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Pedro Sánchez, dimisión, dimisión o dimisión

Los resultados aplastantes del Partido Popular en las elecciones de Andalucía son la consecuencia de las políticas erráticas e incoherentes del presidente del Gobierno tanto a nivel de Estado como a nivel interno del PSOE

José Antonio Gómez
José Antonio Gómez
Director de Diario16. Escritor y analista político. Autor de los ensayos políticos "Gobernar es repartir dolor", "Regeneración", "El líder que marchitó a la Rosa", "IRPH: Operación de Estado" y de las novelas "Josaphat" y "El futuro nos espera".
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análisis

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Los resultados del Partido Socialista en las elecciones andaluzas son un duro golpe y no tienen más responsable que Pedro Sánchez. La incoherencia, la gestión autoritaria y las políticas erráticas del actual presidente del Gobierno y secretario general del PSOE han tenido como consecuencia la destrucción del proyecto socialista y la desmovilización del votante.

La gestión de Pedro Sánchez tanto desde la Moncloa como desde Ferraz ha provocado que el PSOE de Andalucía haya obtenido peores resultados que Susana Díaz y, sobre todo, que haya perdido en territorios que siempre fueron socialistas, como la provincia de Sevilla, y en municipios que se convirtieron en bastiones del «sanchismo», como Dos Hermanas. Ante esta situación, falta absoluta de autocrítica, soberbia, autocomplacencia y sólo faltó que, como ocurrió en junio de 2016, que salieran a comparecer con una sonrisa en la cara tras obtener los peores resultados de la historia.

Desde el Partido Socialista, viendo la debacle que se venía encima, se ha venido insistiendo durante toda la campaña que los resultados de las elecciones andaluzas no debían trasladarse a la política nacional. Este es el primer error, porque, sin llegar a la interpretación del Partido Popular en Génova de que esto eran unas primarias entre Feijoo y Sánchez, la realidad es que el 19 de junio de 2022 sí que ha sido una buena vara de medir para entender el hartazgo de la ciudadanía respecto a un gobierno en el se pusieron muchas esperanzas y que lo único que ha hecho ha sido decepcionar en todos los aspectos.

La realidad de la acción de gobierno de Pedro Sánchez es que se ha quedado corto en todo lo que se podría llamar «política social» y se ha pasado de la raya en lo que favorece a las élites, es decir, lo contrario a lo que se espera del autodenominado «gobierno más progresista de la historia».

Esta es la causa de la desmovilización del electorado de la izquierda y, sobre todo, del PSOE: el obviar las necesidades reales de la ciudadanía, de los que ven les sobra mes al final del sueldo, mientras se centran en cuestiones generales que son invendibles e incomprensibles para los hombres y mujeres que levantan el país cada día, los ciudadanos que, en teoría, son los que hubieran apoyado al Partido Socialista si éste no le diera más que disgustos cada día.

Pedro Sánchez le está abriendo la puerta de La Moncloa a Alberto Núñez Feijoo, con lo que eso supone. Si un gobierno presuntamente progresista no ha sido capaz de paliar las necesidades de la ciudadanía, ¿por qué iba a conseguir su apoyo? ¿Acaso piensan en Ferraz que la gente es idiota? ¿Acaso creen los responsables del Partido Socialista que la ciudadanía piensa igual que la «yihad sanchista» que lo pasa todo por alto y compra como una verdad absoluta la propaganda monclovita?

La gente vota a quien le señala sus problemas y eso en la izquierda, sobre todo en la zona socialdemócrata, no lo están sabiendo leer, y mucho menos un líder carente de liderazgo como es Pedro Sánchez.

Cambio de políticas

La soberbia que Sánchez ha insuflado al PSOE ya es de tal calibre que se ha llegado a decir que los resultados de las elecciones de Andalucía no iban a cambiar la tipología de las políticas que se implementen desde Moncloa. Es decir, no hay ningún tipo de autocrítica ni, por supuesto, señalamiento hacia el único y verdadero responsable de la debacle del Partido Socialista: Pedro Sánchez.

Un líder que se precie de ser tal debería apuntar el aviso que ha recibido hoy y romper con el neoliberalismo para aplicar las políticas sociales que de un gobierno de izquierdas espera el pueblo.

En consecuencia, Sánchez debería salir de la soberbia, del escenario del «rey desnudo», y modificar sus políticas para gobernar desde los postulados de la izquierda democrática, luchando con quien haga falta, sobre todo con la dictadura de Bruselas, para dar al pueblo lo que necesita de verdad.

No se puede afirmar que se es de izquierdas cuando se aprueba una reforma laboral que no deroga los aspectos más lesivos de la impuesta por el Partido Popular y que los sindicatos reales de clase que aún sobreviven calificaron como una tomadura de pelo para la clase trabajadora. No se puede decir que se es el «gobierno más progresista de la historia» cuando se maquillan las cifras del paro y no se lee que la precariedad no se circunscribe sólo a la tipología de contrato. No se puede decir que el proyecto de Pedro Sánchez es de izquierdas cuando se defiende a los bancos en los tribunales con la Abogacía del Estado. No se puede decir que el gobierno es progresista cuando no se aplica una verdadera reforma fiscal que favorezca al pueblo y, sobre todo, que reduzca los niveles críticos de desigualdad. Y, sobre todo, no se puede echar la culpa a Vladimir Putin o al Covid-19 de los problemas que Sánchez está generando.

Dimisión y convocatoria de elecciones

Sin embargo, Sánchez no va a modificar un ápice sus políticas de gobierno. Las personas que confunden el liderazgo con el autoritarismo suelen estar llenas de soberbia y, en consecuencia, no dará marcha atrás.

