El 17 de junio de 1980 Diario16 anunció que un joven de 28 años se iba a encargar de la dirección de uno de los medios clave para la cimentación de la democracia española. Diario16 había nacido sólo 4 años antes y Juan Tomás de Salas decidió entregarlo a Pedro J. Ramírez.

La etapa en la que Ramírez dirigió el periódico se caracterizó por la convulsión, fueron años en los que se produjo un intento de golpe de Estado, donde salió una edición mientras el teniente coronel Antonio Tejero aún estaba en el Congreso de los Diputados, una edición en la que ya se adelantaba que los golpistas habían fracasado:

Durante la etapa de Pedro J. Ramírez el PSOE obtuvo su victoria electoral más importante y el país veía cómo, tan sólo 7 años después de la muerte de Franco, los socialistas alcanzaban el poder a través del voto libre y democrático de la ciudadanía:

Sin embargo, fue precisamente Felipe González quien provocó el principio del fin de Pedro J. Ramírez. El ex presidente no pudo soportar que un medio como Diario16, con su director al frente, hiciera lo que se espera del cuarto poder: controlar a los gobernantes a través de una información veraz, investigar las irregularidades de los poderosos. Llegaron las informaciones sobre la guerra sucia contra ETA y González no dudó en afirmar que “tengo la sensación de que ETA cuenta con el apoyo de dos periódicos: Egin y Diario16.

Sin embargo, a pesar de las presiones del gobierno socialista, Pedro J. Ramírez continuó publicando la información de la que disponía porque ese era el deber del periodista. González llegó a decirle que “lo único que tenemos que negociar con ETA es que si ellos dejan de matarnos, nosotros dejaremos de matarlos a ellos”. Así lo recogió Ramírez en un libro en el año 1990.

Finalmente, Felipe González logró que Pedro J. fuera despedido de Diario16 en 1989, tras una campaña en la que dejó casi sin recursos por las presiones que recibieron anunciantes y administraciones públicas no dieran al medio campañas publicitarias, algo que, según parece, sigue vigente con los medios del siglo XXI que no son dóciles con los distintos poderes, tanto públicos como privados.

Pedro, tu época en Diario16 fue la muestra de que el periodismo es una profesión clave para el desarrollo de la democracia. Controlar al poder, venga de donde venga, es nuestra obligación. Doblegarse a los poderes es renunciar a unos principios irrenunciables y, en cierto modo, es un modo de corrupción, la peor de todas porque la rendición es poner en venta la libertad. Tú no te doblegaste, no callaste y pagaste el precio del hierro. En realidad, Pedro, acertaste al ser periodista.  

1 COMENTARIO

  1. Señalar que Pedro J. Ramirez, sin menoscabo de sus méritos periodísticos, es un ferviente enemigo de los medios públicos de comunicación, habiendo llegado a calificar de «antiguallas» a las televisiones públicas; pese a que su productora audiovisual, El Mundo TV, tuvo a varias de estas «antiguallas» como clientes. Pedro J. Ramírez llegó a aplaudir desde su columna de opinión los cierres de las radiotelevisiones públicas de Grecia y Valencia, todo un gesto de solidaridad y compañerismo con los periodistas (y también técnicos) de estos medios que se quedaron en el paro. No es quien, en mi modesta opinión, nadie para opinar con autoridad sobre radio y televisión alguien que no supo, no quiso o no pudo conservar el canal de televisión que le fue concedido; o que especuló con la licencia de radio que obtuvo, ya que inmediatamente revendió dicha licencia al grupo recoletos.

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