Pedro Sánchez he dejado muy claro que su gobierno tendrá como prioridad la recuperación de los derechos que les fueron arrebatados por la derecha a la ciudadanía con la excusa de la crisis económica. La pérdida de esos derechos lo único que ha conseguido ha sido el incremento de la desigualdad porque, mientras el número de millonarios aumentaba por encima del 700%, más de un 30% de la población se encuentra por debajo del umbral de pobreza; mientras que las empresas incrementaban sus beneficios, la clase trabajadora sufría una devaluación salarial y de derechos más propia de una posguerra que de un país avanzado; mientras las empresas del IBEX despedían a decenas de miles de trabajadores aun teniendo beneficios en sus cuentas de resultados, los empleos que se han creado han sido precarios y más propios de un país del tercer mundo. Eso es lo que ha roto la unidad de España, las políticas destructivas de la derecha neoliberal al servicio de las dictaduras privadas del capital.

Ante esta situación el presidente del Gobierno en funciones ha planteado una importante batería de medidas sociales para paliar lo que verdaderamente rompe España: la injusticia social que se asentó en este país con las políticas económicas basadas en los intereses de las clases dominantes. Sánchez ha encuadrado la acción de su gobierno en el «Patriotismo Social», porque el verdadero patriotismo de un gobernante no se encuentra en una pulserita, en envolverse en una bandera o en utilizar la Constitución como arma arrojadiza. El verdadero patriotismo se encuentra en dar al pueblo lo que necesita el pueblo, en aplicar la justicia que beneficie al pueblo y no a las élites, en respetar e incrementar los derechos de la ciudadanía y, desde luego, el patriotismo no se halla en enfrentar a los españoles ni en empobrecerlo para que los ricos sean más ricos.

En referencia a la ley más lesiva para el pueblo que se ha hecho en este país, la Reforma Laboral de Rajoy, Sánchez ha sido muy claro: «Este Gobierno cree firmemente en el diálogo social, por eso proponemos reconstruir consensos rotos y derogar la reforma laboral de 2012». Por tanto, el nuevo Ejecutivo parte con el objetivo de hacer que la clase trabajadora recupere los derechos y la protección que le arrebató Rajoy en el año 2012.

El nuevo gobierno que posiblemente saldrá de esta investidura estará cimentado por la defensa de la igualdad real: «La igualdad de género nos define como sociedad, no va a dar marcha atrás. Este Gobierno se inscribe en esa filosofía de la igualdad que representa el movimiento feminista a nivel global […] No trataremos a nadie como enemigo pero seremos intolerantes con el racismo, el machismo y la homofobia», ha dicho Sánchez.

El patriotismo real se define en medidas como la frenada de las subidas del alquiler con las que se está impidiendo el cumplimiento del derecho constitucional a la vivienda. Una medida patriótica es la implantación de un ingreso vital que rescate de la pobreza a las víctimas de las políticas neoliberales que defienden los partidos que son los paladines de las clases dominantes.

Sin embargo, la derecha ha vuelto a reducir los problemas reales de los españoles al conflicto catalán. No han hecho mención alguna a los niveles de pobreza, a la precariedad laboral, a los derechos constitucionales que se están incumpliendo de manera flagrante. La única medida que propone la derecha está basada en el discurso del odio, la imposición del artículo 155 en Cataluña o el convertir Barcelona en la Belfast de los años 80 del siglo pasado. Ante el odio, Sánchez ha antepuesto la justicia social y eso es lo verdaderamente prioritario, lo único patriótico.

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