Después de haberlo intentado con otras personas ofreciéndoles la candidatura a la alcaldía de Madrid, entre otros a Alfredo Pérez Rubalcaba y como consecuencia de sus desestimaciones, Pedro Sánchez tuvo la ocurrencia o veleidad de ofrecérselo a quien fue seleccionador nacional de baloncesto José Vicente Hernández Fernández (Pepu Hernández). Cuando lo hizo público manifestó que lo hacia acogiéndose a su derecho como un militante más del PSOE. Tal expresión queda muy bien “de cara a la galería”, pero la realidad no es esa, pues no en vano en él concurre las circunstancias o condiciones de ser presidente del gobierno y secretario general del Partido Socialista.
Lo más probable es que su influencia será determinante para inclinar la balanza y los apoyos de las afiliadas y afiliados a favor de su candidato. El caso es que éste no es discutido por su trayectoria como deportista profesional que ha sido muy brillante, pero si puede ser cuestionado, porque aparte de su inexperiencia política la sensibilidad y valores socialistas aun están por descubrírseles y/o demostrarlos.
Pero lo peor de todo, es el daño que se le sigue haciendo al proceso de primarias, instrumento que en sus inicios concitó muchas ilusiones, esperanzas y expectativas, pero con el tiempo lo han degradado y manipulado tanto, hasta el extremo de ser aprovechado por los jerarcas y dirigentes de turno y a todos los niveles, para imponerse ellos mediante las nada democráticas listas cerradas con arreglo a sus intereses personales o imponer a los suyos.
Después de haber sido elegido Pedro Sánchez en primarias por el voto mayoritario de los afiliados y afiliadas, tuvo la oportunidad de aprovechar el último (39) Congreso Federal, para hacer un PSOE más democrático, plural, transparente y participativo. Sin embargo no fue así y la degradación democrática ha continuado su camino, hasta quedar en prácticamente nada la promesa que hizo de un mayor apoderamiento de las afiliadas y afiliados del Partido. Eso no ha ocurrido y con las estructuras y funcionamiento jerarquizado del Partido Socialista, la militancia más bien sigue contando muy poco, o casi nada.
Se perdió la oportunidad de reestructurar y potenciar las primarias, quitándoles la obligación de los avales y haciéndolas más abiertas a la participación, en la seguridad, de que se podrían presentar más candidatas y candidatos de valía demostrada en sus compromisos con la Sociedad empezando con el propio Partido, sindicatos, organizaciones feministas, ecologistas, sociales, vecinales, culturales, etc..
Ese debería ser el principal de los requisitos, e igualmente, presentar para la campaña de primarias y electoral cada cual su proyecto, o programa con relación al cargo pretendido y no como viene ocurriendo el acceso a los mismos de personas mediocres, incapaces, sin experiencia y en muchos casos faltas de escrúpulos o con comportamientos inadecuados o indeseados.
Igualmente tenía que haberse contemplado que en caso de presentarse más de dos candidatos/as y ninguno/a conseguir superar el 50 por ciento de los respaldos o sufragios, tener en cuenta una segunda vuelta a la que concurrirían las dos primeras personas que hayan obtenido mayor numero de avales o votos.
La apuesta o probable imposición de Pedro Sánchez de un precandidato, deja en entredicho la neutralidad e imparcialidad que se supone deben tener los dirigentes del PSOE en el proceso de primarias, máxime cuando en el momento que en acto público pomposamente presentó a Pepu Hernández, ya era publico y notorio, que Manuel de la Rocha Rubí, se había presentado y por su trayectoria y valía más que demostrada como veterano militante socialista y de la UGT, en todos los cargos que ha venido desempeñando merecía y merece respeto, confianza y consideración.