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¿Para qué sirve el activismo matemático? Resumen de un año y medio de lucha

Nicolás Atanes Santos
Nicolás Atanes Santos
Joven estudiante apasionado por “las mates”. Creador del blog “Raíz de Mate"
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análisis

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Nunca me llegué a imaginar que las matemáticas alcanzarían algún día el punto en donde están hoy, tan rápido. Cuando tenía 9 años, nadie de mi alrededor hablaba de matemáticas. Era una ciencia, una asignatura sin más. A algunos un trabalenguas, a otros, una herramienta, nada más. 

Pero sólo 7 años más tarde decidí hacer algo urgente, y fue por eso por lo que un 2 de febrero de 2020 decidí organizar una «manifestación» por las matemáticas. En aquel momento estaba demasiado loco. Salió bastante bien, hablé ese día con Raul Bobe, periodista, y le conté que estaba haciendo. Eran momentos locos. Pensé que ese día sería portada de Time, y no llegué ni al más periódico local. Agradezco (mucho aún) a Iñigo Ziganda, de EiTB, por el fantástico reportaje. Recuerdo la cantidad de gente que luego me escribió o me vió y me felicitó. Aún así, todo era pandemia, COVID-19, incertidumbre, y estaba en momentos tristes, inciertos. Estaba a punto de iniciar algo nuevo. Al volver a casa, cogí la cuenta de Instagram de la «manifestación» matemática, y la cambié de nombre de usuario a virus matemático. Subí una publicación, y la subí a mi otra cuenta de divulgación matemática. 

Al día siguiente, la publicación tenía algún que otro comentario. En unos panfletos que había repartido, había etiquetado esa cuenta, y sin pensarlo dos veces, anuncié que la siguiente iniciativa sería el 14 de marzo, día de las matemáticas. Lo esperé con muchas ganas, planifiqué salir a la calle, y llamar la atención de los transehúntes pidiendo acción por las matemáticas. Tantas ganas tenía que el 1 de marzo hice algo similar. Pregunté a varias personas de Pamplona si le gustaban las matemáticas, y como no, muchos me dijeron que no. Un no rotundo. Fue interesantísimo. Tenía 15 años, y esas preguntas me valieron de mucho. Pero cuando llegó el día 14, ese Virus que tenía más poder que yo llegó a voz de todos. Pedro Sánchez acababa de anunciar el confinamiento, y pareció venirse todo abajo. Pero no. Aproveché para estudiar, pero también para mandar unos cuantos correos electrónicos. En Virus Matemático organizamos varias iniciativas vía redes sociales. Pero un día, de búsqueda de miembros, publiqué una historia en Raíz de Mate buscando miembros para Virus Matemático. El tiempo que teníamos (creo) hizo que muchísima gente se uniera. De esa historia salieron 100 de repente. De una «sociedad de jóvenes matemáticos» que creé en diciembre de 2019 se unieron otros 150. Fue una brutalidad. Gracias a una app, se unieron de otros países, y una chica de la India me dijo que lo pasaría por un grupo que conoce. Todo estaba del lado de las matemáticas. Largas conversaciones, y finalmente pudimos salir a la calle. 

Una tarde, mandé un correo a la Consejería de Educación de Madrid: pedí una reunión al consejero de educación, como si una tutoría se tratara. Sorprendentemente aceptaron. Me citaron, y, pues tuvimos que ir a Madrid. Me acuerdo que no sabía muy bien qué decir, pero fui muy directo en mi mensaje: pedí al consejero que escuche a las matemáticas. Me lo prometió. Pero la reunión no fue lo más fuerte, sino una entrevista de El Mundo que me hicieron que se publicó el mismo día. Fue eso y una entrevista con Leo (un amigo fascinante que tengo desde hace tiempo) la que desató interés en lo que hacía. Tras esa reunión, vino otra, y tras esa, otra. Todo con la excusa de que Ossorio nos había escuchado. Y tenía que seguir. 

En septiembre, antes de empezar el curso, planteé como fecha el 6 de diciembre de 2020 como fecha para una iniciativa. Casi 3 meses antes ya estaba más que anunciado, la llamamos Acción de diciembre. 

Me acuerdo escribir a varios periódicos para que cubrieran la iniciativa, que publicarán algo. Pero fue imposible al principio. Mis contactos de LinkedIn «facilitaron» las cosas, y los ruegos por redes ayudaron muchísimo. Un día, se publicó la primera noticia de la iniciativa, y nos alegramos muchísimo. Tras ella, vinieron muchas otras, y me acuerdo que cuando quise darme cuenta, eran casi 10. Bárbaro, aunque como siempre diré, insuficiente. 