Esto le incapacita para seguir en la Moncloa y, en consecuencia, el siguiente paso que tiene que dar, por el bien de toda la ciudadanía, es dimitir, abandonar la política y dejar paso libre a un candidato o candidata que defienda y represente los valores reales de la izquierda, del socialismo, no de la socialdemocracia porque ésta no es otra cosa que un eufemismo de mal gusto para encubrir los crímenes ideológicos perpetrados durante décadas.

Los líderes autoritarios suelen confundir sus intereses con los del Estado y pensar que «el pueblo soy yo». Por eso, Sánchez, quien ha decapitado al PSOE para blindarse, lo que hará será revolverse sin ningún tipo de autocrítica tras la debacle en Andalucía. Eso es muy peligroso y el pueblo no está para seguir sufriendo.

Un PSOE destrozado

Antes de que llegara Pedro Sánchez a la Moncloa nadie pensaba que el Partido Socialista de Andalucía no se iba a recuperar. Muchos pensaron que, tras la debacle de 2018 y tras la victoria electoral de 2019, se iba reforzar al PSOE-A. Sin embargo, se hizo lo contrario, se reforzó la guerra interna contra Susana Díaz y se aguantó la toma de decisiones dejando a Juan Espadas con muy poco tiempo para crear una candidatura que ilusionara. Nuevamente, se impusieron los intereses del «líder supremo» a los del partido.

A todo lo anterior, Sánchez ha quebrado de tal forma la estructura orgánica del PSOE que la crítica interna o la toma de decisiones se hace imposible. Está absolutamente blindado, como lo están Vladimir Putin, Nicolás Maduro, Ebrahim Raisi, Xi Jinping o Kim Jong-un. El 39 Congreso de junio de 2017 sirvió para realizar una serie de reformas estatutarias y reglamentarias que hacen imposible cualquier movimiento contra el «líder supremo». El 40 Congreso de 2021 fue la exaltación absoluta del culto a la personalidad. Qué poco se diferenció de los congresos del PCUS o del Partido Comunista de China.

Sánchez ha conseguido que un partido federal tenga una estructura absolutamente centralista donde el núcleo es él mismo. Sabe que no tendrá un Comité Federal donde se haga evidente la crítica interna porque ya se encargan de Ferraz de enviar mensajes a las distintas federaciones para que envíen a personas afines que no critiquen nada de lo dispuesto por el «líder supremo».

Este centralismo sanchista es el que provoca que se desconozca la realidad de cada uno de los territorios y que las estrategias electorales se focalicen en base a los intereses de Ferraz olvidándose de los ciudadanos.

Además, no hay más que ver cómo los resultados nefastos de Sánchez han provocado que el Partido Popular gobierne a 21,65 millones de personas. El PSOE, gobernando en 9 comunidades autónomas, sólo llega a 14,75. ¿Qué poder tienen los socialistas cuando las competencias sociales y del estado del bienestar están transferidas? Ninguno.

La mentira de Podemos tras llegar a La Moncloa

El ansia de llegar al gobierno por parte de Pablo Iglesias Turrión ha provocado que la marca Podemos y lo que simbolizaba se haya diluido en los errores de Pedro Sánchez. Las elecciones andaluzas han mostrado cómo también han pagado su propia incoherencia.

Los ministros y ministras de Unidas Podemos debieron tener el coraje suficiente para romper con Sánchez desde hace mucho tiempo y la crisis que se ha abierto va a provocar una crisis interna que será muy dolorosa.

Ya han pasado más de dos años desde la formación del autoproclamado «gobierno más progresista de la historia» y en Podemos se ha juntado la incoherencia, los gravísimos errores, la inoperancia y la falta de coraje. En este tiempo los diferentes ministros y ministras ya deberían haberse dado cuenta que todo lo que se acerca a Pedro Sánchez termina destrozado y, a día de hoy, Podemos, que tanta esperanza generó, es el adalid de la desilusión.

Irene Montero, Yolanda Díaz, Alberto Garzón y Ione Belarra tienen ya la misma credibilidad que Pedro Sánchez. Su negativa a dar un golpe en la mesa y romper con el presidente del Gobierno tiene consecuencias nefastas para la ciudadanía que en las plazas decían defender. Eso es algo que no se perdona porque la excusa de que están en el Ejecutivo pero que no tienen capacidad para sacar adelante sus propuestas no cuela. Si hubieran atado en corto a Sánchez desde el primer día, otra cosa hubiese ocurrido.

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3 COMENTARIOS

  1. El PSOE ya no representa al pueblo sino que representa a las ELITES FINANCIERAS, A LOS FONDOS BUITRE, AL BANCO SANTANDER.
    EL PP ESTAFÓ A MÁS DE 305.000 FAMILIAS EN EL ROBO BANCO POPULAR Y QUE HIZO EL PSOE QUE SUPUESTAMENTE ES EL QUE DEFIENDE A LA CLASE TRABAJADORA, AHORRADORA… LA QUE HACE QUE EL PAIS FUNCIONE??? LA MACHACA… ALIÁNDOSE CON EL BANCO SANTANDER.

  2. Si el «progresismo » son casi cuatro décadas de socialismo clientelar y corrupto, que ha llevado a Andalucía a los niveles más bajos en toda Europa, ustedes viven en otra esfera. Basta ya de tanta demagogia. Regresistas.

  3. «La socialdemocracia no es otra cosa que un eufemismo de mal gusto para encubrir ls crímenes ideológicos perpetrados durante décadas».
    Lo próximo de España sera el NEOBIPARTIDISMO (dicho en francés o valón, o lo que hablen en Bruselas), el FACHIPARTIDISMO, puesto que socialistas y populares son iguales y pertenecen al «fascio». Dicho lo dicho, con perdón, PSOE y PP la misma merde es.

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