Sin duda alguna, las políticas que en los últimos años de gobierno ha desarrollado el Partido Popular han de ser consideradas antisistema. Así, como suena. Y les voy a explicar porqué.

El concepto de “antisistema”, bien lo conocemos todos, ha sido siempre empleado como insulto por parte de la derecha hacia la izquierda. Pero, pongámonos técnicos por un momento. De acuerdo a la RAE, “antisistema” es aquello contrario al sistema social o político establecidos”. Analicemos ahora las políticas que el gobierno de Rajoy ha llevado a cabo. Evaluando sus principales y más estelares medidas nos encontramos con que estas medidas han ido encaminadas a:

  1. desmantelar un estado de bienestar construido con décadas de trabajo,
  2. a limitar derechos constitucionalmente reconocidos,
  3. a dificultar la labor de la judicatura y el control judicial de las instituciones políticas
  4. y, en términos generales, a vulnerar sistemáticamente los preceptos constitucionales, pilar fundamental de nuestro sistema democrático y de derecho, llegando incluso a ser reprendidos por la ONU ante el incumplimiento de sus responsabilidades internacionales en materia de derechos fundamentales.

Y ahora digan, ¿Quién es el antisistema?

Ahondando en la idea nos encontramos que su política económica ha estado inspirada en la ideología neoliberal, cuyo máximo exponente, Robert Nozick, en su obra “Anarquía, Estado y utopía” (no se confundan con el título), defiende a ultranza la reducción de las funciones del estado al mínimo, entendiendo que esta institución no hace sino dificultar el libre desarrollo de la economía. Sin entrar a analizar las premisas defendidas por los anarco-capitalistas, nos encontramos también con la política económica defendida por otro gran economista: Milton Friedman. En “la doctrina del shock”, Naomi Klein analiza de qué manera la puesta en práctica de las propuestas económicas de Friedman a lo largo de las últimas décadas se ha realizado aprovechando momentos de crisis, propiciando una limitación drástica de los derechos de las comunidades a las que tales políticas han sido aplicadas. De una forma organizada, a nivel mundial se han ido transfigurando los regímenes políticos y económicos de diversos estados, acomodando sus regulaciones a las necesidades del mercado. ¿No es acaso lo que ha estado sucediendo en los últimos años en España?

Quizás la cuestión clave sea preguntarse, ¿a qué sistema nos referimos? ¿A los sistemas políticos de los estados democráticos? ¿O al sistema internacional, que avanza devorando las vías de democracia con instrumentos como el TTIP? Para discutir sobre este segundo sistema y la distinción y relación entre ambos vamos a necesitar una nueva entrada. Porque el tema da para mucho.

To be continued…

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