meses atrás y era un grupo sin alteraciones ninguna, en posiciones similares y hombres de distintas edades. El forense Fernando Serulla se hizo cargo de estudiar los cuerpos, que tenían altos niveles de metales en sus huesos a diferencia de otros de la fosa.

El último informe del pasado 2 de febrero del antropólogo, Juan Manuel Guijo, y el arqueólogo, Jesús Román, en nombre del equipo técnico detalla que el mes de enero fue “completado con la exhumación de todos los restos vinculados a la actividad funeraria y con casi todas las evidencias de víctimas”, informa Nius. Las excavaciones han deparado la detección de restos óseos de 10.076 “sujetos”, la exhumación de 10.051 de ellos y el descubrimiento de “evidencias de represalias” en los vestigios de 1.786 personas, que corresponden con el número de la “población asesinada”, según el informe mensual de Aranzadi.

Entre los restos podrían estar los de Blas Infante, ensayista, notario, abogado y político español conocido por su condición de ideólogo del andalucismo, en sus vertientes regionalista, federalista y nacionalista. El 2 de agosto de 1936 tres falangistas, al mando de un sargento, acudieron a su casa en Coria del Río. Llegaron a las 11 de la mañana y detuvieron a Infante, que fue fusilado la madrugada del 11 de agosto en el kilómetro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona. Desde entonces se sospecha que su cuerpo se encuentra entre los cientos cadáveres de la fosa común de Pico Reja, la más grande de España, en el cementerio de San Fernando.

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