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Otra soledad digital es posible

Gonzalo Osés
Gonzalo Oséshttp://www.gonzalooses.es
Soy abre puertas, se me da bien conectar necesidades con soluciones. Me rijo por tres frases: la de mi madre “la vergüenza pasa y el provecho queda en casa”; la de mi padre, “la persona más feliz es la que menos necesidades tiene”; y la mía, “para crear valor hay que tener valor”. En plan profesional, soy FEO (Facilito Estrategias Operativas), cofundador de Xaudable, conecto innovación con el mercado, mentor y docente en @eoi y @SEK_lab. Emprendedor con mi startup de comida rápida saludable. Autor libro “abre puertas, cómo vender a empresas”. Miembro de @Covidwarriors. En otras décadas organicé en IFEMA la feria Casa Pasarela y fui gerente de un concesionario oficial en Madrid de motos Honda. Licenciado en Dirección y Administración de empresas por CEU San Pablo, diplomado en diseño industrial por IED (Instituto Europeo Di Design), master de comunicación aplicada en Instituto HUNE.
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análisis

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Espero que estés en desacuerdo con lo que vas a leer. 

Agradezco la valentía del entorno de Verónica Forqué por no ocultar su última decisión en esta vida, para dejar ella de sufrir, y no se hayan acogido al pacto de silencio de los medios de comunicación en estos casos.

Tras las confesiones en esta columna de Manuel García y Antonio Domingo  sobre cómo han aprendido a superar sus estados depresivos, me nace contar cómo voy conviviendo con mi soledad digital. 

A lo largo de mi vida, he tomado decisiones que me han llevado a aprender a ser feliz en soledad, tras probar convivir en pareja, e incluso en pareja con hijos suyos. Por h o por b, hasta 2019 vivía en un equilibrio conmigo mismo. Disfrutaba de mi día a día en mi casa en soledad y era feliz trabajando en red al incorporarme en diferentes equipos realizando diversos roles. En lo personal, había acostumbrado a mis entornos a llamar para crear planes juntos. Así tenía mi equilibrio entre mi introspección en soledad y mi placer de encontrarme para celebrar la vida y salir de cañas con diferentes grupos de conocidos.

El 12 de marzo del 2020 me contagie de Covid 19, así que compartí piso en soledad con el coronavirus. Tuve todos los síntomas, incluidos tres desmayos seguidos, excepto la falta de aire.

Lo bueno del confinamiento es que me regaló conectarme mucho más con mis padres, al vivir ellos en otra ciudad. Pase de ir a verles una vez al mes, a descubrir que el Wahtsapp tenía videollamada, e iniciamos una diaria. Sí, tengo primos en Madrid, pero vivimos encapsulados en nuestras rutinas. De las cuales, mi primo Pablo salió para llevarme la compra al rellano de casa durante mi cuarentena. Gracias.

En verano, fui una semana a ver a mis padres, pero me alojé en un hotel y no entré en su casa, por miedo a contagiarles la Covid 19. La navidad pasada no fui a ver a mis padres, debido a que no estaban vacunados, así que, el 25 comí con unos excelentes amigos que son la familia que eliges,  la nochevieja la pasé en completa soledad, por pura responsabilidad. El pasado verano, ya vacunado, pasé unas semanas con ellos.

En mayo de 2020 junto con mi socio Jaime decidimos emprender materializando Xaudable.

Hasta junio  de este año, cuando empezaron a estar vacunados la mayoría de la población más vulnerable, vivimos un auténtico desierto, al casi no poder realizar catas de nuestra comida. 

Durante esos meses la sensación de vacío fue tal, que a veces le decía a Jaime que en vez de una videollamada, los lunes nos reunieramos físicamente. Sí, en Madrid, estaban todos los bares abiertos, pero mi economía de emprendedor no daba para irse de cañas y comidas varias con amigos, uno o dos días te invitan, pero no se trata de ser un acoplado, y de paseos a la montaña o al Retiro van un par de veces como mucho. La de kilometros que me hice redescubriendo Madrid. 

Así que, de lunes a sábado mi vida es muy entretenida emprendiendo de reto en reto, de no en no, de silencios en whatsapps, mails y mensajes directos de Twitter. Pero llegaba el sábado por la noche cuando me obligaba a parar, y echaba de menos irme de cañas con amigos, y ya no era momento de llamar, porque ya estaban todos con planes diversos. Por lo que, al principio escribía esta columna para evadirme al escribirla, y luego me enganchaba al móvil viendo series en Netflix, viajando por un tranquilo México con los youtubes Creciendo en el Camino, Verde por Dentro, y Charly Sinewan, y luego flipaba que en Instagram puedes encontrar a miles de personas de cualquier tipo de hobby, con lo que mi curiosidad se iba de viaje por los lugares más recónditos de esta red de captación de patrones de comportamiento para ofrecernos publicidad. 

He llegado a estar demasiadas horas enganchado a Instagram, restando sueño de mi descanso. Como si estuviera haciendo las prácticas para acostumbrarme a las betas de metaverso que lanzarán Apple, Nvidia y Facebook en 2023. Llegando a chatear con avatares de todo el mundo, ya fueran humanos o bots, y si bien desconectas de una realidad, cuando llega el lunes, tienes la sensación de que se te escurre la energía vital entre las manos. De adolescente era teledrogadicto, me veía todas las series en vez de hacer los deberes, de mayor soy móvil adicto, lo uso para el negocio y para el ocio. 

