Pedro Sánchez se esconde y no da la cara, lo contrario que se espera de un verdadero líder

El domingo, en medio del desastre, compareció Adriana Lastra, ayer, tras la reunión de la Ejecutiva socialista, fue Felipe Sicilia quien salió a dar la cara intentando vender un argumentario lleno de autocomplacencia, falto de autocrítica y culpando a los demás del desastre del PSOE

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Sanchez Andalucía

Decía Confucio que «el buen líder sabe lo que es verdad; el mal líder sabe lo que se vende mejor». Esta máxima es aplicable de manera absoluta a Pedro Sánchez quien, tras el desastre de las elecciones de Andalucía, sigue escondido, sin dar la cara.

Esto, evidentemente, es una estrategia de marketing político. Tal vez, Pedro Sánchez y sus asesores piensen que de este modo no le salpica la derrota, pero, al contrario, lo que está haciendo es cimentar la idea de que el único responsable de la debacle del PSOE en Andalucía ha sido él.

La realidad es que el PSOE no reconoce el fracaso en Andalucía como algo propio, sino que está buscando agentes externos que justifiquen una hecatombe histórica que es el inicio del fin. En Ferraz no deberían olvidar las advertencias que el pueblo les ha enviado en las últimas citas electorales. Desde el PSOE se afirma que no se puede trasladar los resultados andaluces a la política nacional, negando, incluso, que se esté produciendo un cambio de ciclo.

Sin embargo, los socialistas no deberían jamás olvidar lo que ocurrió en 2014 en las elecciones regionales y municipales francesas cuando el Partido Socialista sufrió un descalabro histórico por culpa del giro neoliberal de François Hollande que terminó de rematar Manuel Valls. En 2022, en las presidenciales, el Partido Socialista de Francia obtuvo apenas 700.000 votos. La diferencia es que en aquella ocasión los dirigentes socialistas franceses hicieron autocrítica, algo que no está haciendo el PSOE tras la debacle del pasado domingo en Andalucía.

Argumentos contradictorios

Felipe Sicilia, el segundo mascarón que le cubrió las espaldas a Pedro Sánchez tras Adriana Lastra, expuso en la sede central del PSOE una serie de argumentos para justificar los datos catastróficos del 19J, argumentos que se contradicen con los hechos.

En primer lugar, Sicilia señaló a la desmovilización y a la falta de tiempo que ha tenido Juan Espadas para trasladar su proyecto a la totalidad de los andaluces.

El papel lo soporta todo, pero la realidad es otra. El votante se desmoviliza o se marcha a otro partido porque su opción política a la que ha apoyado siempre no le ofrece un proyecto atractivo, coherente con la ideología que las formaciones dicen defender y, sobre todo, no resuelve los problemas del día a día. La estrategia del PSOE ha sido errática desde el principio, no porque no hubiese un buen candidato, sino porque no han sabido focalizar las propuestas en la realidad de la ciudadanía. El mismo lema ya era una llamada al abstencionismo porque no generaba ningún tipo de esperanza.

Por otro lado, el hecho de que Juan Espadas haya tenido tan poco tiempo es responsabilidad de Ferraz, por retrasar al máximo los procesos internos para suceder a Susana Díaz. Hay que recordar que las primarias que enfrentaron a la anterior secretaria general andaluza con Juan Espadas y Luis Ángel Hierro se celebraron en el mes de junio de 2021 como una reacción a la victoria aplastante de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid y tras el fracaso de las mociones de censura en la Región de Murcia y Castilla y León, movimientos que fueron «cocinados» desde Ferraz.

En el PSOE afirman que el PP ha logrado la mayoría absoluta porque su candidato no ha tenido tiempo en 7 meses para activar la maquinaria del partido y concentrarse en el trabajo de calle. Sin embargo, la candidatura de Teresa Rodríguez, con apenas 6 meses de tiempo, con mil trabas puestas desde la otra candidatura de izquierdas, sin apenas financiación y sin posibilidad de enviar papeletas a las casas (algo que es muy importante) ha logrado un 4,58% de los votos y 2 escaños.

Otra de las excusas de mal pagador del análisis vacío de autocrítica del PSOE es que el PP está aplicando una estrategia de adelantos electorales para intentar hacer creer a la ciudadanía que se está produciendo un cambio de ciclo político.

La realidad es que el Partido Socialista tiene capacidad suficiente como para afrontar un adelanto electoral, en general, y mucho más en Andalucía, cuando se lleva un año esperando el momento en que Juanma Moreno iba a adelantar elecciones. Cuando finalmente se produjo la convocatoria, analistas políticos de prestigio internacional consultados por Diario16 coincidieron en que, tal vez, había tardado demasiado.

¿Qué ha estado haciendo el PSOE en el año que va desde la victoria de Juan Espadas en las primarias hasta el 19J? Todo el mundo sabía que Moreno Bonilla iba a adelantar las elecciones. ¿No tiene el PSOE aparato suficiente para estar preparados? ¿Ferraz no provocó las primarias para estar preparados de cara al adelanto electoral?

Finalmente, en el PSOE niegan que esto sea un toque de atención de la ciudadanía, es decir, niegan la mayor para, evidentemente, eludir la responsabilidad directa de Pedro Sánchez en la debacle del Partido Socialista en Andalucía. La realidad es la contraria: el pueblo está harto de promesas incumplidas, de medidas vendidas como de izquierda pero que terminan favoreciendo a los poderosos (no hay más que ver la defensa cerrada que hizo Ana Patricia Botín a la reforma laboral), de traicionar postulados históricos tanto de la izquierda como del propio PSOE para favorecer los intereses del «líder supremo», de frenar medidas realmente progresistas como la reforma de la vivienda, la revalorización de los salarios (no sólo del salario mínimo) en base a la inflación, la reforma fiscal para que los ricos paguen los impuestos que les corresponden o la reforma constitucional para blindar derechos. De eso es de lo que está harto el pueblo y lo del domingo sí que fue un toque de atención.

Sin embargo, Sánchez está escondido, no da la cara cuando a un verdadero líder que se precie de tal condición se le espera en las derrotas, no sólo en las victorias. Esto demuestra que no está capacitado para continuar al frente del gobierno de España y que lo más sensato sería responder a la derrota dando la voz al pueblo en unas nuevas elecciones generales. En cambio, no lo hará, porque priman intereses como la Cumbre de la OTAN o la Presidencia de la UE en el segundo trimestre de 2023, eventos que pretende que sean el trampolín de lanzamiento de cara a su futuro cuando los ciudadanos le echen definitivamente de la Moncloa.  

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