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Parad el mundo, que yo me bajo

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análisis

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Yo soy nacida en el 1987; soy de aquella generación que vió por televisión retransmitir las guerras de los Balcanes en los noventa. Soy de aquella generación que creció en los maravillosos años noventa, donde todo parecía fácil y parecía que todos viviríamos felices; nada más lejos de la realidad.

En el año 2001, cuando iba camino de mis catorce años, un primer golpe hizo que todos los que vivíamos en el mundo occidental pusiéramos los pies en la tierra. Ese primer golpe fue la caída de las torres gemelas: el mundo veía en directo cómo dos aviones chocaban contra los edificios de New York, del World Trade Center, y cómo estos edificios se venían abajo provocando más de 3.000 muertos.

Todos nos acordamos de qué hacíamos aquel día y de dónde estábamos. Yo me acuerdo a la perfección: estaba comiendo en el Alt Empordà ,en la comarca donde ahora vivo, con unos amigos de mis padres en el Santuario de la Salut de Terrades.

De pronto una señora llegó y dijo que había pasado algo grave. Pusieron la televisión y vimos al segundo avión impactar con la otra torre gemela. Comimos y fuimos a casa de mi abuela, en el pueblo de Boadella, donde vivo ahora. Allí lo vimos todo.

Por la noche volvimos a Sant Miquel de Campmajor, el pueblo donde vivía entonces. El mundo, como lo habíamos conocido, había terminado y nos habíamos despertado de aquel sueño tan bonito que habían sido, para algunos europeos, aquellos años noventa.

Después, en 2004, vendrían los ataques terroristas en Madrid; los atentados en Londres  en 2006. Y nos «acostumbramos» a vivir con el miedo al terrorismo.

Sin embargo nunca pensamos que veríamos una guerra en suelo europeo después de la de los Balcanes.

En 2014 empezó la guerra de Ucrania, con la partida de Crimea hacia Rusia.

Hasta 2022 no nos hemos dado cuenta los europeos de que no somos infalibles y que, por primera vez, la amenaza de una guerra a nivel global es real.

Para nada el mundo que conozco hoy es el mismo en el que crecí, en mi infancia y en mi niñez y en el que fui feliz. El mundo que veo hoy no me gusta, los que mandan parece que quieren llevarnos a un enfrentamiento global. Los ruidos de sables ya no sólo son en Europa, si no que también los tenemos en Taiwan, con China de actor principal, y somos testigos de cómo el mundo se vuelve a dividir en bloques.

Como cuando la guerra fría, o como en la segunda guerra mundial, esta vez vemos a la OTAN por un lado y a China y Rusia, por otro. No sé que pasará, con una inflación desbocada. Da mucho miedo pensar qué puede pasar en el próximo invierno, y es frustrante pensar que nosotros no podemos hacer nada, que somos unos actores casuales, a quienes unas decisiones de unos pocos pueden hacer mucho daño.

Hoy repaso uno a uno los momentos de geopolítica de los que he sido testigo a lo largo de mi vida. Desde mi infancia hasta ahora.

Me da mucho miedo lo que mi generación y las generaciones futuras, podamos vivir. Es la primera vez que escucho a generaciones más mayores decir que lo pasaremos muy mal. Generaciones que vivieron la guerra civil te dicen ahora que veremos cosas peores a las que ellos vivieron.

Parad el mundo que yo me bajo.-

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