Es la federación socialista clave, la más numerosa, la decisiva por excelencia, la que parte el bacalao desde siempre y a día de hoy sin discusión. Por eso se puede permitir el lujo de dejar 200 asientos vacíos en pleno congreso federal del PSOE para ir a una fiesta privada mientras sus compañeros debaten el futuro del partido. Su lideresa, Susana Díaz, ha enarbolado sin dilación la bandera blanca tras la “hostia” recibida el pasado 21 de mayo en unas primarias que han devuelto el sillón de líder en Ferraz a Pedro Sánchez, después de nueve meses de una interinidad teledirigida desde el sur con mucho desatino y aún más desproporción por una gestora que queda ya para el recuerdo.
Nada más perder estrepitosamente tras lograr menos votos que avales recogidos, incluso en su propio feudo, Andalucía, Susana Díaz reaccionó con premura y aires de consumada estratega nata convocando a los suyos para que aceleraran el proceso congresual a nivel regional. Su número dos, Juan Cornejo, se puso manos a la obra y orquestó un calendario a prueba de críticos.
Este martes 18 de junio finaliza el proceso para presentar candidaturas a primarias para dirigir el PSOE de Andalucía. Los críticos afines a Sánchez han mostrado su descontento por el más que apretado calendario diseñado para evitar que nadie le haga sombra al liderazgo de Díaz en Andalucía, su último bastión. Entre ellos se encuentra, entre otros, el dirigente de Izquierda Socialista José Antonio Pérez Tapias, que ha adelantado que, ante la falta de tiempo, es prácticamente imposible preparar una candidatura alternativa a la de la baronesa andaluza con unas mínimas posibilidades de disputar el triunfo.
Los sanchistas darán la batalla en los congresos provinciales tras el verano
Cuando Susana Díaz ejecutó el adelanto del congreso regional a finales de julio (29-30 de julio, dos meses antes de lo previsto), una cita que en origen estaba contemplada que se celebrara tras la vuelta de las vacaciones estivales, estaba cerrándose en banda a cualquier posibilidad de que siguieran creciendo las voces críticas a su mandato al frente del PSOE andaluz. De momento controla todo el aparato en las ocho provincias, aunque los sectores críticos ya han hecho oír sus voces en muchas de ellas. Sin ir más lejos, lo sucedido en Huelva, donde no se pudo aprobar una lista de delegados consensuada para el pasado 39 Congreso Federal.
Los resultados inapelables de las primarias fueron contundentes: casi uno de cada tres militantes andaluces que votaron en las primarias socialistas el pasado 21 de mayo optaron por la candidatura del ya nuevo secretario general, e incluso Sánchez recibió más votos que avales.
Todo lo contrario de lo que le sucedió a Susana Díaz, que recogió en Andalucía incluso menos votos que avales, aunque fue el único territorio en el que ganó a Sánchez. Mientras Díaz perdió unos 1.500 votos respecto a los avales que rubricaron su candidatura, Sánchez incrementó en más de 3.000 los apoyos que recogió inicialmente vía avales.
Con esta realidad, la nueva dirección del PSOE quiere que las baronías que se mostraron claramente a favor de la candidatura de Díaz vayan dejando paso de una forma no traumática a posturas menos beligerantes que las mostradas a Sánchez durante toda la precampaña y campaña de primarias.
Un territorio clave será Andalucía. De momento, Ferraz dejará hacer a Díaz con el horizonte puesto en las próximas autonómicas de 2019, una fecha marcada a fuego en el calendario de Díaz, consciente de que todos los sondeos auguran un margen de victoria –si esta se produce– mucho más estrecho que el logrado en marzo de 2015.
Esto no impide que los sanchistas, muy movilizados durante todas las primarias, sí preparen el asalto en los diferentes congresos provinciales. Será en ellos donde se pueda medir el verdadero apoyo con que cuentan los ganadores de las primarias en unas provincias hasta ahora controladas sin contratiempos por el equipo de Díaz. Mientras tanto, Díaz y los suyos en Andalucía no se cansarán de “arrimar el hombro” al “compañero Pedro”.
