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¿Para qué o a quién sirve la violencia?

Una reflexión sobre la violencia en las calles después de las manifestaciones de estos días

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análisis

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Tengo dudas, muchas dudas. A ver si alguien me las puede resolver.

Soy defensora de la libertad de expresión. A pesar de que lo que escuche, lea o vea no me guste. A pesar de que me resulte desagradable, injusto o no lo comparta. Para eso debe haber libertad y la posibilidad de contraargumentar. No es fácil el asunto que tenemos sobre la mesa. Porque, aunque haya cosas que políticamente sean inorrectas, que puedan ser inmorales, que puedan ser escandalosas: ¿la libertad de expresión ha de ampararlas? Bueno, para eso están ya los tratados de Derecho que analizan los límites de la libertad de expresión: el honor de una persona, por ejemplo. Y sí, sería un debate muy interesante también sobre el que se podría profundizar.

Pero no es de este asunto del que quiero escribir hoy. Hoy quiero reflexionar abiertamente y plantear públicamente las dudas que me surgen al ver lo que está sucediendo en las calles cuando miles de personas salen a manifestarse pacíficamente y siempre, de idéntica manera, pasa lo mismo: un pequeño grupo de energúmenos que tiene que reventarlo todo.

No se sabe quiénes son. Siempre aparecen con sus caras tapadas (esto de la pandemia ahora va fenomenal porque el uso de la mascarilla hace que las caras de todo el mundo estén tapadas), suelen también encapucharse y suelen funcionar casi de manera individual, aunque coordinada.

Hace tiempo se les veía lanzando alguna cosa contra la policía, siendo así el «detonante» que activaba las cargas policiales contra todos, contra la gente que pacíficamente estaba tranquila. Viene de lejos esto. Y nunca trasciende su identidad.

Ayer en la Puerta del Sol pudimos ver también cómo empezaban algunos a empujar a la gente que se encontraba en primera fila, contra la policía. Miren el siguiente video, mírenlo con detenimiento: hay quienes en la segunda y tercera fila, siempre encapuchados, siempre con cara tapada, animan a los de «atrás» para que empujen. Algo que no tiene sentido si se quiere actuar con normalidad y con cabeza.

Vamos por partes: cuando acudes a una manifestación que está convocada, hay un recorrido marcado, un horario establecido. Normalmente en este espacio de tiempo y en este lugar no suele pasar nada. La situación suele complicarse al final, cuando la manifestación termina. O cuando se pretende ir por donde no está autorizado. Yo, permítame que pueda parecer muy simple en mis planteamientos, pero es que lo veo normal. Me refiero a que si se trata de acudir a manifestar una protesta, se puede hacer perfectamente.

Hablo por mi propia experiencia: en todas las manifestaciones que he estado, en todas, he respetado los criterios de la convocatoria, y he procurado estar atenta a cualquiera que pretendiera generar violencia.

Me sigo haciendo más preguntas: ¿alguien puede explicarme de qué sirve quemar un contenedor o romper mobiliario urbano? La pregunta no es retórica. Lo pregunto de verdad. ¿Acaso los que hacen este tipo de salvajadas no pagan con sus impuestos eso que están destrozando? Porque a mi, personalmente, me molesta que se malgaste y se destroce lo que es de todos. Pago mis impuestos religiosamente y sinceramente, que tengan que destinarse miles de euros a reponer cosas que han sido quemadas o destrozadas por la ira de cuatro, me molesta.

Dicho esto, sigo preguntándome: ¿a quién beneficia esta violencia? Porque no tiene sentido. No lo tiene. Como no lo tiene hablar de «terrorismo callejero». Es vandalismo, es violencia contra las cosas y también contra las personas. La violencia que desencadena más violencia, esta vez por parte de la policía. Una escalada de violencia, que, repito: ¿para qué sirve?

