El tiempo en política deja a cada uno en su sitio y en esta última semana los españoles hemos visto a parlamentarios que realmente defienden los intereses de la ciudadanía y a otros que muestran cómo el socialismo está representado por diputados que se ponen en contra del pueblo para convertirse en los paladines de las élites.

Pablo Bustinduy, diputado de Unidos Podemos, en este último mes ha realizado dos discursos en los que ha demostrado cómo aún hay personas que se meten en política para defender los intereses de la gente, hombres y mujeres que llegan al Congreso para llevar a las instituciones los temas que importan al pueblo y para luchar para que el Estado español logre su dignidad a través de la lucha en favor de los pueblos oprimidos del mundo. Bustinduy hizo un análisis digno de un verdadero estadista, de un defensor del humanismo puro. Repasó todas las claves por las que Europa se encuentra en la crisis en la que se halla, cómo el capital o las teorías liberales han destrozado las esencias de la Unión Europea para aniquilar los derechos sociales, el Estado del Bienestar, algo que debería haber defendido la socialdemocracia en vez de ser cómplice del ataque liberal.

Bustinduy también se refirió a la crisis catalana desde el punto de vista del humanismo y de la razón progresista, para lograr «un horizonte de entendimiento y fraternidad entre los pueblos de España, el único aceptable y posible para un demócrata, no se construye mañana sino ahora».

El diputado de Unidos Podemos terminó su intervención, que duró 20 minutos, con una frase que sólo un político preocupado por el pueblo podría decir y que, algunos, como el PSOE, parece haber olvidado: «¡Nunca más se debe hacer política contra la gente de este país, nunca más lo habrá!».

El mismo día en que Pablo Bustinduy se convertía en el estadista que necesita la izquierda española, el Congreso de los Diputados aprobaba el Dictamen de la Comisión de Investigación sobre la Crisis Financiera en la que el Partido Socialista demostró la decadencia ideológica de una parte de sus representantes parlamentarios porque, mientras hay quienes siguen luchando por recuperar los derechos sociales que el PP destrozó con la excusa de la crisis, aún ocupan los escaños socialistas de nombre pero no de hechos y quien mejor representa a ese sector que antepone los intereses de las élites a los de la ciudadanía.

Rafael Simancas es uno de esos políticos que, con su acción política, mejor muestran al pueblo cómo hay una parte del PSOE que está entregada a defender a las élites antes que a los ciudadanos. Por eso no dudó en firmar en solitario el voto particular socialista que exculpaba a Emilio Saracho de la crisis del Popular con el siguiente texto: «el Banco Popular actuó en algunos aspectos como algunas cajas de ahorros (incremento del pasivo, recurso excesivo a los mercados mayoristas, entrada en operaciones imprudentes, etc.).

» Además, los reiterados ‘suspensos’ en los test de estrés de las autoridades europeas fueron solventados por vías privadas (ampliaciones de capital) y Banco Popular tampoco utilizó la vía de transferir sus activos a la Sareb. La falta de una solución adecuada y a tiempo acabó lastrando los resultados de la entidad hasta un punto de no retorno, y aunque la causa última de su final fue la falta de liquidez, detrás de ello subyace un problema de solvencia y de falta de credibilidad por la poca transparencia respecto de la situación real de su balance (particularmente en relación con las refinanciaciones)».

No sorprende que Simancas haya firmado este texto porque los últimos años de su carrera política son la demostración de cómo no tiene escrúpulos a la hora de mantenerse en la cúpula a pesar de ser un político amortizado desde hace mucho tiempo. No dudó en destrozar a su Federación para dar cumplimiento a su venganza personal contra Tomás Gómez tras la intervención de Ferraz. Incluso se convirtió en el «cerrajero» que impidió a Gómez retirar sus pertenencias personales del despacho de la plaza del Callao.

Además, en referencia a la asimilación del Popular con las cajas de ahorro, habría que recordarle a Rafael Simancas que el funcionamiento de las mismas también estuvo mantenido por él cuando fue secretario general del PSM ya que había consejeros socialistas en Caja Madrid y que, en el año 2009, Francisco Pérez, quien fuera su jefe de gabinete, incumplió una orden directa de Tomás Gómez y se posicionó del lado de Miguel Blesa y Alberto Ruiz Gallardón.

Simancas sabía que para mantenerse en la primera línea de la política se tenía que convertir en un «sanchista» acérrimo y se alineó incluso tras la consecución de los peores resultados de la historia del PSOE. Sin embargo, tras la dimisión de Sánchez, Simancas no dudó en cumplir con la abstención a la investidura de Mariano Rajoy indicada desde la gestora socialista. Lo hizo sin incluir ningún tipo de coletilla como sí hicieron Adriana Lastra o María González Veracruz. Otros 15 compañeros de escaño sí que votaron NO.

El diputado madrileño salió escaldado de su política social tras el Tamayazo. Aprendió una lección: «no te enfrentes a las élites financieras, económicas y empresariales si quieres seguir en primera línea de la política». Sin embargo, el texto del voto particular en referencia al Caso Banco Popular pone a Simancas a la misma altura de Tamayo y Sáez y le deja como una persona que está al servicio de los mismos que impidieron que sus siglas alcanzaran la Presidencia de la Comunidad de Madrid.

Tras el Tamayazo, Simancas se ha movido en un segundo plano, pero tomando decisiones que iban en contra de las necesidades reales de los ciudadanos. El apartado del voto particular del PSOE dedicado al Banco Popular es una muestra más de ello.

Desgraciadamente, la clase política está en la misma línea decadente que Simancas. Éste tendrá un lugar de privilegio en las listas socialistas que le garantizarán nuevamente el escaño, mientras que Pablo Bustinduy no repetirá como diputado, no se presentará por ética y conciencia con el pueblo español, no se presentará porque, tal vez, no ha necesitado mucho tiempo, solo 3 años, para llegar a comprender que también en el Congreso se sientan demasiados corruptos ideológicos…, como el del voto particular.

2 COMENTARIOS

  1. Grandísimo artículo, enorme. Aquí queda resumida la desgracia del pueblo español. El que vale se va, la gente lo ningunea, sin embargo, el inútil arribista y sin ética, se agarra como una lapa y se queda para seguir exprimiendo al pueblo y hacerles el juego a las grandes corporaciones o a quien le acaricie un poco el lomo. Y en este país, esto pasa en casi todos los estamentos, justicia, periodismo y administración.

  2. simancas se ha mentido de lleno en el club de politicos sin escrupulos que han actuado
    de forma directa permitiendo y defendiendo el robo del banco popular ya estara marcado para siempre.
    le dara buenos rendimientos en el corto plazo pero a la larga y medio plazo es el fin de su carrera sino que se lo pregunte a Rajoy y Soraya a los que el robo los ha hundido para siempre.
    el psoe esta metido de lleno en este crimen y el mensajero de la destruccion es simancas que
    no se cree ninguno de los argumentos que ha soltado .pero es el mensajero fiel lameculos .

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