Apenas hace unas cuantas semanas el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México sostenía que el transporte mantendría sus tarifas, lo cierto es que desde el pasado jueves 27 de abril se autorizó el incremento de un peso, lo que significa un 25% en microbuses o combis y del 20% en camiones. El gobierno trata de subestimar el impacto del incremento con una sencilla afirmación: es sólo $1.00.

Podrá parecerle nada al Jefe de Gobierno, pero una vez más golpeó a los que menos tienen, a quienes no pueden detenerse a exigir que pare su política de abuso, porque pierden el empleo o al menos el día de salario, siendo que viven literalmente al día, para ellos en realidad el aumento es de prácticamente del 50% si consideramos, que es un 20% más por la tarifa nocturna que comprende de las 23 horas a las 6 de la mañana, quizá vivir en el Pedregal y andar en helicóptero, lo han alejado de esta realidad.

¿Cómo explicarle a Miguel Ángel Mancera que la clase trabajadora suele salir de sus domicilios en combi o microbús antes de las 6 de la mañana y lo hace con sus hijos porque debe llevarlos a la escuela? ¿Cómo explicarle que además de microbús o combi, la gente debe tomar metro, en el que esperan desde antes de la 5 de la mañana su apertura, para finalmente abordar al menos otro camión o metrobús para llegar a su trabajo? transportes que además en esos horarios van desbordados, sin que siquiera les quepa un alfiler, siendo insuficiente y por demás deficiente.

Este incremento en la tarifa es consecuencia del gasolinazo, con el que además guarda total relación por ser ambos consecuencia de la corrupción, porque hay una clara estrategia en la Ciudad de México de privatizar el transporte, por eso tiene premeditadamente en el abandono las unidades del transporte público y en precarias condiciones a sus trabajadores.

Debemos recordar el aumento de $2.00 al metro, supuestamente para mejorar su servicio, resultó otra mentira, saben que es un negociazo el transporte por eso no le invierten ni un peso, para entregarlo a concesionarios. Una especie de barones del transporte que ofrendan recursos al gobierno de la Ciudad para imponer la lógica de la ganancia como principio y fin del transporte.

Bajo este principio de máxima ganancia se explica porque la gente debe trasladarse hacinada, expuesta al riesgo de conductores que deben ganar el pasaje y la mujer sujeta al abuso sexual. Esta es la consecuencia de la ausencia de una política de movilidad y la certeza de que el Jefe de Gobierno olvida que sus negocios se hacen sobre nuestro derecho a la movilidad.

La corrupción en la Ciudad se aprecia en las contingencias, los congestionamientos; en los microbuses, camiones y vagones del metro llenos de gente que va cuerpo a cuerpo, totalmente apretada. Gracias a eso somos la Ciudad número uno en compra de autos nuevos en México, porque nadie desea quedar a expensas de ese transporte deficiente, inseguro y chatarrizado, por cierto, una de las principales promesas de campaña de Miguel Ángel Mancera fue el retiro de esos microbuses.

El gobierno de la Ciudad de México pudo haber evitado este incremento, son 40 mil millones de pesos no previstos en el presupuesto que tiene guardados, de los cuales no da cuenta, sin contar con el dinero de sus inconstitucionales fotomultas o del fondo por el que institucionalizó los moches de Uber. Había tela de donde cortar antes de pasar la factura a los que menos tienen, de hecho morena le propuso un plan de austeridad que evitaba subir las tarifas.

Ese plan implicaba un recorte de hasta un 50% a la Asamblea Legislativa, entre otras medidas, simplemente no hubo voluntad del Jefe de Gobierno, ni siquiera quiso bajar un solo céntimo a su sueldo, de hecho se ha dedicado a viajar por el mundo con el pretexto de supuestos programas como médico en tu casa, promoción económica y defensa al migrante, siendo evidentes campañas de promoción personal que en nada benefician a los capitalinos.

Debemos mantener la exigencia de austeridad, obligar a que este gobierno tome al menos tres medidas de emergencia: invertir en el metro y en la red de transporte público; que el metro regrese a los 3 pesos y no suba hasta que se cumpla el compromiso de mejorar su servicio y ordenar la gratuidad a los estudiantes en beneficio de la economía familiar.

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