Si estás pensando que me haga un Tinder o Badoo o apps de esas para encontrar pareja, olvídalo, sus algoritmos están diseñados para que no haya matches duraderos, ya que viven de la suscripción en vez del resultado. Solo conozco el caso de una pareja, cuya relación macerada a distancia por el confinamiento ha dado buen resultado. 

En octubre, en Xaudable llegamos a la decisión que teníamos que dejar la cocina fantasma y estar a pie de calle sirviendo nuestra comida, porque cuando la servimos nosotros, los comensales lo comprenden, en cambio, cuando se lo hemos enviado e inversores, empresas de catering u hosteleros para que lo probaran sus mentes hackearon el procedimiento y el resultado. 

Así que, dando otra vuelta de tuerca, volvemos a empezar de cero, y desde hace una semana, hemos cogido un puesto en el mercado municipal de Pacifico, para validar de una vez si tenemos más clientes que los jóvenes que se concentran alrededor de los mercadillos de ropa vintage que organiza el LEINNer de Teamlabs Daniel Murillo con sus Old School, y este finde The Football Market de ropa vintage futbolera, del que acabo de venir. 

Por mi parte, la semana que llevo adecuando el local con mi socio, a la par que aportar en la asociación de comerciantes del mercado, me ha entrado un subidón energético vital, y alegría por vivir que creía perdida y buscaba en lo digital. Me vuelvo a sentir ¡vivo! Al ser parte de una red social real, offline, donde aporto conservando mi autonomía, algo que en online mentorizado a distancia no he conseguido sentirme vitalmente completo, a pesar de compartir muchas semanas con emprendedores a los que guiar. Siendo las mentorías un trabajo que me llena, pero al ser online la energía es diferente, no es tan plena.

Entiendo que es lícito que el fondo de inversión Black Rock, segundo mayor accionista de Pfizer, y del grupo de comunicación Prisa y de 19 empresas del IBEX 35 haya lanzado una campaña viral para que el Estado Español suplique seguir comprándonos vacunas ya sea la tercera o el año que viene la séptima, o la recientemente anunciada milagros pastilla de Pfizer pero me choca el histerismo que han adoptado tantos empresarios al cancelar reuniones de empresas por miedo a contagios de Omicron, la cual tiene más incidencia en los bronquios, pero menor en los pulmones, de ahí que se contagie más, pero fallezcan menos personas. Aunque, de los pocos españoles que han fallecido la semana pasada, uno de ellos es un familiar mio con más de 70 años, y sí, ya tenía dos dosis, pero también unas patologías de su edad. Por lo que creo, que con un 80% de vacunados, lo normal es que todo el mundo se contagie para alcanzar la inmunidad de grupo y lo pase como me tocó a mí, pero sin llegar a urgencias. Porque las vacunas se diseñaron para salvar a una gran mayoría de vidas y no para evitar contagios. 

A los padres que tienen miedo a poner la vacuna a sus hijos, me pregunto por qué se la han puesto a ellos mismos o sí cuando sus hijos eran bebés, no les pusieron las vacunas para evitar diferentes enfermedades como la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la tosferina, el sarampión, la rubéola, y la parotiditis.

Para mí, el debate en la madrugada del 20 de diciembre de 2021 está entorno a la salud mental individual y a la colectiva. Porque dudo de que Black Rock o los medios de comunicación de los que son accionistas, quieran publicar las listas diarias de personas que se están suicidando por la soledad en la pandemia, porque lo digital tan solo es un medio, no un fin. 

Así mismo, me preocupa que sigue siendo tan rentable y efectivo manipular con neumarketing a una sociedad, como demuestran directivos de empresas volviendo a mandar a los empleados vacunados a casa, y a un presidente del gobierno español que quiere diluir una decisión que será un marrón electoral, entre los 17 reyes de Taifas que nos gobiernan. Porque creo que ninguno de ellos puede plantarle cara a Black Rock, como acaba de demostrar Holanda. Al final, da la sensación que Black Rock nos maneja entre bambalinas. Poniéndolo a huevo a los antivacunas. ¡Manda huevos!

Margrethe Vestager ¿Qué es más importante evitar contagios por coronavirus en personas vacunadas o suicidios de personas aisladas en esa soledad digital a la que estás destinando miles de millones de euros del fondo Next Generation europeo?

Con un 80% de españoles vacunados, estaría bien que el gobierno exigiera que todo medio de comunicación abriera en portada con las personas fallecidas por Covid, cáncer, Alzheimer y por suicidio cada día. A lo mejor, por coronavirus sería la que menos. Si fuera así, ¿a cuál de tus cerebros le harías caso al reptiliano (emociones) o al neocórtex (datos)?

En definitiva, encantado de vacunarme 10 veces más, pero que no nos sometan a un aislamiento energético vital en el que dejamos de sentirnos seres vivos, la descentralizada web 3.0 no va a resolver esta necesidad vital, aunque quizás, si pueda el metaverso online, o por lo menos ayudarnos a comprender el metaverso offline, que es la dualidad entre la vida y la muerte. 

La vida no va de tener razón frente a otro, si no, aceptar que cada ser concibe la realidad como la percibe o le han enseñado, multiplicando las variables diferentes de forma exponencial, para resolver la incógnita de la ecuación de la felicidad de la mayor parte de la sociedad y del planeta que nos da cobijo. 

GO!

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