Ya, ya. Ya me sé lo que me van a decir algunos. «Soy una floja, no soy una verdadera revolucionaria». Intentarán contarme el rollo de siempre para decirme que los contenedores no son nada comparados con la libertad de expresión que hay que defender. Y yo, ante estos argumentos tan de perogrullo, pues me quedo igual que con lo de «manzanas traigo». Dicho de otra manera, que no tiene nada que ver. A mi este discurso psuedorevolucionario por destrozar cosas nunca me ha entrado en las entendederas. Como tampoco entiendo para qué tienen que romperle los cristales al comercio de nadie. ¿En serio alguien puede creerse que para defender la libertad de expresión hay que hacer destrozos en la propiedad de otras personas, en sus negocios? Me cuesta trabajo pensar que se pueda ser tan gilipollas, tener tan cortas entendederas. Y sobre todo, que haya borregos que esto lo aplaudan o lo justifiquen.

Y sigo pensando: ¿a quién le beneficia que se esté hablando de violencia, de terrorismo callejero, de asaltantes de comercios? Simplifiquemos: los que vamos a estas manifestaciones por la libertad de expresión somos rojos. Así nos pintan. Vale. Ergo, los que se quedan después de que la manifestación pacífica termine, se ha de suponer (esto es lo que hacen políticos y medios de comunicación voceros) que siguen siendo los mismos «rojos» que defienden la libertad de expresión. Yo aquí ya tengo mis dudas.

Y claro, si se dedican a liarla, a romperlo todo, a lanzar piedras contra la policía, la ecuación la hacen rápido: «los rojos que defienden la libertad de expresión son violentos, son terroristas callejeros». Y vamos más allá.

Aquellas personas públicas que han defendido la libertad de expresión y han protestado por el encarcelamiento de Hasel, ahora resulta que «están justificando la violencia de estos energúmenos que nadie sabe quiénes son» (algo que no es cierto). Así, todo a bulto. Porque resulta que nos están metiendo todo en el mismo paquete.

Pues no. Defender cualquier cosa jamás debería conllevar la violencia. Y sí, violencia es también quemar o destrozar cualquier cosa que sea de todos. Por respeto a todos. Porque no sólo no sirve para nada, sino que además, es absolutamente incívico.

«Hacemos barricadas para evitar que nos agreda la policía. Para evitar que nos peguen brutalmente». Esto me dicen algunos por redes. Y digo yo: ¿por qué cuando termina la manifestación no te vas a tomar unas cañas con tus colegas tranquilamente? ¿o a tu casa?. Así evitas seguro que nadie te pegue por estar donde ya no hay autorización para estar, por ejemplo.

Y sí, también condeno la brutalidad policial, porque a estas alturas lo de usar las balas de goma, o de foam, debería estar ya prohibido. Estamos viendo imágenes de auténtica barbaridad por parte de algunos agentes y sinceramente espero que desde el ministerio de Interior se tomen medidas de una vez.

O lo que han denunciado periodistas que fueron agredidos. Otra barbaridad.

Dicho todo esto, me pregunto una vez más: ¿no será que alguien tiene interés en que parezca que la defensa de la libertad de expresión va de la mano con la violencia en las calles, para además responsabilizar a Podemos de ello? Lo digo porque ya hay sindicatos policiales que quieren denunciar a dirigentes de Podemos por apoyar las protestas, como si eso fuera alentar a la violencia. ¿Ven como pretenden que una cosa vaya de la mano de lo demás?

En fin, piensen despacio. Que aquí hay mucha tela que cortar. Y por supuesto, con tanto ruido de violencia, con tanto humo de contenedor lo que no vemos, de lo que no se habla, es del verdadero problema que tenemos en este país con la libertad, con el civismo y con el respeto a los demás.

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1 COMENTARIO

  1. Suposiciones:
    1algunos y algunas estan tan hartos de todo que en vez de destrozar los muebles de su casa destrozan el mobiliario urbano,aqui,en Paris y en todas partes.
    2algunos y algunas han aprendido,bien o mal,que alborotando las calles tienen medios de comunicacion a su alcance,todos los informativos de tv abren con esas noticias y han aprendido que a veces es la unica solucion,aqui,en Paris y en todas partes.
    algunos y algunas han aprendido que desfilar por las calles como borregos,con un redil acotado y con unas frases acordadas no sirve de nada,el PODER,con mayuscula se cachondea de esos desfiles,al PODER,con mayuscula,le da igual que vayan en esos desfiles cien o un millon,sus intereses no son tocados.
    3muchos y muchas han aprendido que al lado de lo que cuesta pagar rescates bancarios,pagar unos contenedores y señales de trafico es pecata minuta.

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