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Paralelismos

Gabriel García Sánchez
Gabriel García Sánchez
Catedrático de química inorgánica (Universidad de Murcia), Decano de la FAcultad de Química (1992-2002), Director de la Oficina de Transferencia de resultados de investigación (OTRI), Director del Departamento de Química Inorgánica (2006 a 2010)
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análisis

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La derecha siempre actúa igual, no cambia, es la genuina representante del capital por lo que no defiende a la gente pero, increíblemente, muchas personas humildes o que viven de su salario la votan, ¿por qué? Puede ser que porque al verse más cerca de ellos se vean mejor y se sientan equivocadamente más poderosos lo cual no deja de ser un espejismo. En fin, trabajo para sociólogos.

Y es que la derecha es el gobierno por excelencia, ha nacido para eso y cuando no está en el poder, la izquierda lo tiene que hacer diez veces mejor para que se le reconozca algo; y es capaz de hacer lo que haga falta, sea legítimo o ilegítimo, en su objetivo de apartar a la izquierda del gobierno.

En estos días estamos escuchando con frecuencia: “Sr. Sánchez, convoque elecciones”. ¿No nos recuerda al “váyase Sr. González” que escuchamos en el entorno del 1987 de boca de Aznar? En aquellos tiempos, la derecha, cansada de que Felipe González fuera incapaz de ser derrotado en las urnas, puso en marcha a sus altavoces mediáticos: Anson, los hermanos Herrero, Federico Jiménez Losantos, Luis del Olmo, y un largo etcétera de periodistas agrupados en la autollamada Asociación de Periodistas Independientes (API). La excusa fue el llamado GAL, un grupo creado desde el poder para combatir a ETA como en el caso Lasa y Zabala.

Pero es evidente que este asunto no le importaba en absoluto a la derecha, e incluso se puede afirmar que estaba de acuerdo con los asesinatos del GAL, para ello solo hace falta recordar que su líder, Manuel Fraga, había dicho desde la tribuna de las Cortes que “el mejor etarra es el que está muerto”. Y nadie se alarmó ni se sorprendió. Lo vio más que lógico.

Tuvo que ser el entonces director de ABC, Luis María Anson, que por lo menos era monárquico y no quería que el Rey tuviera problemas, el que años después denunció esta trama que, para alcanzar su objetivo de cargarse a Felipe González, estaba dispuesto a todo.

¿Y qué sucede ahora? Que la derecha está dispuesta a utilizar los aparatos del Estado necesarios para echar a Pedro Sánchez y su gobierno aunque sea utilizando de forma espuria y vergonzante al Tribunal Constitucional, con dos miembros que debían inhibirse, apoyado desde un Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) con todos sus miembros caducados más de cuatro años, ¡increíble pero cierto! ¿Alguien se imagina que un cargo pueda seguir en su puesto más allá de su fecha de cese?, ¿o es que los jueces y magistrados son los reyes del mambo?

Así están ahora, con Feijoo como pollo sin cabeza haciendo daño a España en Europa contaminando la labor del gobierno, o en los países sudamericanos afines para buscar votos, y cambiando el discurso cada día; la EtA y Cataluña como último recurso, o jactándose de gran constitucionalista cuando es el único que incumple Carta Magna, o de la malversación y sedición, aunque no quiera ver que al juez Pablo Llarena le negaron en dos ocasiones, en Bélgica y Alemania, la extradición del expresidente Puigdemont al no existir el delito de sedición en sus ordenamientos jurídicos.

En definitiva, a la derecha y la ultraderecha todo le vale para echar al Presidente Sánchez, el para ellos “okupa de la Moncloa” por ilegítimo.

Esperemos que esta vez les salga el tiro por la culata.

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