El PSOE de Andalucía ha acogido con un anunciado optimismo la avanzada presencia por sorpresa del secretario general del partido en los cónclaves autonómicos tanto de Andalucía como de la Comunidad Valenciana, aunque esta decisión suponga de facto en primer lugar una escenificación del nuevo organigrama de poder resultante de las históricas primarias que el partido celebró el pasado 21 de mayo, en la que Pedro Sánchez recuperó el liderazgo de la formación tras su dimisión del 1 de octubre.

El secretario general del PSOE cerrará el cónclave andaluz el próximo domingo 30 de julio, dos días después de inaugurar la cita del congreso autonómico del PSOE de la Comunidad Valenciana, donde Ximo Puig revalidará el cargo tras vencer en primarias al candidato afín a Pedro Sánchez.

El PSOE pretende que todos los congresos regionales, ya sean aún bajo el mando de barones afines a la derrotada Susana Díaz o de seguidores al nuevo secretario general, se conviertan en las citas idóneas para escenificar un regreso a la unidad perdida ya hace un tiempo, una palabra que aún cuesta mucho asimilar en el seno del PSOE a todos los niveles.

De hecho, aunque estas citas congresuales regionales que se celebran en pleno verano se auguran como supuestas balsas de aceite, las espadas seguirán en alto para los congresos provinciales tras el parón estival, donde verdaderamente se peleará cuerpo a cuerpo por el poder.

En Andalucía sin ir más lejos, la división en la provincia de Huelva es tan honda que incluso se desoyó por completo la consigna de la baronesa andaluza, Susana Díaz, para ponerse a disposición del nuevo líder del partido. En ningún momento se abogó por la integración, o al menos no agresión, de sanchistas y susanistas, y estos últimos hicieron valer su fuerza hasta las últimas consecuencias, dejando a los afines al secretario general fuera de cualquier cuota de reparto.

El 13 congreso del PSOE de Andalucía, que elegirá por aclamación a Susana Díaz de nuevo como secretaria general, servirá para insuflar aire a la gran derrotada de las primarias del partido en mayo, una contundente derrota que sirvió a la andaluza para mover rápidamente los hilos para que el bastión andaluz siguiera estando controlado por ella, un poder que quedó seriamente en entredicho el 21 de mayo pasado, cuando casi uno de cada tres militantes socialistas andaluces prefirió la opción de Pedro Sánchez a la suya.

El congreso andaluz estaba previsto inicialmente que se celebrara después del verano, pero la derrota de Díaz precipitó el calendario y el aparato andaluz movió ficha para que el equipo de Pedro Sánchez no tuviera el más mínimo margen de maniobra para presentar un candidato con opciones de hablarle de tú a tú a Díaz.

La baronesa andaluza ha recogido 25.000 avales para el congreso andaluz, lo que supone más de la mitad de los militantes del PSOE andaluz. La estrategia de Sánchez con Andalucía pasa por templar los ánimos hasta que llegue la hora de la verdad, que no será otra que la cita autonómica de 2019, donde verdaderamente se verá la fuerza con que aún cuenta Susana Díaz en el granero histórico del PSOE. Una derrota o un mal resultado electoral allanaría mucho el terreno a Sánchez. Será entonces cuando probablemente el secretario general del PSOE decida acometer el asalto definitivo a una tierra que sigue siéndole hostil, pero ya cada vez menos.

1 COMENTARIO

  1. La autora del artículo dice que «La presencia del secretario general en los cónclaves andaluz y valenciano pretende escenificar su recuperado liderazgo en los territorios aún hostiles».

    Señora Blanco, en la Comunitat Valenciana Pedro Sánchez ganó con el 63% de los votos frente al 28% de Susana Díaz en las primarias de mayo. Ante esos datos, no hay ninguna duda de que los militantes del PSPV estamos con Pedro. Hace una semana yo mismo voté a Ximo para reforzar su liderazgo como President y como líder del socialismo valenciano. Pero sin duda estamos con Pedro.

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