Ese día hicimos juegos de matemáticas, aunque finalmente y por las restricciones, tuvo que ser online. Gracias a las noticias previas, había bastante expectación. Tenía casi 100 correos el día anterior preguntando dónde era, y Adrián Macías, coordinador de Sevilla de Virus Matemático, fue quien mayormente organizó la iniciativa. Pero todos los miembros la estuvimos siguiendo, y fue una charla de casi 1 hora en la que en todo momento era mandar WhatsApp a Adrián para que sugiriera un tema, y así todo el rato. Teníamos pensado hacer todos una presentación, pero al final no pudimos. Sobró con la presentación de Adrián. Pero el grupo de Virus Matemático se llenó de mensajes de continuar. 

Antes de acabar 2020, marcamos el 4 de abril de 2021 como fecha para la siguiente iniciativa: MatemAbril. Se me ocurrió el nombre al hablar con mi profesora de matemáticas, Silvia, y me pareció guay.

Hasta ese día, organizamos el Virus Matemático. Sin darme cuenta ya éramos bastante «internacionales». Había miembros por varios países, más de uno en cada lugar. Cada cuál dándome ideas, diferentes según la cultura, su pasado, ideas para mejorar. 

En enero, me reuní (al fin) con el consejero de educación de Navarra, Gimeno. Le pedí, junto con el presidente de la sociedad de profesores de matemáticas de Navarra ─que también me estaba escuchando─, más razonamiento en las aulas. Se lo pedí, y me aseguró que apoyarían el cambio en la enseñanza de las matemáticas. No fue ni un mes después, cuando, inesperadamente, me reuní con la comisaria europea de educación, innovación, juventud, Mariya Gabriel. El 11 de febrero, concretamente. Me escuchó atentamente, y fui tan directo como realista en mi mensaje. Coincidió totalmente conmigo, lo cual me alegró, pero esto necesita acción real. Le expliqué la poca repercusión de las matemáticas, y le pedí más sentido crítico (similar al de la Olimpiada Matemática) en las aulas. 

Finalmente, llegó abril y no había avisado ni a mis padres de la iniciativa. Me había dejado llevar por el curso, y ni me acordé, en serio. A todo correr escribí por Instagram a un par de periodistas, y me dió tiempo justo para que publicaran el resultado de la iniciativa. Quise contarla para CAS (una asignatura del Bachillerato Internacional que hago en Pamplona) pero finalmente no. Quise hacer el menor ruido, pero hasta mis profesores se enteraron de cómo fue. Yo hice juegos de matemáticas en la Plaza del Castillo de Pamplona, e invité a Ander, recién tercer puesto en la Olimpiada Matemática Navarra, y José Sebástian, ex-olímpico también de gran capacidad. Juntos compartimos nuestro interés con la cantidad de niños, jóvenes y adultos que se acercaron a curiosear los juegos. Invité al consejero de educación de Navarra, que, aunque no pudo venir, compartió en redes sociales la iniciativa, algo que me alegró, porqué daba a entender que apoyaba el acercar esta ciencia que tanto cambio necesita, a la sociedad. Donde sí salió bien MatemAbril fue en Sevilla, donde Adrián Macías, coordinador, apareció en los informativos de Canal Sur de toda Andalucía gritando nuestro mensaje: crear conciencia de la importancia de las matemáticas. Ese día recibí una barbaridad de correos, algunos SPAM, algunos negativos, pero muchísimos positivos. Sí, fue increíble. 

Dejé pasar un par de meses, y en junio, algo gordo anuncié: la Acción de julio para el 30 de julio. Debió parecerme poco haberla convocado con miembros de Virus Matemático en 15 ciudades de España, entre las que estaban Ciudad Real (Cristian Córdoba), Sevilla (Adrián), Madrid (Ovidiu Muresan), Ourense (Lucía Garrido y Blas Méndez), Pamplona (yo)… porque además organicé otras 4 actividades en Pamplona. Una visita matemática a la catedral de Pamplona, 4 charlas de aplicaciones de las matemáticas en el Centro de Investigación Médica Aplicada, una clase de matemáticas con Gustavo en la Universidad Pública de Navarra, y los juegos en la Plaza del Castillo. Fue brutal, y la repercusión mediática mucho más. Aún así, seguimos. Seguimos por aquellos a los que aún no habíamos llegado. 

Ni dos semanas después, el Gobierno de España hizo cambios en las matemáticas, y desde el Telediario compartí un mensaje. Alucinaba. 

Hoy, puedo decir que las matemáticas siguen necesitando mucho, muchísimo. Mi carrera no es sino otra lucha, justa, y para que esa «ciencia rara» que recibe críticas, enfados, lloros, deje de serlo. 

Desafortunadamente, como digo, quedan muchísimas cosas por hacer, todavía muchos alumnos suspenden matemáticas, profesores que no se implican, y demás. Hoy, a la tarde, conoceré si he sido Premio Navarra Televisión ‘Valor jóven’ 2021, pero sobre todo pasará un día más desde que empecé esto. Sé que tarde o temprano el cambio llegará, no lo dudo. Llegará.

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